Hutongs de Pekín, la cara más tradicional de la capital china
Cada vez quedan menos. La fiebre modernizadora que azota a Pekín se acentuó de manera exponencial en los años previos a la celebración de los Juegos Olímpicos de 2008 y los antiguos Hutongs de la capital fueron los grandes damnificados. El Hutong, por propia definición, es un ‘callejón estrecho’ y, durante siglos, fue el elemento fundamental del urbanismo histórico chino y, por lo tanto, de la arquitectura tradicional. Las ciudades chinas se organizaban en torno al ‘Siheyuan’, agrupaciones de casas agrupadas con un gran patio central en la que se ubicaban los elementos comunes (cocinas, sanitarios, etc). Las familias más ricas vivían cerca de las áreas palaciegas (como la Ciudad Prohibida en Pekín) y sus barrios se planificaban con calles anchas. En las zonas más alejadas al centro (en las que vivían las clases populares) los Siheyuan se apelotonaron formando callejones irregulares formados por casas de una sola planta en las que dominan el ladrillo gris, la madera y las tejas. Estos son los tradicionales Hutongs, los barrios tradicionales de Pekín.
Como te decíamos, la revolución urbanística que ha vivido la capital china en los últimos tiempos ha ejercido una enorme presión sobre estos barrios tradicionales aunque todavía un 25% de la superficie de Pekín y en los últimos años las autoridades locales han hecho un esfuerzo para tratar de frenar la destrucción de estos barrios. Hoy, 25 Hutongs están protegidos y se están convirtiendo en activos centros turísticos en los que, aparte del propio patrimonio histórico y artístico, también se han abierto tiendas de artesanía, restaurantes y alojamientos. Te mostramos los hutongs más interesantes de la ciudad. Los más turísticos y algunas joyas que están fuera del circuito.
Gulou Hutong .- En pleno centro histórico de la ciudad y muy cerca de las torres de La Campana y El Tambor pero pese a estar a poca distancia de la Ciudad Prohibida no es de los más visitados por los turistas, lo cual se agradece. El barrio, uno de los más extensos de la ciudad, se articula en torno a la calle Gulou, que da nombre a la zona. A ambos lados de esta calle se abre un sinfín de callejones bien conservados en los que empieza a florecer un rosario de hostales, casas de huéspedes y restaurantes tradicionales. En la propia Gulou se encuentra la Torre del Tambor y un par de cientos de metros más al norte está la Torre de La Campana, dos de los monumentos más importantes de la ciudad . Otro clásico pekinés a poca distancia de Gulou es el Lago Houhai, un pequeño espejo de agua rodeado de callecitas llenas de restaurantes. Por la noche la luz de miles de linternas convierten a esta zona de la capital china en una verdadera maravilla. A unos metros de la orilla del lago se encuentra el famoso Huetong de la bolsa de tabaco (Yandai Xiejie), que como su nombre indica alberga a multitud de tiendas de tabaco y accesorios.
Guozijian Hutong .- También conocida como calle Chengxian es una de las más importantes del casco histórico pekinés por albergar el Templo de Confucio (Calle Guozijian, 15; Horario: LD 8.00 – 17.00) que tiene encima más de 600 años de antigüedad y es uno de los edificios históricos más importantes de china. Aquí funcionó durante siglos la academia fundada por el propio Confucio y fue sede del Colegio Imperial, lugar dónde se educaba la élite del país. Otros lugares de interés en las inmediaciones es el Templo Lama (Calle Yonghegong, 12), el templo budista tibetano más grande de Pekín y la Calle de los Fantasmas o ‘Gui Jie’ (Calle Dongzhimennei), antiguo mercado de ataúdes que, según la tradición, aún guarda a los espíritus de miles de los involuntarios clientes. Hoy la calle Gui Jie ha pasado a tener clientes vivos ya que es un lugar repleto de restaurantes. Por la noche es famosa por sus farolillos rojos. Como sucede en otros barrios históricos de la ciudad, las callejuelas salen a uno y otro lado de la calle principal, pero estamos en un vecindario de alta alcurnia; las manzanas son regulares y las grandes casas alternan con museos, antiguas librerías y tiendas de productos artesanales. Uno de los mejores lugares de Pekín para pasear.
Parque Beihai.- Justo al norte de la Ciudad Prohibida se encuentra el Parque Beihai, una de las grandes joyas de la ciudad. Antiguos jardines imperiales que cuentan con una buena colección de templos, pagodas y pabellones de la antigua realeza china que, aparte de ser una auténtica delicia, tienen unas vistas increíbles sobre la antigua ciudadela de los emperadores chinos. Al norte del parque hay una buena superficie de ‘Siheyuan’ en perfecto estado de conservación que forman la mayor superficie de barrios medievales de la ciudad. Es una zona residencial aunque se van abriendo tiendas y pequeños restaurantes. Los callejones más interesantes son los de Chihui, Lianziku o Sanyanjin. Un lugar para caminar tranquilo.
Hutongs de Quianmen .- Situado al sur de la Plaza de Tiananmen, Dashilan no cuenta con un pasado honorable, pero es el epicentro de la ‘revolución hipster’ de Pekín (sí, hasta aquí también llegaron). La zona residencial de Quianmen albergaron, durante siglos, el ‘barrio rojo’ de la capital imperial china y también la mayor parte de los teatros de ópera. Al contrario que sucedía en el norte, las manzanas de casas de la parte sur de la ciudad (donde vivían los sectores más populares) crecieron de manera desordenada creando un verdadero laberinto de callejuelas. Los turistas apenas se aventuran al sur de la Puerta de Zhengyang y no saben lo que se pierden. La zona que ha sufrido esta especie de revolución es la calle Dashilan , que se ha convertido en una arteria comercial en la que florecen cafés, tiendas de diseño y locales culturales que han supuesto la recuperación de un valioso patrimonio histórico que estaba por los suelos. Otra calle interesante es Liulichang, rodeada de un verdadero laberinto de pequeños callejones. Hacia el este, ya en pleno Quianmen, sobreviven Hutongs muy auténticos como Qunzhi, Bada o Dajiang (ver mapa).
Fotos bajo licencia CC: Gavin Anderson ; vis-a-v. ; Michael Coghlan ; Nagarjun Kandukuru ; Dimitris Argyris; Caroline AngelardCaroline Angelard