Un paseo por la costa norte de La Palma: la isla de los riscos imposibles

Mar y roca en la costa norte de La Palma.

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La carretera LP-1 corre en paralelo a la costa norte de La Palma desde Barlovento hasta Punta Gorda. La mayor parte de los viajeros pasan por aquí con alguna incursión aislada hasta el precioso casco histórico de Santo Domingo (capital del municipio de Garafía) y para ver los famosos dragos de Las Tricias, uno de los paisajes más insólitos y bonitos de una isla que es pródiga en buenos sitios que ver. Pero poca gente se acerca a la costa que queda muy debajo de la cota que marca la LP-1 (que trascurre entre los bosques de laurisilva y los pinares atravesando lugares de muchísima importancia como el paisaje cultural de La Zarza y la Zarcita, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes y fascinantes de toda Canarias. Bajar hasta la costa tiene su coste: el más evidente es un constante ir y venir que va a sumar muchos kilómetros a la cuenta del coche. Pero merece la pena.

El lugar paradigmático (y más accesible) de esta zona de la isla es el espectacular Charco Azul (Camino El Melonar –San Andrés-) una piscina de agua de mar entre fincas de plataneras que es una de las fotos paradigmáticas de la isla: justo al lado tienes las Destilerías de Ron Aldea (Camino El Melonar, 19) en el que se sigue preparando uno de los rones artesanales más sabrosos del mundo (y no exageramos) y la Playa de Puerto Espíndola. Es una buena muestra de lo que ofrece el litoral de esta parte de la isla, pero si tienes tiempo y no temes a las carreteras con curvas y abismos merece la pena dejar un rato la LP-1 y lanzarse ladera abajo.

Primera parada en La Fajana.- El acceso a la zona de La Fajana se hace desde la LP-1 a pocos kilómetros de Barlovento. Es, de lejos, el más accesible de los puntos que te vamos a proponer en esta pequeña guía. Las fajanas son salientes de origen volcánico que llegan al mar sepultando la costa anterior. Esta es muy vieja y ya está totalmente tomada por esta vegetación feraz que caracteriza a la Isla Bonita. El punto culminante de este lugar son las Piscinas de La Fajana (La Fajana,3), una de las zonas de baño más populares de esta pare de la isla (hay varios alojamientos y lugares donde comer). Pero también merece la pena acercarse hasta el Faro de Punta Cumplida para ver el panorama en dos direcciones: hacia la costa podrás ver los cantiles que forman esta especie de pared que forma el norte palmero y hacia arriba las terrazas de cultivo cuajadas de plataneras. Visitar la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario en Barlovento.- Esta pequeña iglesia del siglo XVII es bonita de ver por varias razones. Es un edificio típico de la arquitectura religiosa de los primeros siglos de colonización europea (con bonitos artesonados, por ejemplo). Pero lo más importante está en su interior. La talla de la Virgen del Rosario es una obra maestra flamenca del siglo XVI y un Cristo de factura americana (dicen que fue elaborado en algún taller indígena de los jesuitas) que pone de manifiesto las intensas relaciones comerciales de la isla con el norte de Europa y América.

Un paseo por Gallegos.- Desde los alrededores de Barlovento puede verse la especial configuración geológica de esta zona. El terreno gana altura con rapidez desde la orilla del mar subiendo en una rampa empinadísima que se interrumpe en los más de 2.400 metros de las cresterías de la Caldera de Taburiente. Estas rampas forman lomadas que se separan unas de otras por los desfiladeros que forman barrancos como el de Gallegos y el de Franceses. Justo entre estos dos cauces vertiginosos se encuentra el Lomo de la Cancela, un plano inclinado en el que se asienta el Barrio de Gallegos y su singular paisaje agrícola. Antes de tomar el desvío hacia Gallegos haz una parada en el Mirador de La Tosca. ¿Qué ver en Gallegos? Es una clase de antropología viva. No sólo vas a poder ver buenos ejemplos de arquitectura popular; también un paisaje agrícola único que aprovecha cada centímetro de tierra en una sucesión de terrazas de cultivo de gran belleza plástica. También puedes seguir hasta el Mirador del Lomo de La Cancela para ver como la isla cae a plomo hacia el mar. Es un lugar muy bonito.

Bajar hasta Guelguen.- Sólo por recorrer la carretera que baja desde el Lomo Franceses merece la pena la aventura. Los Acantilados de Guelguen es uno de los mitos del senderismo palmero; una ruta circular de casi 17 kilómetros de longitud que sale desde El Tablao (justo en el lomo que sigue al de Franceses) y recorre los lomos y los cantiles más espectaculares del norte de la isla. Pero lo bueno es que se puede uno acercar a la costa con el coche y hacer algún kilómetro de la ruta o, simplemente, llegarse hasta el litoral y mirar desde los pies del cantil esta maravilla natural. Estamos ante un paisaje sencillamente brutal: uno de los lugares más intensos de toda La Palma. Eso sí, llegar no es fácil y nada apto para conductores nóveles o con vértigo. Si llegas hasta aquí deja el coche un rato y camina hasta el arranque del ziz-zag que sube hacia El Tablao desde el Barranco de Los Hombres. Te vas a sentir muy muy muy pequeña o pequeño. Mucho.

Desde Santo Domingo a Las Tricias.- Santo Domingo es uno de los cascos urbanos (en el sentido palmero del término) más bonitos de toda la isla. Las casas tradicionales se mezclan entre los bancales de cultivo creando un paisaje rural muy bonito en el que las casas se integran de manera perfecta con las terrazas, las acequias o los viejos molinos como el de Marcelino, uno de los mejor conservados de la comarca. También hay que visitar la Iglesia de Nuestra Señora de la Luz (Anselmo Pérez de Brito, 3) y dedicar quince o veinte minutos a caminar por las veredillas y caminos descubriendo los diferentes rincones del pueblo (muchos de ellos adornados con dragos). Comer en El Bernegal ( Díaz y Suárez, 5).- Para nosotros uno de los mejores restaurantes de La Palma. Desde Santo Domingo puedes bajar hasta el Puertito de Santo Domingo, un pequeño saliente rocoso que sirvió de acceso al mar en esta parte de la isla durante siglos. Aprovecha para pararte en los Petroglifos de El Calvario, una de las estaciones de grabados rupestres prehispánicos más importantes de la isla.

El camino que va hasta Las Tricias (LP-114) es una auténtica delicia. La carretera va a una cota de altitud donde reina el llamado Bosque Termófilo, un ecosistema canario que en esta zona de La Palma se limita a una estrecha línea de territorio por la abundancia de aguas. Pues en Las Tricias vas a encontrar algunos pequeños bosques de drago que son de una belleza increíble. También algunos centros culturales de interés: las Cuevas de Buracas (acceso desde Calle El Polvillo), un conjunto de cuevas y abrigos en los que puedes ver grabados rupestres y un paisaje espectacular (hay que caminar quine minutos para llegar pero merece la pena) y el Museo del Gofio (El Polvillo), instalado en un antiguo molino de viento. Las Tricias es un diseminado rural muy interesante. Se repiten los esquemas de casas dispersas y terrazas de cultivo, pero la espectacularidad del paisaje y los dragos acentúan mucho la belleza del lugar. No es mala idea dejar el coche junto a la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen (LP-114) y caminar por los alrededores descubriendo casas y terrazas. Es una de las zonas más auténticas de toda la isla. Llegar hasta el Puerto de Punta Gorda.- Pasando desde Garafía hacia Punta Gorda por la LP-1 puedes ver como el ecosistema de Monteverde (Laurisilva) que domina la fachada norte de la isla va dando paso a los densos pinares que cubren la vertiente oeste. Aquí verás que no sólo cambian los árboles: cambian los paisajes, cambian los colores… Terminamos este paseo bajando hasta el Puerto de Punta Gorda (acceso desde LP-1 por Camino Roque Facundo), un paisaje de costa singular con un pequeño pueblo, literalmente, incrustado en el acantilado. Aprovecha que estás por aquí para hacer una parada en el Mirador de Barranco de Garome (LP-1).

Fotos Bajo Licencia CC: Tony Hisgett; yepyep; Jose.Madrid

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