Viajar más allá de las aguas de del Lago Naser es una aventura que está fuera del alcance de todos los públicos. La inmensa mayoría de los viajeros y viajeras que se internan por el fastuoso Nilo ven el tramo que va desde Asuán hasta el Templo de Abu Simbel como un viaje a lo más remoto del más famosos y fantástico de los ríos que riegan tierra alguna (por lo menos para nosotros). El Nilo es Egipto. Y la civilización egipcia es el Nilo más allá de algunos enclaves lejanos como el Oasis de Siwa. Y es que el Nilo no se acaba en las aguas estancadas del Nasser. Egipto sigue aguas arriba más allá de Egipto. En el lejano sur hay pirámides; hay tumbas con pinturas murales alucinantes; hay viejos templos… Lo que no hay son turistas. Y por eso es un lugar tan especial. La vieja Nubia ocupa una porción del valle del Nilo que va desde la primera catarata (en la propia Asuán) y la sexta, ya muy cerca de la unión de los dos nilos (el blanco y el azul). Estamos hablando de una porción de terreno que cubre casi 1.700 kilómetros de río, una distancia bastante similar a la que media entre Asuán y el Delta del Nilo a las puertas del Mediterráneo. Y ahí tienes un verdadero microcosmos dónde se pueden rastrear las huellas de la civilización egipcia, rastros de viejos reinos, historias que hablan de la expansión del Cristianismo hacia la mítica Abisinia… Es un lugar increíble dónde aún se puede vivir el viaje como una aventura, algo que la masificación ha desterrado ya del actual Egipto.
¿Es seguro viajar por Sudán? Lo primero que hay que tener en cuenta es que tras la independencia de Sudán del Sur en 2011, el mayor foco de conflictividad se trasladó hacia el nuevo país. El petróleo sigue siendo una verdadera maldición para este nuevo país que está envuelto en conflictos tribales, luchas entre señores de la guerra y todo ese tipo de cosas que vienen aparejadas al oro negro en esta parte del mundo. En Sudán (la parte del norte), las regiones conflictivas y peligrosas se encuentran junto a las fronteras con Sudán del Sur (donde se encuentra el Parque Nacional Dinder), El Chad, Etiopía y una pequeña porción de la frontera norte con Eritrea (queda libre de la zona peligrosa la preciosa región de Kassala y los Montes Taka, uno de los lugares más intensos de toda África). Se podría decir que el área que circunda a Jartum, la capital, y todo el tramo del Nilo que va desde aquí hasta la frontera con Egipto es un área segura y que la inseguridad de las otras zonas tiene más que ver con los conflictos de sus vecinos y el trasiego de refugiados que con los problemas propios (y aún así no se reportan actividades violentas dirigidas contra viajeros). En octubre de 2021 hubo un golpe de estado que convulsionó el país, pero aún así, sigue siendo un lugar seguro para viajar. Pero es más, aquí te vas a encontrar con una de las poblaciones más hospitalarias, amables y honestas del continente: nada que ver con la horda de acosadores que te encuentras en otros países (como sucede lamentablemente en Egipto). Así que sí. Viajar por Sudán es seguro.
Hace falta un visado y carta de invitación.- Necesario para nacionales españoles. La única manera de obtenerlo es a través de la embajada de Sudán en Madrid (Av. de Miraflores, 63; Tel: (+34) 91 417 49 03) y puede tardar hasta o seis semanas en despacharse (cuesta unos 60 euros). Sí o sí debe contar con carta de invitación previa, por lo que deberás tener resuelto el tema de las primeras noches de hotel antes de salir. Y una vez en el país, tienes tres días para registrarte en la Comisaría del Aeropuerto de Jartum o en dos oficinas habilitadas para ello en plena capital (Dirección General de Pasaportes o Servicio de Extranjería). La mayoría de los hoteles hacen el trámite previo pago. Si se te olvida hacerlo te pueden denegar la salida del país. Otra cosa importante es planificar con anticipación el viaje y señalarlo a la embajada de Sudán en Madrid. Nosotros, por ejemplo, no tuvimos que pedir permiso especial para viajar por el Valle del Nilo pero sí para ir a Kassala. Así que hay que ir a la embajada con un itinerario ya armado para pedir los permisos correspondientes. Lo chungo es que estos permisos no se pueden pedir en la embajada. Hay que solicitarlos en la el Ministerio del Interior (Avenida del Nilo (Shara al-Nil) y calle de Khalifa; Tel: (+249) 183 99 26 25 y (+249) 183 77 99 00).
¿Se puede pasar desde Egipto a Sudán por tierra? Sí. Y en barco también. Hay un bus que sale desde Asuán y conecta hasta Jartum pasando por la mayoría de las paradas obligadas en el Valle del Nilo. El bus sale de Asuán y llega hasta Abu Simbel y ahí se toma un transbordador que lleva al vehículo hasta un embarcadero de la orilla opuesta y desde ahí hasta Wadi Halfa (unos 15 euros y unos 25 hasta Jartum) o hasta la mismísima Jartum. Hay un truquillo para visitar Abu Simbel. Sacar el pasaje para el día que quieras cruzar y tomar el bus en el propio embarcadero. También tienes la opción de hacer una travesía en ferry local por todo el Lago Nasser entre el embarcadero de (a 17 kilómetros de Asuán) y Wadi Halfa. Eso sí, el viaje dura entre 20 y 30 horas. No es barato (en segunda clase unos 20 euros) y el barco lleva más mierda que el palo de un gallinero.
Dinero.- El límite de importación de divisas sin declarar es de 10.000 euros. Y ojo. Es muy importante ir con efectivo porque las tarjetas de crédito extranjeras no funcionan en ningún lado y no es posible sacar dinero de los cajeros con ellas. A la hora de cambiar ni se te ocurra hacerlo en el aeropuerto en los bancos. A tu llegada hazte con algo de efectivo en la casa de cambio oficial y después pregunta en el hotel por algún lugar de confianza para cambiar. Uno de los sitios tradicionales para cambiar divisas es el mercado de de Afra. Un presupuesto medio (sin lujos pero sin miserias –hoteles e rango medio y casas de familia-) ronda los 35 euros diarios sin contar el pasaje de avión y los gastos de visado). El hotel en Jartum puede costarte en torno a los 40-50 euros la noche (de estándar medio-alto) ya que tienes que reservarlos con anterioridad para la carta de invitación. Una casa de familia en los pueblos y ciudades más pequeñas puede rondar los 10 euros la noche.
¿Puedes viajar por Sudán por tu cuenta? Sí. Lo más cómodo es ir con alguna agencia que organice los traslados, los alojamientos y las excursiones. Pero la verdad es que hay posibilidades de moverse por las principales rutas del país en transporte público. Las líneas de autobuses equiparables a las de cualquier país se centran en la línea Jartum- Kassala-Port Sudan y el recorrido que parte desde la capital y sigue el cauce del Nilo hasta Dongola. La estación de buses más importante de la capital es la caótica El Samrab & El Doroshab South Bus Station (Al-Khatmiyya). Desde aquí salen la mayoría de las rutas por carretera del país. Aquí puedes tomar los autobuses ‘turísticos’ y también las combis locales que recorren todos los puntos del país uniendo ciudades y pueblos en tournés interminables. La ventaja es que son ridículamente baratas. Otra opción barata es el tren aunque la velocidad de la única línea operativa (Jartum-Atbara-Port Sudan) apenas llega a los 40 kilómetros por hora. Según parece se va a construir un ramal moderno entre Asuán, en Egipto, y Jartum.
Normas de comportamiento.- Los sudaneses son muy amables y hospitalarios, pero también muy conservadores y rígidos en cuanto al comportamiento. Aquí rige la Sharía, o Ley islámica. EL alcohol está prohibido y no se permite su consumo ni en los hoteles internacionales. Hay alcohol ilegal, pero aparte de poder darte un disgusto legal puede ocasionarte serios problemas de salud. La homosexualidad ya no se castiga con la muerte, pero sí con reclusión con penas que van desde los cinco años a la cadena perpetua (incluso el sexo anal entre hombres y mujeres está castigado con la cárcel). Las parejas heterosexuales también tienen que evitar las muestras de cariño en público y aunque no sea cierto conviene decir que están casados para evitar problemas. Pantalones cortos y faldas por encima de las rodillas pueden ocasionar problemas. También se recomienda usar un pañuelo para cubrir los hombros pero no hace falta cubrirse la cabeza por lo que pudimos ver.
Y lo más importante, qué ver en el país.- A parte de visita un par de días la capital, las dos rutas principales son la que lleva hasta la costa del mar rojo pasando por la imperdible Kassala (nosotros no llegamos hasta el mar aunque dicen que hay algunos lugares increíbles para hacer submarinismo). Y la que baja siguiendo la corriente del Nilo hasta el mítico Templo de Soleb, uno de los muchos tesoros que la civilización egipcia dejó en esta parte del río. Los lugares que hay que ver sí o sí son las Pirámides y necrópolis de Meroe (Kabushiya); los increíbles restos arqueológicos de Karima (que incluye yacimientos faraónicos y viejos monasterios de los primeros siglos de la Cristiandad), el entorno de Dongola (donde puedes ver los restos de la vieja capital del reino cristiano de Makuria e interesantes edificios de época islámica); llegar al Templo de Soleb y, de paso, visitar algunas de las Aldeas Nubias que hay entre este lugar y el Lago Nasser (muy cerca de Soleb están Wawa y Abri). Más allá de la espectacularidad de las pirámides y tumbas, lo que más nos gustó de esta experiencia fue poder ver estas aldeas. Ya iremos hablando del país en profundidad en próximos posts.
Fotos bajo Licencia CC: Hans Birger Nilsen; Nina R; Valerian Guillot; anmede; Håkon Kvåle Bakke