El soldado acusado de matar a golpes a un hombre en el parque de Doramas de Las Palmas de Gran Canaria en noviembre de 2015 ha afirmado hoy ante un Jurado que actuó en legítima defensa, porque la víctima, a la que no conocía, le tiró una piedra en la cabeza por no querer sexo.
“No soy un monstruo, pasó lo que pasó porque me defendí”, ha asegurado el procesado, quien en la primera sesión del juicio que se sigue contra él en la Audiencia de Las Palmas por acabar con la vida de Raúl Fernando C.A., ha dicho que éste le ofreció 20 euros a cambio de una felación cuando iba de regreso a su casa después de haber estado desde el día anterior de fiesta, bebiendo y consumiendo cocaína.
El soldado Ruymán S.C. se enfrenta a una condena de 8 años de prisión por el delito de homicidio, según la petición del fiscal, al concurrir las circunstancias atenuantes de confesión y de ingesta de alcohol, pena que la acusación particular que ejerce la familia del fallecido, su mujer y dos hijos, elevan a 10 años, ya que sostienen que tenía sus facultades mentales sin alterar.
Así mismo, el acusado, que pide la absolución por la eximente de defensa propia, se enfrenta por parte de las acusaciones a una multa por supuestamente haber robado el vehículo de la víctima con el que huyó del parque tras quitarle la llave y 10 euros, al cesar la pelea, y a otro delito contra la seguridad vial, por el que se pide la suspensión del carné de conducir durante dos años y otra multa.
El procesado ha negado también estos delitos, pues ha explicado que su intención fue coger el coche de la víctima para intentar llegar al Hospital General Doctor Negrín para que le atendieran la herida que tenía en la cabeza, cuya gravedad desconocía.
También ha sostenido que temió por su vida y que por eso reaccionó como lo hizo y ha dicho al tribunal que intentó zafarse de la víctima, a la que ha asegurado que cuando se fue del parque “vio en el suelo respirando”.
Aunque este lunes ha dicho que no recuerda si “le pisó el cuello ni si le dio patadas”, porque todo lo que pasó esa mañana, a las 08.00 horas del 28 de noviembre, se le presenta ahora “como un sueño”, los policías que le tomaron declaración han afirmado que él mismo lo admitió cuando confesó horas después de ocurrir los hechos.
Quince lesiones
Según las dos médicos forenses que efectuaron la autopsia, el cadáver presentaba quince lesiones, centradas en la cara y el cuello, si bien esta última resultó letal y posiblemente fue causada por una patada.
El abogado del soldado, Francisco Espino, ha explicado al tribunal, al inicio del juicio, que su cliente ha mantenido siempre la misma versión de los hechos y que su error fue elegir como ruta de regreso a su casa la zona alta del parque Doramas, una zona de “cancaneo”, donde fue seguido por la víctima hasta una parte solitaria para ofrecerle sexo.
Sin embargo, el fiscal Pedro Gimeno ha mostrado su convencimiento de que el acusado quiso acabar con la vida del Raúl Fernando C.A., por las numerosas lesiones que presentaba el cadáver y por la herida que le causó en el cuello, al tiempo que no concibe “el miedo insuperable” alegado por el acusado dada su condición de soldado y el lugar y la hora del suceso.
Además, ha rechazado que tuviera sus facultades anuladas porque fue capaz de conducir y de narrar a los agentes policiales lo ocurrido con detalles y ha hecho hincapié en que pierde la memoria a partir del ataque al cuello del fallecido, quien se dirigía a trabajar esa mañana después de haber dejado a su pareja en su trabajo.
El abogado de la acusación particular ha recalcado al tribunal la desproporción “brutal” de las agresiones sufridas por el acusado y la víctima, pues el primero solo presentó una herida de 5 centímetros en la cabeza, y ha sostenido que el procesado trata de “manchar” la reputación del fallecido con su versión.
El juicio, que se celebra en la Ciudad de la Justicia de Las Palmas de Gran Canaria, continúa mañana con la declaración de nuevos testigos.