El puerto definió a Buenos Aires durante siglos. El puerto es el origen y el fin mismo de la capital argentina. No por casualidad a los habitantes de esta megápolis que se extiende mucho más allá de sus límites geográficos (la famosa Avenida General Paz, una de las primeras circunvalaciones modernas del mundo) se les conoce como Porteños. La zona portuaria de la capital argentina no se escapa a las dinámicas que se han extendido a lo largo y ancho del mundo. Una tarde, mientras tomábamos un vino blanco buenísimo en un bar de la Calle Reconquista (el Martineta donde se bebe muy bien y se charla aún mejor), un viejo escritor cuyo nombre no tenemos permiso a mencionar –porque ya nos dejó, lamentablemente- nos dijo que cuando de los puertos salen las prostitutas, entran los pijos y ya no vuelven ni los músicos ni los poetas. Hoy Puerto madero es un ‘down town’ de esos a la anglosajona con mucho hormigón, mucho acero, mucho cristal y mucho diseño. Pero aún es uno de los ‘barrios’ de Buenos Aires que hay que ver porque tiene su aquel, como diría el otro.
La Avenida Leandro N. Alem y el Paseo de Colón sirve de nudo de conexión entre Microcentro (la zona comprendida por la propia Colón y la Nueve de Julio) y la antigua zona portuaria. La mejor manera de llegar hasta acá es usando como cuesta de bajada la Avenida Corrientes. También hay un buen acceso desde la zona de Plaza de Mayo, pero si optas por la primera de las opciones puedes aprovechar para ver el Centro Cultural Kirchner –CCK- (Sarmiento, 151). El antiguo edificio del Correo Central de Buenos Aires es uno de los edificios más bonitos de la capital. Hoy es un centro cultural con verdaderos hitos arquitectónicos como La Ballena (el auditorio instalado en su interior) y el Mirador; pero sólo por ver el vestíbulo –que nos recuerda aquellos años de gloria de la Argentina- merece la pena darse una vuelta. A dos cuadras de aquí tienes la Plaza Roma (Leandro N. Alem al 500) una de las más lindas de esta parte de la ciudad. Aquí podrás ver, bajo las ramas de árboles centenarios, los rascacielos del entorno de Catalinas. Otro icono porteño muy cercano al CCK es el Luna Park (Av. Eduardo Madero, 470), un espacio multiusos de principios de los años 30 que ha sido uno de los escenarios clásicos de eventos deportivos, musicales y políticos desde hace ocho décadas.
Accede a Puerto Madero a través de la calle Macacha Güemes: no sólo es la forma más cómoda de saltar sobre el Paseo del Bajo, sino que también podrás ver desde atrás todo el entorno de la Casa Rosada. Con Puerto Madero pasó lo mismo que con otros grandes puertos de todo el mundo. Tras años de degradación y abandono llegó el capital a mansalva y la especulación salvaje para crear uno de esos barrios de arquitectura de vanguardia que, al final crea entornos casi idénticos en todas las ciudades. Eso sí, para llegar al puerto pasarás junto a los viejos almacenes de ladrillo rojo que se convirtieron en edificios de apartamentos de lujo. El Puerto nació gafado. Se hizo a la inglesa y en poco tiempo no servía para nada. Hoy es un espacio bonito dónde conviven los restaurantes, los hoteles de lujo, las boutiques exclusivas y los ‘departamentos de la gente bien’. Y también hitos como el Puente de La Mujer que tiene la firma de Santiago Calatrava. Antes de cruzar más allá de los ‘docks’ puedes visitar dos buques históricos de la Armada Argentina: la Fragata Sarmiento (Dársena 3) y la Corbeta Uruguay (Dársena 4). Ambos buques pueden ver por dentro.
Entre gigantes de cristal y acero.- De las viejas estructuras portuarias hoy sólo quedan los almacenes de ladrillo rojo, algunas grúas y los antiguos silos (Juana Manso, 851). EL resto es una verdadera selva de grandes edificios que miran hacia la Costanera Sur. Aquí puedes ver la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat (Olga Cossettini, 141), una de las mayores colecciones privadas de Latinoamérica, verdaderos alardes arquitectónicos como el Edificio Madero, el Hotel Faena (Martha Salotti, 445) o el Edificio YPF o atalayas desde las que ver todo desde lo alto (Mirador Puerto Madero - Juana Manuela Gorriti 119-135-). Antes de dar el paseo de rigor por la Costanera Sur acércate hasta el antiguo Yacht Club Argentino (Cecilia Grierson, 400) un lugar bonito desde dónde tienes una de las mejores vistas sobre el Río de la Plata. Muy pocos viajeros llegan hasta aquí. Y la verdad es que merece la pena.
La Costanera Sur hasta la Reserva Ecológica.- La Costanera Sur es uno de los paseos paradigmáticos de esta parte de la ciudad. Aquí mandan el verde y el río. Uno de nuestros planes preferidos en Buenos Aires incluye un paseo por esta zona y un bocadillo de bondiola (sanguche, como le dicen aquí) o un suculento choripán en uno de los carritos de la costanera (ya verás que hay muchísimos). Si vas con tiempo puedes darle un vistazo al Museo del Humor (Av. de los Italianos, 851) más que por la exposición en sí –centrada en la prolífica historieta argentina- por poder ver por dentro uno de los antiguos pabellones de lujo que había en la zona en los buenos tiempos de la capital argentina. Justo enfrente de la Fuente de Las Nereidas está la entrada a la Reserva Ecológica de Costanera Sur. Aquí puedes ver un trozo de bosque nativo con abundante fauna. Si vas con prisa pásate por el Centro de Interpretación para llevarte una idea de lo que es el espacio. Si te apetece andar puedes llegar hasta la orilla del río.
COMER EN PUERTO MADERO
Cabaña Las Lilas, la parrilla de Puerto Madero (Av. Alicia Moreau de Justo 516).- La verdad es que no nos hemos prodigado mucho por los grandes restaurantes del barrio, pero las cuatro veces que fuimos a la Cabaña Las Lilas (siempre para agasajar a visitantes que nos llegaban desde España) salimos más que satisfechos. Carnes de primerísima calidad en un lugar increíble. Eso sí, no es barato. Pero lo merece.
Lupita Mexican Bar (Olga Cossettini, 1091).- Hay varios lupitas por toda la ciudad y este de Puerto Madero lo hemos probado así que podemos decir que no es mal plan. Para nosotros, los ‘Lupitas’ son los mejores mexicanos de Buenos Aires (y hemos probado bastantes).
Los carritos de Costanera Sur.- Las pequeñas parrillas callejeras son una de las señas de identidad de esta parte de la ciudad. Nada que ver con los exclusivos locales de Puerto Madero. Eso sí, la carta es escasa: bocadillos de carnes y chorizos a la parrilla. Los sanguches de bondiola del Titanic de Homero (Avenida Int. Hernán M. Giralt al 200) son los que más nos gustan. Otro que también frecuentamos durante nuestros años en la ciudad fue el Puestito del Tío (Av. Int. Hernan M. Giralt, 80).
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