El barrio se llama Shimokitazawa, pero lo que mola es decir Shimokita, tal como dicen los nuevos habitantes del vecindario de moda en Tokio. La capital nipona, que gusta de desmesuras en todos los sentidos, se toma aquí un respiro. A apenas tres estaciones de Shibuya (Línea Keio Inokashira Estación Shinsen), Shimokita es un lugar ideal para imaginar el Tokio más tradicional. Hasta que la zona quedó integrada en la ciudad, Shimokitazawa era una comunidad agrícola cercana a la antigua Edo. Dos pueblecitos servían de viviendas a los agricultores que trabajaban en sus campos de arroz hasta que la modernidad lo engulló todo. El tren llegó en 1927 y el vecindario se colmó de esas casitas bajas tan características de los suburbios japoneses. El lugar apenas fue castigado por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, por lo que es, también, una de esas escasas oportunidades para ver ese primer Tokio que se desbordó a finales del XIX y principios del XX.
El germen de Shimokita se encuentra al sur de la estación. El Templo Kitazawa Hachiman Templo Kitazawa Hachiman (3-chÅme-25-3) o es especialmente grande, ni espectacular, pero tiene a cuestas casi 600 años y es digno de verse. En torno a este templete de madera y sus jardines se construyeron las casas de aquel pequeño pueblo rodeado de arrozales. El Templo de Shinganji (3-chÅme-27-1) y el pequeño altar de Inari (3-chÅme-25-12) completan el centro religioso de la desaparecida aldea rural de antaño. Nada que ver con el paisaje y paisanaje de nuestros días; porque si el continente sigue dominado por las casas bajas y las calles tranquilas (nada que ver con las aglomeraciones de Shibuya, por ejemplo) el contenido ha cambiado para albergar a la juventud tokiota más inquieta y menos ‘freak’: tiendas vintage; cafés alternativos; arte callejero o galerías conforman un paisaje urbano de lo más bohemio. Se deja querer el barrio.
Una de las cosas que llama la atención a primera vista es la tranquilidad y la sencillez de los vecinos y visitantes del barrio. Estamos a apenas cinco minutos en tren de Shibuya, pero pareciera que estamos en una ciudad diferente. Qué no te engañen: aquí también manda el consumo desmesurado. Aunque de una manera mucho menos ostentosa y discreta que en los vecindarios de los alrededores. La trama urbana del lugar está dominada por las callejuelas estrechas y las manzanas de casas apelotonadas. No hay hueco para grandes avenidas ni para centros comerciales, lo que ha posibilitado la supervivencia de las viejas tiendas. Antes vendían arroz, comestibles y menaje. Hoy se han sumado las librerías, las galerías de arte, los restaurantes, los locales especializados en vinilos y las tiendas de ropa de segunda mano. Algunas verdaderas instituciones en el barrio como Haight & Ashbury Haight & Ashbury (2-chÅme−37−2), New York Joe Exchange New York Joe Exchange (3-chÅme-26-4 –eran unos antiguos baños-) o Karajuku Chicago Karajuku Chicago (5-chÅme-32-5). Si lo que te gusta es bucear entre trastos de otras épocas, los dos locales de referencia son Antique Life Jin Antique Life Jin (2-chÅme-30-8) y Tokyo Retro a.m.a (3-chÅme-34-2) –ver mapa-. El estilo Shimokita sobrevive en pequeñas tiendas escondidas que son herederas directas del mercado negro de alimentos que surgió tras los bombardeos. El buque insignia de aquellos tiempos es Toyo Departament (2-chome-25-8), un antiguo garaje que fue parte del mercado negro local y hoy es una tienda de ropa de segunda mano.
Calles cuajadas de bares y cafés .- La principal motivación para alejarse de los circuitos tradicionales es la autenticidad. Yanaka y Shimokitazawa son dos raras excepciones en la capital japonesa. Cierto es que en la ciudad se conservan viejos castillos, jardines centenarios y templos que hunden sus cimientos varios siglos atrás: pero en muy pocos lugares aún pueden verse las antiguas calles de la Tokio anterior a la derrota en la guerra mundial. Y aquí, a ese ambiente de callejuelas pequeñas y tranquilas, han sabido darle un toque muy especial. Los cafés y bares abundan. Casi en cada esquina. La Caña (2-chÅme−1−9) es uno de esos rincones singulares. Situado en un sótano con reminiscencias caribeñas; sí leíste bien. Otro lugar muy frecuentado por los locales es el Booksend Coffee Service Booksend Coffee Service (2-chÅme−11−1) y para un tentempié al paso nada mejor que una rosquilla de Natto (judías fermentadas) de Sendaiya (3-chome-25-1) o una galleta de arroz (Senbei) en Tamaiya (2-chome-31-1), una de las tiendas tradicionales más antiguas del barrio. En la Librería B&B (2-chÅme−5−2) puedes alternar un poco de lectura con una enorme carta de cervezas.
A DOS PASOS DE SHIMOKITAZAWA .- El Museo de Artesanía de Tokio (4-chÅme-3-33 Komaba, Meguro) está bastante bueno. Ideal para los amantes de los finos trabajos japoneses. Una verdadera delicia repleta de belleza y cosas delicadas. Una posibilidad para visitar Shimokitazawa es combinarla con una de las atracciones estrellas de Tokio: el Santuario Meji Santuario Meji (1-1 YoyogikamizonochÅ, Shibuya) uno de los centros religiosos y patrimoniales más importantes de Japón.
COMO LLEGAR : Desde Shinjuku, línea Odakyu; desde Shibuya, línea Keio Inokashira.
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