Los grandes verracos de piedra fueron una manifestación habitual en el arte realizado por los vettones, un conjunto más o menos homogéneo de pueblos célticos que habitaban buena parte del occidente de la Península Ibérica (en una franja que tiene su límite norte en el Duero y su límite sur en el Guadiana –incluyendo parte o la totalidad de las provincias de Cáceres, Badajoz, Salamanca, Zamora, Ávila, Toledo, Madrid y Segovia- y se interna algunas decenas de kilómetros en Portugal). En el actual territorio de España se han localizado unos 400 de estos verracos mientras que en Portugal, el número es dos decenas. La mayoría son enormes esculturas elaboradas en granito que representan toros, cerdos o jabalíes. Algunos están en posición de ataque, otros parece que pacen de manera tranquila: unos son elaborados y con detalles muy realistas, otros simples. También los hay grandes, medianos y pequeños.
Según dicen, los más grandes y elaborados son, también, los más antiguos (siglos IV y III AC). Estos grandes animales de hasta dos metros de altura y con abundancia de detalles anatómicos se erigieron en los campos y dehesas para proteger el ganado y los recursos naturales de la zona –otros expertos hablan que servían para delimitar zonas de pastos-. Por su parte, los de tamaño mediano (sobre un metro de altura, más toscos y más esquemáticos) son algo más modernos (siglos III-I AC) y serían una respuesta religiosa y simbólica a la conquista de Roma: algo así como amuletos protectores que se colocaron en las aldeas en una época de conflictividad e incertidumbre. Los Toros de Guisando serían de este segundo grupo y estarían datados entre los siglos II y I antes de Cristo. Pero aún siendo de un tamaño bastante menor que otros verracos vettones, estos cuatro toros son los más famosos. Hay un tercer grupo de verracos de más pequeño tamaño que fueron tallados en ‘serie’ en época romana y que servían como monumentos funerarios (salvaguardar la memoria de los muertos). En los tres casos, el verraco tiene una función protectora y pone de manifiesto la pervivencia de creencias y costumbres prerromanas tras la conquista latina de Hispania.
Este conjunto escultórico comprende cuatro de estos verracos. Son de tamaño mediano y sus detalles son bastante esquemáticos (testuz, mandíbulas, cornamenta, pliegues del cuello, papada, dorso, extremidades, algunas líneas que representan su musculatura, rabo y sexo) y se han identificado como toros por los orificios que algunos de ellos tienen en la cabeza y que se han interpretado como huecos para encastrar cuernos. Los cuatro verracos son bastante homogéneos, tanto en tamaño como en morfología lo que hace pensar que estaban instalados en el mismo lugar (entre 264 y 277 centímetros de longitud y 129 y 145 centímetros de altura). En la actualidad se encuentran perfectamente alineados mirando hacia poniente dando la espalda al Arroyo de Tórtolas. En tres de las cuatro esculturas hay inscripciones romanas. Sólo en uno de ellos se puede interpretar el texto completo: “Longinos lo hizo a su padre Prisco de la tribu calaeticos (LONGINUS PRISCOCALAET Q PATRI F C)” (según Guadalupe López Monteagudo). En los otros casos, apenas puede interpretarse un nombre (GAIA) con algunos caracteres más (la experta asegura que se trata de una liberta) y dos letras (MA) que podrían ser los restos de la palabra mater (madre). Textos antiguos aseguran que en los toros había otras inscripciones de carácter laudatorio con referencias a victorias militares. No es de extrañar que los romanos, una vez pacificada la zona, usaran los símbolos de los vencidos para poner de manifiesto su dominio en la zona. De lo que parece haber bastante consenso es que los toros fueron movidos de su lugar original e instalados en su lugar definitivo durante la Edad Media (puede que por los monjes del cercano Monasterio de San Jerónimo de Guisando).
DATOS PARA LA VISITA
Toros de Guisando: Carretera del Tiemblo a Sotillo de la Adrada, sn; Tel: (+34) 697 657 272; E-mail: visitastorosguisando@gmail.com; Web Oficial; Instagram Oficial; No tiene centro de visitantes.
Cómo llegar: Los Toros de Guisando se encuentran a 6,5 kilómetros de la localidad madrileña de San Martín de Valdeiglesia (la distancia desde Madrid es 77,1 kilómetros). El acceso con transporte privado se realiza a través de la N-403 y la Carretera del Tiemblo. En transporte público, la única opción es el autobús Número 551 del Consorcio de Transportes de Madrid que sale desde el Intercambiador de Príncipe Pío (80 minutos-5,10 euros por trayecto).
Horario del monumento: Del 15 de Abril hasta el 15 de Octubre viernes de 15.00 a 21.00 y los tres primeros miércoles de cada mes, sábados, domingos y festivos de 10.00 a 14.00 y de 15.00 a 21.00. Del 16 de octubre al 14 de abril, viernes de 15.00 a 18.00 y los tres primeros miércoles de cada mes, sábados, domingos y festivos de 10.00 a 14.00 y de 15.00 a 18.00. Cerrado el 24, 25, 31 de diciembre y el 1 de Enero. Para visitar fuera de horario consultar en el E-mail.
Precio de la Entrada: 2 euros a excepción del primer viernes de cada mes y los tres primeros miércoles de cada mes que es gratuito. Menores de 14 euros, gratis.
Patrimonio Mundial de la UNESCO: No
Fotos bajo Licencia CC: Jim Anzalone; manuel m. v.; M.Peinado