Ascender por la calle Reyes Católicos hasta Plaza Nueva supone cambiar, literalmente, de mundo. Los siglos y los gustos han dado como resultado varias Granadas. Pero la línea de división más patente la marca la Gran Vía, que sirve de frontera entre la Granada anterior a 1492 (año en el que pasó a ser parte del Reino de Castilla tras la derrota definitiva de los musulmanes) y la posterior. Ojo. Lo que queda por encima de esta especie de frontera temporal también sufrió, y aún sufre, una severa transformación a lo largo de estos más de cinco siglos. Pero ahí pueden verse aún restos vivos de aquella medina de los estertores de la dominación islámica de España. Plaza Nueva ejerce de punto de entrada al barrio del Albaicín. Es un lugar que conocemos bien y al que solemos volver cada vez que tenemos la mínima ocasión (tuvimos la suerte de vivir en el barrio durante algún tiempo en los años de Universidad). Hay múltiples puertas para entrar en este verdadero laberinto de callejuelas retorcidas y casas blancas. Pero nosotros seguimos eligiendo Plaza Nueva (previo desayuno en el Café Lisboa –Reyes Católicos, 67; Tel: (+34) 958 210 579; E-mail: info@cafelisboa.es-). Porque tiene mucho que ver con la identidad de la ciudad y sus contradicciones.
Aquí, por ejemplo, puedes ver el soberbio edificio renacentista de la Real Chancillería (Plaza Nueva, 10), una de las grandes joyas renacentistas de España que representa la reafirmación del cambio de poderes que se produjo tras la conquista. Este edificio, que hoy es sede del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, era el símbolo del poder y de la ley del rey. Y no es casualidad que mire frente a frente a la Torre de la Vela, el torreón más importante de la Alcazaba de La Alhambra. Estandarte en piedra de la soberanía islámica sobre la ciudad. Aquí también puedes ver el otro gran cambio de roles. La Iglesia de Santa Ana (Santa Ana, 1; Tel: (+34) 958 225 004) no sólo es un bonito edificio que lleva el sello del genial arquitecto Diego de Siloé. También es un símbolo de la victoria cristiana ya que ocupa el lugar de una vieja mezquita. No dejes de acercarte al Pilar del Toro –que también es de Diego de Siloé- y beber el agua fresquísima de sus caños.
Una ruta por el Albaicín.- Nos internamos en el barrio a través de la Acera del Darro, una de las calles más bonitas de la ciudad. Aprovecha alguno de los puentes que cruzan el río para hacer una pequeña incursión al arranque de la ladera que soporta los cimientos de la mítica Alhambra. Aquí vas a empezar a ver una de las características del vecindario: su trazado laberíntico. Esta parte de Granada estaba ocupada por grandes huertos (los célebres Cármenes –del árabe karm que quiere decir viña-) hasta que el avance de los cristianos en el interior de Andalucía tras la batalla de Las Navas de Tolosa (1212) provocó las primeras riadas de refugiados. Según se dice, el nombre del lugar hace referencia a los desplazados desde Baeza que colmataron la ladera de casas creando el laberinto maravilloso que hoy podemos visitar; otros aseguran que al-bayyÄ«zÄ«n quiere decir barrio de los halconeros. Antes de lanzarte a callejear confiando en el azar conviene hacer tres visitas: El Bañuelo (Carrera del Darro, 31), un antiguo hamman (baños árabes) del siglo XII que es de los mejor conservados de España; la Casa de Zafra (Portería Concepción, 8; Tel: (+34) 958 180 079), un palacete andalusí del siglo XIV que sirve de sede del Centro de Interpretación del Albaicín y la Casa del Horno de Oro (Horno del Oro, 14), una de las residencias árabes mejor conservadas del país. Es una buena manera de entender el barrio antes de recorrerlo y de dejarse sorprender por sus callejones y rincones imposibles.
Estos tres lugares se encuentran muy cerca de la Acera del Darro y el Paseo del Padre Manjón. Este lugar mágico bajo los bosques de la Colina de La Sabika y los muros de La Alhambra recibe el título oficioso del Paseo de los Tristes, ya que era el camino que tomaban los cortejos fúnebres camino del cementerio granadino. Este es un lugar increíble. Desde aquí puedes ver La Alhambra desde una perspectiva que magnifica aún más la grandiosidad del palacio nazarí. También está plagado de barecillos y terrazas y sirve de acceso al palacio nazarí por excelencia a través de la fantástica Cuesta de los Chinos; pero eso es ya otra historia.
La próxima parada del paseo es el Mirador de San Nicolás. Para llegar hasta aquí tienes varias alternativas. La más sencilla es escalar (y no exageramos) la Cuesta del Chapiz hasta la Placeta del Peso de la Harina. Justo en frente de este pequeño espacio de cielo abierto tienes el arranque del camino del Sacromonte (otro de los barrios míticos de la ciudad) junto a la escultura del Chorrojumo, uno de los patriarcas gitanos del Sacromonte durante el siglo XIX y personaje célebre local tras ser modelo del pintor Mariano Fortuny. Desde aquí hay que tomar el Carril de San Agustín y avanzar hasta el célebre mirador. Antes pasarás junto al Aljibe de las Tomasas (siglo XII), uno de los más grandes y mejor conservados del barrio y la nueva Mezquita Mayor de Granada (Plaza de San Nicolás, sn; Tel: (+34) 958 202 526). San Nicolás es uno de los cúlmenes de cualquier visita a la ciudad. Las vistas sobre La Alhambra, el centro de Granada y Sierra Nevada son, sencillamente, sublimes. Si pasas varios días aquí no pierdas la ocasión de subir aquí en diferentes horas de la jornada y darte el gusto, por ejemplo, de ver el atardecer y el espectáculo de la iluminación nocturna de La Alhambra.
Por las tripas del Albaicín.- Desde San Nicolás se accede a la parte alta del barrio. Por el callejón de San Cecilio llegamos hasta la Puerta de las Pesas, que se llama así porque aquí colgaban las pesas de los comerciantes deshonestos acompañadas de su nombre para pública vergüenza y escarnio. Esta puerta forma parte de las antiguas murallas ziríes (siglo XI) que defendían el flanco norte de la ciudad. Plaza Larga es otro de los centros neurálgicos de la identidad albaicinera. En los alrededores puedes encontrar rincones muy auténticos y, también, da acceso a dos buenos lugares para ver las viejas murallas: la Cuesta de la Alhacaba y el fantástico Mirador de San Cristóbal. Aquí también se localiza otro de los mitos granadinos. Casa Pasteles (Plaza Larga, 1; Tel: (+34) 958 278 997) ofrece uno de los mejores piononos de toda Granada. Este dulce, que combina a la perfección el bizcocho borracho y la crema pastelera, es otra de las cosas que tienes que probar sí o sí en una visita ‘granaína’.
Antes de iniciar el descenso hacia Granada (como dicen los albaicineros) nos vamos a dar un paseo a otros de los grandes hitos históricos de la plaza. El Palacio de Dar Al Horra -La Honesta- (Callejón de las Monjas, sn; Tel: (+34) 671 563 553) es un complejo residencial del siglo XIV que se levantó sobre el primitivo palacio de los gobernantes musulmanes de Granada (siglo XI) antes de su traslado definitivo a la actual Alhambra. Este palacio ha mantenido su estructura y buena parte de su decoración original intacta y es, justo a la propia Alhambra y el Cuarto Real de Santo Domingo –en la zona baja del Realejo-, los máximos exponentes de la arquitectura palaciega andalusí en la ciudad (y no exageramos si decimos de España). Desde aquí, lo mejor es acercarse hasta la Placeta de San Miguel Bajo y buscar la ladera que da a vega. Desde el primer día que pisamos Granada, el Mirador de la Lona fue uno de nuestros lugares preferidos. Sus atardeceres son, sencillamente, mágicos. Para volver a Granada tienes dos opciones. O seguir por el carril de la Lona y la Cuesta del Zenete hasta la Puerta de Elvira –imponente portalón fortificado de tiempos ziríes que durante siglos fue la principal puerta de acceso a la ciudad- o seguir por Cruz de Quirós y la Cuesta de Marañas hasta Calderería Nueva, la calle que se ha convertido en otro icono granadino gracias a sus teterías. Si has llegado hasta aquí, y antes de ir a tomarte un té, te recomendamos prolongar un poquito el paseo hasta la Placeta de Carvajales, donde tienes una de las mejores vistas de La Alhambra de todo el barrio.
Comer en el Albaicín.- Estas recomendaciones son personales pero se basan en nuestras experiencias como vecinos del barrio, durante muchos años, y visitantes asiduos a la ciudad posteriormente. Un buen lugar para darse un capricho con vistas a La Alhambra es el restaurante Mirador de la Morayma (Pianista García Carrillo, 2; Tel: (+34) 958 228 290; E-mail: info@miradordemorayma.com) con una carta de especialidades locales donde encuentras, por ejemplo, la célebre tortilla Sacromonte o el riquísimo choto albaicinero. Eso sí, no es barato. A partir de 35 euros por persona. Otro de nuestros preferidos del barrio es el Mesón el Yunque (Placeta de San Miguel Bajo, 3; Tel: (+34) 958 800 090), con una carta plagada de clásicos granadinos con una sangría que quita el sentido y caracoles como no los comimos nunca. Y otro de los imperdibles en el barrio es terminar la jornada con un rico té. Y nosotros siempre vamos a As Sirat (Calderería Nueva, 5; Tel: (+34) 807 545 119) que es un lugar que nos encanta.