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Aurangabad y las Cuevas sagradas de Ellora y Ajanta: uno de los destinos menos conocidos pero más espectaculares de La India

Las Cuevas de Ellora se encuentran a unos 30 kilómetros de Aurangabad. Hay un autobús que conecta la estación de autobuses ciudad con esta verdadera maravilla que te deja a pocos pasos de la puerta de entrada del santuario por apenas 40 céntimos de euros (nosotros te aconsejamos hacerlo en tuk-tuk -4 euros- para ganar en velocidad y comodidad). El lugar es imponente. Un escalón de casi 50 metros de altura dejó al descubierto un enorme risco de piedra desnuda con varios kilómetros de longitud. El intenso verde del paisaje y los saltos de agua completan un conjunto que sobrecoge y hace pensar en lo trascendente. Las cuevas se excavaron entre los siglos VII y XI. Un lapso de cuatro centurias que dejaron 34 templos; dos de ellos quedaron exentos al ser separados de la ‘roca madre’, mientras que el resto son cuevas artificiales excavadas de manera prodigiosa en la piedra. Los hay más o menos pequeños, medianos, grandes o gigantescos: como sucede con el Kailashanta, que es el templo hinduista más grande del país.

La inmensa complejidad religiosa del país tiene su reflejo en las rocas de Ellora. 17 de los templos están dedicados al inmenso panteón hinduista (dicen que hay como 330 millones de entidades sagradas); doce son budistas y los cinco restantes son jainistas. John B. Seely, un oficial del ejército británico destinado a La India a principios del XIX oyó hablar del lugar y se embarcó en la aventura de visitarlos. Viajó más de 500 kilómetros por territorios aún independientes. Pasó fatigas, fiebres, momentos de peligro… Pero consiguió llegar a un lugar que describió como únicos. “No existen monumentos de la Antigüedad comparables a las cuevas de Ellora”, escribió en su Maravillas de Ellora publicado en 1824. El Kailashanta (Montaña Sagrada) es la joya del lugar. El templo está dedicado a Shiva, el dios de la creación y, al mismo tiempo, la destrucción. El hipogeo tiene 30 metros de altura soportado por 15 grandes columnas cuajadas de esculturas que narran escenas del Ramayana y el Mahabharata. Tardaron un siglo y medio en hacerlo y necesitó del trabajo de más de 5.000 personas. Es la escultura (ya que es un bloque monolítico) más grande del mundo.

Ellora demanda, como mínimo, una jornada de tranquila exploración. Todas las ‘cuevas’ tienen algo que ver; pero si vas con prisa no puedes dejar de visitar el templo Viswakarna (El carpintero), dónde hay una de las mejores estatuas de Buda del país; El Teen Tal y sus tres pisos porticados; El Dumar Lena, que rivaliza con kailashanta por la calidad de sus esculturas, y hacer el trecho de algo más de un kilómetro para visitar los templos jainistas, que aunque no son tan espectaculares y grandes como los precedentes, son especiales por su sentido de la estética. Y, además, el camino es impresionante. Una parada obligada camino a Ellora (o de regreso a la ciudad) es el Fuerte de Daulatabad, una imponente y gigantesca fortaleza del siglo XII que culmina en un fortín construido en un escarpe en forma de pirámide. Es uno de los edificios militares más grandes del mundo.

VISITAR AURANGABAD: La gente que llega hasta esta pequeña ciudad concentra sus esfuerzos en Ellora y deja un par de horas para darse una vuelta por el Bibi Ka Maqbara , conocido en el país como el ‘Taj Mahal pobre’. ‘La Tumba de la Señora’ es un mausoleo –maqbara en árabe- erigido a mediados del siglo XVII en honor a la madre del emperador mogol Aurangzeb. Se da la circunstancia de que el Taj Mahal se construyó como tumba de su abuela, por lo que la influencia es indudable. El Bibi Ka Maqbara se inspira el edificio más famoso de La India. Otro dato a tener en cuenta: el arquitecto encargado de su diseño fue Ata-Ullah, hijo de Ustad Ahmad Lahauri. ¿Y quién fue el tal Ustad? Pues el que diseñó el Taj Mahal. El Bibi Ka Maqbara no sólo no tiene nada que envidiar a su ‘hermano mayor’. No sólo es un edificio sobrebio, sino que, además, es un lugar que se puede visitar tranquilo; como sucede en la mayor parte de los imponentes lugares históricos de Aurangabad.

‘Construida por el trono’. Su sobrenombre lo dice todo. La ciudad estuvo aquí muchos siglos antes de que el emperador Aurangzeb la eligiera para que fuera su capital. Se llamó Khadki hasta que un primer ministro amante de las artes y la arquitectura decidió mudarse allí y empezar a enseñorear el pequeño pueblo. El hijo del fundador le cambió el nombre tras la muerte del ministro y la llamó, en su propio honor, Fatehnagar (se llamaba Fateh Khan). Los mongoles tomaron la fortaleza de Daulatabad en 1633 y el aún príncipe Aurangzeb fue nombrado virrey de la zona y decidió cambiar el nombre a la ciudad y, después, convertirla en su capital. Y ahí empezaron los buenos tiempos. La ciudad conserva buena parte de su monumentalidad en detalles como las puertas de su antigua muralla y un buen puñado de edificios notables y templos que salpican una geografía un tanto caótica y dispersa.

Una buena manera de explorar el pasado de la ciudad es el Chatrapati Shivaji Museum (Dr Ambedkar Road), una curiosa colección de objetos, obras de arte y documentos centrados en la historia medieval de la ciudad y la comarca. No está muy bien organizado y parece a medio hacer pero es interesante. Las partes más antiguas de la ciudad se concentran en torno al cauce de un pequeño riachuelo que la atraviesa de oeste a este. Aquí se encuentran los viejos templos, las mezquitas, las fuentes monumentales y los mercados dónde puede comprarse la famosa seda del lugar, de las más apreciadas del país.

VIAJAR HASTA AJANTA: Si Ellora es famosa por sus imponentes relieves y esculturas, lo potente de las Cuevas de Ajanta son las pinturas murales. Al igual que sucede en el lugar que hemos descrito al principio de este texto, los santuarios de Ajanta están excavados en la piedra y están dedicados al culto budista. El principal problema para visitarlos por libre es la distancia. Están a casi 110 kilómetros de Aurangabad y las opciones de transporte rápido se limitan al taxi (unos 30 euros ida y vuelta) y un bus turístico (8 euros). De la Estación Central salen buses públicos que tardan más de dos horas por trayecto y te dejan en la misma entrada al complejo. Lo mejor, el precio (apenas 1,5 euros). Ajanta es un conjunto de templos budistas excavados en la roca entre el III antes de Cristo y el V de nuestra era. Como sucede en Ellora, el trabajo fino de canteros y escultores es brutal, pero si por algo destacan estas ‘cuevas’ son por sus impresionantes pinturas murales. Todas son dignas de verse, por lo que la visita demora, al menos, media jornada.

Fotos bajo licencia CC: Kunal Mukherjee; Diego Tirira; Jean-Pierre Dalbéra; Richard Randall; Shreyank Gupta; Arie Kamphorst; Nathan Hughes Hamilton; Mark Hillary