El jurado popular ha declarado culpables a Sara M. y Jacinto S. de la muerte de su hija recién nacida una vivienda de la localidad grancanaria de Vecindario, como consecuencia de la falta de atención y de no haberle prestado los auxilios mínimos necesarios tras el parto.
Una conclusión a la que ha llegado por unanimidad, tras examinar las pruebas que los médicos forenses expusieron durante el juicio que la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas ha celebrado esta semana.
En el veredicto leído este miércoles por la tarde, el jurado no considera acreditado que los padres de la menor tuvieran intención de matarla, pero sí que son responsables del fallecimiento de la menor por no prestarle ningún tipo de cuidado en las 26 horas siguientes a su nacimiento.
Descarta de este modo que lo sucedido se debiera a una imprudencia, como sostenía la defensa de la madre y cree probado por unanimidad que ambos progenitores eran conscientes de que el bebé podía morir y “aunque este no fuera el resultado deseado, persistieron en su comportamiento asumiendo el fallecimiento de la menor”.
Tan sólo dos de los 28 puntos del objeto del veredicto – los referentes a si hubo intención o no de dar muerte a la recién nacida – fueron valorados como “no acreditados” por el jurado. El resto, sin embargo, fueron considerados como probados por unanimidad, en base a las contradicciones de las declaraciones de los encausados, un vídeo que mostraba las condiciones de la casa donde Sara M. dio a luz, las aportaciones de los testigos y las conclusiones de los médicos forenses.
Los miembros del jurado consideran probado que Sara M. dio a luz a una niña que nació viva a las 10:00 horas de la mañana del 1 de mayo de 2015 en su casa de Santa Lucía de Tirajana con la única asistencia de Jacinto S., quien sabía en ese momento que era el padre de la criatura.
Ambos habían decidido tener al bebé en casa sin asistencia médica, a pesar de no contar con la cualificación mínima y de saber que se trataba de un embarazo de alto riesgo. La única preparación, concluyen, consistió en colocar unas colchonetas en el suelo para recoger a la recién nacida.
Una vez culminado el alumbramiento, consideran probado que los padres decidieron no cortarle el cordón umbilical y que no procedieron a la aspiración de secreciones ni a la reanimación neonatal. Tampoco la alimentaron a lo largo del día, ni la abrigaron.
Ambos, continúa el veredicto, iban observando cómo la respiración de la recién nacida era cada vez más tenue a medida que pasaban las horas, “que apenas se movía, ni lloraba, y que su vida corría peligro, pero continuaron sin prestarle los auxilios mínimos necesarios, conscientes de que si continuaban con su actitud pasiva se produciría la muerte de la niña”.
Al respecto, creen probado que a las 23:00 horas “la niña ya no realizaba ni el más mínimo movimiento” y aun así, los dos mantuvieron una “actitud pasiva”. No buscaron asistencia médica, sino que dejaron pasar el tiempo “sin hacer nada por salvar la vida de su hija, hasta que el fallecimiento se produjo”.
“No fue hasta las 12:05 horas del día 2 de mayo de 2015, cuando Sara estaba totalmente segura del fallecimiento del bebé, cuando acudió al Centro de Salud de Vecindario, donde sólo pudo ya certificarse la muerte”, puntualizan.
La Fiscalía sigue manteniendo su petición de condena de 18 años de cárcel para cada uno por asesinato con el agravante de parentesco, mientras que las defensas de los padres han solicitado que se aplique la pena mínima. El jurado creyó oportuno que la madre del bebé fallecido continúe en la cárcel y estimó el ingreso en prisión del padre, que hasta el momento se encontraba en libertad. Petición que la juez estimó en una vista posterior a la conclusión del juicio.
Sara M. aprovechó su turno de palabra para decir que sentía lo sucedido y que sólo quería hacer lo mejor para su hija. Admitió cierto grado culpabilidad, pero rechazó el asesinato y aseveró que “nunca jamás quise perjudicar a mi hija ni matarla, no era eso lo que yo quería. Lo único que quería era protegerla, me equivoqué”.
Durante su intervención, Jacinto S. volvió a atacar a la Fiscalía y dijo sentirse “injuriado”. “Soy inocente, lo que he declarado es la verdad”, sostuvo. El juicio ha quedado visto para sentencia.