Los amaneceres son, sencillamente, épicos. Desde la terraza de launa, el pueblo se desparrama ladera abajo buscando las bullas del agua. A primera hora de la mañana, el Valle del Poqueira está aún sumido en las sombras. El sol ya hace rato que asomó, pero la hendidura es tan profunda y las sierras son tan altas que apenas alcanza a naranjear las crestas del valle. Más arriba, allí donde los árboles ya no existen y sólo crece el borreguil –ecosistema de las cumbres granadinas- entre las rocas, el sol ya alumbra con fuerza las cumbres de Sierra Nevada. Estamos a principios de un otoño que ha sido pródigo en aguas y las primeras nieves cayeron de manera precoz. La luz deja ver claramente los manchones blancos; pero en el valle, aún estamos en esa penumbra difusa de las primeras horas de la mañana. El campanario de la Iglesia nos dice que son ya las ocho de la mañana. No hace mucho (apenas cuatro siglos que para estas tierras son un suspiro) desde esa misma torre se llamaba a la oración mirando hacia La Meca.
Bubión y Pampaneira a estas horas de la mañana son apenas dos manchas blancas entre los bosques y las terrazas de cultivo. Los únicos detalles que la luz deja ver son las torres de las iglesias. Pequeñas agujas blancas que también fueron minaretes hasta que los musulmanes fueron definitivamente expulsados de España a principios del siglo XVII. Antes de ayer, como decíamos. Dicen que estas tierras altas fueron las últimas en romanizarse; las últimas en caer definitivamente bajo la influencia del islam y, finalmente, las últimas en cristianizarse tras la expulsión de los moriscos. Hoy apenas bastan tres cuartos de hora para plantarse en Capileira desde el centro de Granada; pero hace apenas un par de décadas llegar hasta aquí arriba era poco menos que una odisea. Y hace un siglo toda una aventura.
La Alpujarra granadina es una comarca de alta montaña situada en la ladera sur de Sierra Nevada. Un lugar imponente por su impresionante naturaleza. Pero lo que realmente atrapa de este lugar es la manera en la que hombres y mujeres se adaptaron a las condiciones impuestas por la geografía creando un paisaje humano único de pueblos aferrados a las laderas de las montañas, acequias que van y vienen aprovechando hasta la última gota de agua que llega desde las cumbres nevadas y una imponente escalera de terrazas de cultivo que convierten las laderas en verdaderos vergeles. La principal seña de identidad del lugar es su arquitectura popular heredera directa de los pueblos bereberes que poblaron la zona tras la conquista musulmana de la Península Ibérica en el siglo VIII. Casas generalmente blancas de una o dos plantas adaptadas a las pendientes de las laderas y conectadas a través de terrazas planas con chimeneas troncocónicas que forman una trama urbana de callejuelas irregulares. Muchas de ellas están porticadas con los famosos tinaos alpujarreños : pasadizos que literalmene atraviesan las casas y que permiten pasar de un lado a otro conectando verdaderos laberintos.
En torno a los pueblos se extiende un paisaje fuertemente transformado para convertir las laderas de las montañas en espacios agrícolas. Las terrazas de cultivo, las acequias y las eras para aventar el cereal son elementos recurrentes en todos los pueblos de la zona; infraestructuras agrícolas que datan de tiempos anteriores a la repoblación cristiana de las tierras alpujarreñas después de la expulsión de los moriscos (siglos XVI y XVII), una de las consecuencias más radicales de la Rebelión de la Alpujarra de 1568 , que enfrentó a los vecinos de la comarca y a las tropas de Felipe II tras el edicto real que prohibía a los moriscos españoles (musulmanes convertidos al cristianismo) seguir con sus costumbres. Ese trauma impactó de manera especial a la Alpujarra, que perdió a gran parte de su población y que tuvo que ser repoblada con gentes traídas desde las tierras del norte (especialmente Galicia y las tierras de León). Ya lo decíamos con anterioridad. Lo que sorprende de este rincón de Andalucía no es su imponente riqueza natural: es la particular cultura que se desarrolló en estas laderas a lo largo de los siglos y que aún sigue viva.
EL VALLE DEL POQUEIRA
Es el principal núcleo turístico de la comarca. El Valle del Poqueira conecta las ramblas que se encuentran a los pies de la Sierra de la Contraviesa con las mayores alturas de Sierra Nevada. Aquí se concentran tres de los grandes núcleos de población de la comarca. Pampaneira, Bubión y Capileira son los tres pueblos que se enroscan a las pendientes de la ladera oriental del Poqueira. Aunque la puerta de la Alpujarra es el pueblo de Lanjarón (famoso por sus aguas medicinales y sus balnearios) Pampaneira siempre fue el primero de los pueblos netamente alpujarreños con los que se encuentra el viajero que sube hasta estas alturas. Desde aquí a Capileira, apenas seis kilómetros de carretera con Bubión por el medio. Pampaneira es el más turístico de los tres pueblos; lleno de tiendas, restaurantes, talleres artesanos y alojamientos. Pero es igual de auténtico que sus vecinos.
Pampaneira: El edificio más importante del pueblo es la Iglesia de Santa Cruz, un buen ejemplo de edificio mudéjar con artesonados interesantes y algunas tallas de mención. Otras fotos recurrentes son la fuente de San Antonio, que dota a los solteros de encantos irresistibles para encontrar pareja, y los antiguos lavaderos. La Calle Verónica y la zona baja del pueblo son los otros puntos de interés del pueblo.
Bubión: Para nosotros uno de los pueblos más bonitos de toda la comarca y, también, de los mejor conservados. Si estás de paso y no te vas a alojar en la zona, el Museo de la Casa Alpujarreña (Plaza de la Iglesia, 1; Tel: (+34) 958 76 30 32) es una buena manera de ver por dentro una de estas construcciones centenarias y conocer como se vivía en la zona no hace mucho tiempo atrás. Desde la Iglesia del Rosario se tienen fabulosas vistas sobre el Poquira y también da acceso a la Calle Barrio Bajo, dónde hay preciosas casas tradicionales y espectaculares tinaos. En el Taller del Telar (Calle Santisima Trinidad, 11; Tel: (+34) 958 763 171) puedes ver como se confeccionan las famosas alfombras alpujarreñas.
Capileira: El Museo de Artes y Costumbres populares Pedro Antonio de Alarcón (Calle Mentidero, sn; Tel: (+34) 958 763 051) ocupa un antiguo caserón del pueblo y guarda multitud de objetos que ayudan a comprender la cultura del lugar. Capileira es pueblo de importancia y perderse por sus calles, plazoletas y callejones demanda más tiempo que lo que sucede en otros pueblos de la zona. Nosotros te recomendamos alojarte aquí. Si puedes dedicar un día a hacer senderismo, desde aquí parte el Sendero de las Acequias del Poqueira (circular de 19 kilómetros) que te permite acercarte a las primeras alturas serias de Sierra Nevada y explorar las bellezas naturales del tramo alto del barranco.
CAMINO DE TREVÉLEZ
Entre el Valle del Poqueira y Trevélez hay apenas 21 kilómetros. La ruta es preciosa y permirte conocer algunos de los pueblos más ilustres de la Comarca como Pitres, Pórtugos y Busquístar. En ruta también hay varias paradas obligatorias como la Fuente Agria, dónde puedes probar sus aguas ferruginosas y ver una pequeña cascada (El Chorreón) que ha teñido de rojos y naranjas el lugar. Trevélez es uno de los grandes hitos de la comarca. Dicen que es el pueblo más alto de España (está a más de 1.400 metros sobre el nivel del mar) y es famoso por sus secaderos de jamones y embutidos. Sus calles son preciosas, el entorno es brutal y hasta tiene río truchero.
DOS SECRETOS ALPUJARREÑOS
Ferreirola : Es uno de los pueblos alpujarreños más antiguos de la comarca y, también, de los más auténticos. Situado entre el Valle del Poqueira y Trevélez, este pueblecito apenas atrae la atención de los turistas. Se accede a través de la carretera de Mecina Fondales y merece la pena hacer una parada. El casco se encuentra integrado en un complejo sistema de terrazas de cultivo y huertas llenas de árboles frutales. Cuenta con una iglesia bonita, uno de esos lavaderos típicamente alpujarreños y casas que apenas han sufrido modificaciones a lo largo de los años. Por aquí pasaba el antiguo camino medieval que conectaba la Sierra con el litoral mediterráneo. El camino hacia la Fuente Gaseosa transcurre entre castaños y culmina en una antigua era con vistas espectaculares.
Capilerilla: Otro lugar al que apenas llegan los turistas. Es muy pequeño y apenas diez minutos bastan para recorrerlo de punta a punta y para pasar dos o tres veces por el mismo sitio. Pero merece la pena. Tiene un pequeño casco urbano muy bien conservado (con algunos tinaos espectaculares) con casas que superan los cuatro siglos de existencia. Se accede a través de una empinada carretera que sale a la izquierda poco después de dejar atrás Pitres (en dirección a Trevélez) que asciende entre robles y hayas. Sólo por este pequeño tramo de carretera, ascender hasta Capilerilla merece la pena. Desde aquí salen multitud de senderos que recorren los alrededores de Pitres y que suben hasta la Sierra para conectar el lugar con el entorno del Poqueira.
MÁS ALLÁ DE TREVÉLEZ
La Alpujarra granadina se funde con la almeriense en un paisaje mucho más austero dónde los tonos ocres van adueñándose del paisaje desplazando al verde. Poca gente pasa más allá de Trevélez. Y es un error. Aquí se encuentran algunos de los lugares más auténticos de la Alpujarra. Los principales núcleos son Válor, Mecina Bombarón y Yegen, el lugar que eligió el escritor Gerald Brenan para aislarse del mundo, leer y vivir. La que fue su casa durante 14 años aún es un centro de peregrinación para mitómanos británicos. En el pueblo hay un interesante Museo de Fotografía en el que se puede ver la evolución del lugar en los últimos 50 años.
COMER EN LA ALPUJARRA .- La oferta es amplísima y como te podrás imaginar no los probamos todos. De entre todos los que visitamos te recomendamos estos tres. El Corral del Castaño (Plaza Calvario, 16 –Capileira-; Tel: (+34) 958 763 414): una de las más gratas sorpresas del viaje. Cocina del lugar con un toque de sofisticación muy bien dado y guiños a la tradición andalusí. La carta es tan completa que abruma así que nos dejamos aconsejar. Y comimos como dioses. El trabajo del chef Manuel Callejas es, sencillamente, sublime. El Jardín del Mirador (Calle Acacias, 2 –Pitres-; Tel: (+34) 620 181 932) es un lugar bastante peculiar. Muy buena cocina y unas vistas impresionantes a la Sierra de la Contraviesa. Carta basada en la gastronomía local aunque con toques creativos muy interesantes. Los postres son verdaderas obras de arte. La Fragua (Calle Posadas, 4 -Trevélez-; Tel: (+34) 958 858 573; E-mail:reservas@hotellafragua.com) Riquísima cocina tradicional alpujarreña en el corazón de Trevélez. Para nosotros la mejor opción que probamos para comer la cocina popular de la comarca sin añadidos. Una buena opción para contrastar las nuevas propuestas gastronómicas locales con la cocina alpujarreña de toda la vida.
MUSEOS EN LA ALPUJARRA
Museo Histórico de la Alpujarra . Labranza y Costumbres Populares. Jorairátar (Ugíjar). Tel: (+34) 958 767 019 y (+34) 958 85 31 14. Ya sólo por la impresionante casa en la que está, merece la pena visitarlo. Repasa toda la historia de la comarca a través de una extensa colección arqueológica y etnográfica, fotografías y un enorme archivo.
Museo Municipal Casa Alpujarreña. Bubión. Tel: (+34) 958 763 032. Casa tradicional habilitada como museo etnográfico con más de 500 objetos donados por los propios vecinos del lugar. Cuenta con una prensa de aceite y un pequeño lagar.
Museo de la Miel. Lanjarón. Tel: (+34) 958 771 196. Hace un recorrido sobre la industria de la miel desde la Edad Media hasta nuestros días. Colección de objetos y herramientas relacionadas con esta actividad.
Museo del Aceite. Nigüelas. Tel: (+34) 958 777 636. Ocupa una antigua almazara –prensa de aceite- construida en época nazarí. Exposición centrada en la cultura del olivo con una interesante colección de objetos relacionados con esta actividad. Los más antiguos son de época romana.
Museo de artesanía del esparto y costumbres agrícolas Agustín Neguilla. Torvizcón. Tel: (+34) 680 167 055. Aunque el eje central es la importancia del esparto en la cultura local, también cuenta con una pequeña colección etnográfica.
Centro Temático del Vino Alpujárride. Torvizcón. Tel: (+34) 622 959 500. Pequeña exposición centrada en la cultura del vino de la comarca. Puedes comprar vinos de bodegas locales y organizan catas. En época de vendimia puedes participar.
Museo Fotográfico. Mecina Bombarón. Tel: (+34) 958 851 001. Este museo recoge el archivo fotográfico del periodista local Rafael Vilches que pasó gran parte de su vida documentando las costumbres, la arquitectura y el paisaje de la comarca.
Museo Fotográfico. Yegen. Tel: (+34) 958 851 001. En esta ocasión, el objeto del museo es el archivo del fotógrafo danés Van Hannsen, que fue un visitante recurrente de la comarca entre 1959 y 1989. La exposición es una verdadera crónica local de esas tres décadas.
Centro Patrimonio Cultural Alpujarra. Ugíjar. Tel: (+34) 958 767 019. Museo etnográfico centrado en la cultura popular de la comarca.