Guía de Córdoba: Castillos, patios y palacios en la ciudad cristiana
Dos de los tres Patrimonios Mundiales que se encuentran en el casco histórico de Córdoba ya los hemos podido ir descubriendo en la ruta centrada en la ciudad musulmana y judía: hablamos de la Mezquita y de la propia Judería. El tercero de estos patrimonios mundiales es el conjunto de patios engalanados de flores y fuentes que en el mes de mayo dan pie a una de las fiestas más hermosas de toda España. La ruta que se propone para este segundo día en Córdoba se centra en la ciudad cristiana aunque de soslayo sigamos disfrutando de detalles y lugares que tienen que ver con las otras culturas que han ocupado este solar durante los últimos ventipico siglos. Los grandes y pequeños palacios; los museos y las plazas; las calles y los mercados… Una de las cosas que más sorprenden de esta ciudad es todo lo que hay que ver en tan poco espacio. Empezamos la ruta en la Puerta de Sevilla (acceso por la Avenida del Conde de Vallellano) la otra de las tres puertas de la muralla que han sobrevivido a la expansión de la ciudad muros afuera. Justo por donde llegaba el camino de la capital andaluza. Justo por donde la antigua calzada romana entraba en la Córduba de Séneca. Por eso nos encontramos aquí con un pequeño mausoleo romano que atestigua la solera de la ciudad. Antes de volver a entrar en la ciudad ye vas a encontrar con la estatua de otro ilustre cordobés: Ibn Hazm (filósofo y escritor autor de ‘El Collar de la Paloma’ uno de los libros de referencia del Medievo europeo).
La Puerta de Sevilla da acceso a otra de esas calles emblemáticas de la ciudad. En este caso hablamos de San Basilio, una de las vías más importantes para entender el fenómeno cultural y estético que suponen los patios cordobeses. En esta calle se pueden encontrar hasta tres de estos patios que forman parte del legado de la ciudad (en los números 44, 40, 20 y 14). Hay patios para todos los gustos y colores: desde los íntimos de las casas más pequeñas del casco histórico hasta los grandes patios palaciegos de, por ejemplo, el Palacio de Viana (Plaza de Don Gome, 2), una de las más grandes casas solariegas de toda la ciudad y que cuenta con una docena de patios. Pero vayamos por partes. Desde la Calle San Basilio, y después de haber disfrutado de algunos de sus patios, nos metemos de lleno en el segundo de los grandes monumentos cordobeses por tamaño: el Alcázar de los Reyes Cristianos (Caballerizas Reales, sn).
El gran edificio civil cordobés está a medio camino entre la fortaleza y la vivienda palaciega. El nombre de Alcázar de los Reyes Cristianos no es un capricho. El complejo de murallas, salas palaciegas y patios se levantó cien años después de la conquista cristiana de la ciudad como residencia de los reyes castellanos en la ciudad y recurrente base de operaciones militares de la conquista de los territorios musulmanes del sur peninsular hasta la caída del Reino de Granada en 1492. Este palacio fortaleza tiene poco que ver con su pariente sevillano. Es un lugar mucho más austero y la influencia árabe se limita a los jardines y a los baños que mandó a construir el rey Alfonso XI. Aún así el lugar es muy bonito. Y también sirve como museo de algunos tesoros arqueológicos como algunos mosaicos romanos que se descubrieron en diversos puntos de la ciudad. Y los patios son divinos.
Plazas y palacios; un paseo por la Córdoba romana y cristiana.- Ir de plaza en plaza. El casco histórico de Córdoba que se extiende más allá de los límites de la Judería es un enorme mosaico de patios, iglesias, conventos y palacios. En sus callejuelas conviven las huellas del pasado medieval y ‘moderno’ de la ciudad y algunos fogonazos aún más antiguos. Los más destacados son el Teatro Romano (Plaza de Jerónimo Páez, 7), cuyos restos pueden verse bajo los suelos del actual Museo Arqueológico y las enormes columnas del Templo Romano (Capitulares, 1), edificio que formaba parte del foro de la ciudad. Los restos de Roma que aún pueden verse en Córdoba se encuentran esparcidos y escondidos bajo edificios más modernos. Un ejemplo es la domus que se encontró bajo el Palacio de los Marqueses del Carpio (San Fernando, 90) con restos de pinturas murales y mosaicos.
Las antiguas calles, foros y templos quedaron bajo los cimientos islámicos. Y la ciudad cristiana volvió a reconfigurarlo todo: las casas se reconstruyeron con gustos renacentistas y barrocos, las mezquitas se convirtieron en iglesias y los antiguos zocos en plazas. La más importante de todas ellas es la Plaza de la Corredera, espacio abierto y porticado al gusto de las grandes plazas castellanas que tanto sirvió de mercado como de plaza de toros o escenario de los siniestros espectáculos de la Inquisición. Otra plaza linda de ver es la Plaza de Capuchinos, pequeñita y austera pero adornada con otra de las ‘instituciones’ cordobesas: el famosísimo Cristo de los Faroles. A dos pasos de aquí está el Palacio de Viana (Plaza de Don Gome, 2) otra joya que formaría el póquer de ases cordobeses junto a la Sinagoga, la Mezquita y el Alcázar. Esta casa palacio está vinculada a una de las más grandes familias locales, los Gómez de Figueroa. La historia de este palacio se inicia en el siglo XV cuando la familia compra un conjunto de casas tardomedievales y las convierte en un palacio respetando, en gran parte, el trazado original: el resultado es un conjunto de estancias articuladas en torno a doce patios y un gran jardín cada cual más bonito que el anterior.
Dos museos que merecen la pena.- La potencia histórica de la ciudad hace que la visita al Museo Arqueológico de Córdoba (Plaza de Jerónimo Páez, 7) merezca mucho la pena. Las colecciones abarcan un amplio periodo de tiempo desde la Prehistoria hasta la Edad Moderna pero sobresalen las salas dedicadas a Roma y al periodo islámico con algunas piezas maestras de fama mundial (como el Cervatillo, un surtidor de fuente de época califal hecho en bronce que es una pasada). El otro centro que recomendamos por su vinculación al alma del lugar es el Museo Julio Romero de Torres (Plaza del Potro, 1) donde se reúne una buena parte de la obra de un pintor que se ha convertido en un icono cordobés gracias a sus famosos cuadros de mujeres andaluzas.
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