Cuando estalló la pandemia, Canarias tenía un objetivo: atraer a turistas de estancias más largas y con mayor renta para salvar al sector hotelero. Dos años después, el principal motor económico del Archipiélago se recupera, pero ni los viajeros pasan más tiempo que antes en las Islas ni gastan como estaba previsto. La inflación y la inestabilidad de la economía europea hacen pensar que las campañas de promoción del Gobierno regional para modificar el perfil de los visitantes no han surtido efecto (aún).
Durante el verano de 2020, la consejera de Turismo, Industria y Comercio del Ejecutivo canario, Yaiza Castilla, encargó a la empresa púbica Promotur la creación de una estrategia promocional para captar dos segmentos potenciales de turistas, aquellos relacionados con el teletrabajo y el denominado turismo silver, un grupo senior, a medio camino entre el retiro y el trabajo, capaz de pasar largas temporadas en el Archipiélago.
“Sabemos que no es la fórmula perfecta, pero es a día de hoy la que más garantías nos da para minimizar riesgos tanto para nosotros, población y trabajadores del sector, como para nuestros visitantes”, dijo Castilla en el Parlamento autonómico.
Las intenciones del Gobierno canario no acabaron ahí. A finales del curso pasado, lanzó la campaña Date un respiro para atraer a medio plazo al turismo silver plus. Entre las previsiones estaba hacerse con 200.000 visitantes mayores de 55 años al año, aumentar sus pernoctaciones y lograr que gasten 770 millones de euros anuales en Canarias. Y en los últimos meses, el Ejecutivo regional ha vuelto a resaltar su interés por los mismos tras desplazarse a la feria Senior Märssan, en Suecia, y estrenar el corto Las Islas que alargan vida. En total, el Archipiélago ha destinado más de 250 millones de euros en promoción turística desde 2020, según detallan las cuentas de las Islas.
Pero los turistas que visitan hoy las playas de Canarias se parecen mucho a los que lo hacían antes de la crisis del coronavirus, empezando por la nacionalidad. El 34,4% de los viajeros internacionales que han llegado al Archipiélago durante la primera mitad de este año son británicos, un porcentaje calcado al contabilizado durante el mismo tiempo en 2019 (33,4%). Lo mismo ocurre con los alemanes (14,94% en 2022), franceses (5,34%), holandeses (4,62%) e irlandeses (4,03%).
Los noruegos, que son los visitantes más rentables para las Islas, están desplazándose menos a la comunidad que antes. En los primeros seis meses de 2019, llegaron 277.844 residentes de ese país y este año ese número ha bajado a 180.267. Y esto es una mala noticia para las pretensiones del Gobierno canario. De media, un turista que viaja al Archipiélago se gasta 1.204,51 euros, una cifra relativamente superior a la registrada en 2019 (1.074 euros). Pero es que un noruego invierte 1.461 euros por trayecto, según la Encuesta de Gasto Turístico del Instituto Canario de Estadística (ISTAC). Ningún otro país se acerca a ese valor.
Aunque hay un matiz. Noruega había perdido conectividad con las Islas. Para la campaña de invierno de 2021, se ofertaron 84.924 plazas aéreas hacia Canarias desde el país escandinavo, un 23,7% menos que en el mismo periodo de 2019. Y la guerra en Ucrania también está mermando el interés en viajar de la población, dijo Castilla. Para la próxima temporada alta en las Islas, la aerolínea Norwegian activó tres nuevas rutas, una de ellas completamente nueva, por lo que se espera un ligero incremento en el número de pasajeros. “[Tenerife y Gran Canaria son destinos que ocupan] un lugar destacado en la lista de lugares que los noruegos quieren visitar en la estación invernal”, afirmó el vicepresidente ejecutivo de Redes, Precios y Planificación de la compañía, Magnus Thome Maursund.
Con más turistas nórdicos, Canarias tiene parte del recorrido hecho. Pero no le basta. El resto de naciones, que ocupan los porcentajes más gruesos de su plantilla de visitantes, continúan emitiendo un perfil de viajero muy similar al de antaño. Solo basta con fijarse en las motivaciones y prioridades que impulsan sus vuelos. El clima importa mucho o bastante en un 95% de ellos, seguido de la seguridad (85%), la tranquilidad (85%), el mar (78%), la oferta alojativa (76%) y las playas (70%). Los registros son idénticos a los de 2019. Ni siquiera ha cobrado especial incidencia el entorno ambiental, situado por debajo de otros alicientes como el precio de los billetes o la pertenencia a Europa.
La casi nula variación del visitante promedio que aterriza en el Archipiélago también se nota al estudiar su tiempo de estancia: cerca de nueve noches por viaje, igual que hace tres años. Matías González, experto en Turismo Sostenible en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), cree que se podrían aplicar incentivos económicos y proyectos vinculados con la sostenibilidad para alargar dicha estadía, pero resalta que estas iniciativas deben ser “creíbles”, si no, podrían resultar en el sentido contrario. “Si estás pidiéndole a los turistas que pasen más tiempo aquí, lo que no puede ser, por ejemplo, es que la gestión de los residuos en Canarias sea la que tenemos ahora”, apunta el también doctor en Ciencias Económicas y Empresariales.
Por otro lado, incrementar la variable de pernoctaciones ya es bastante complicado por el contexto que rodea al Archipiélago, la región europea donde más noches se hospedan de media los turistas comunitarios, según datos de Eurostat. Un estudio publicado el año pasado en la revista Sustainability sugiere que, para el turismo que viene, lo más generoso con el planeta no puede ser seducir al mayor número de viajeros internacionales posibles, sino hacer que los que llegan, lo hagan por más tiempo. Eso, por lo menos en Canarias, parece “difícil”, señala el mismo trabajo.