GUÍA DE ESTOCOLMO: Djurgarden, la isla sueca de los museos

La vieja Estocolmo desde las riberas de Djurgarden.

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Imagínate un parque nacional insertado en medio de una de las grandes capitales de Europa. Imagínate poder tomar el tranvía para ver alces, ciervos u osos pardos en medio de la ciudad en una isla repleta de bosques. Y, al mismo tiempo, poder ir saltando de museo en museo, visitar viejos palacios reales, algún que otro castillo… El porqué de este pedazo de naturaleza en medio de la ciudad tiene su explicación en el extremo sur de la isla. El Palacio del Príncipe Eugens (Prins Eugens Väg, 6) es ahora un museo dedicado al arte contemporáneo sumándose a la enorme lista de centros culturales que hay en la isla. pero durante siglos sirvió como pabellón de caza de la familia real sueca. En su origen, Djurgarden se guardó como coto de caza para los reyes de Suecia. Una especie de gran reserva natural mantenida en estado original para el uso y disfrute de la familia real (que aún se reserva el Palacio de Rosendal -Djurgårdsslätten, 49-) Si una cosa se toman en serio los suecos y suecas es el sentido práctico de la Democracia y por eso Djurgarden escapó a la codicia de los especuladores y siguió siendo un sitio de retiro aunque para toda la ciudadanía. Y por eso aquí te vas a encontrar con la concentración de cultura, ocio y esparcimiento más importante de Europa. La famosa Isla de los Museos de Berlín se queda pequeña.

El Djurgardens bokskog guarda la esencia de aquel coto de caza real. En este bosque, que cubre buena parte de la isla, puedes ver una buena representación de la fauna del país que vive en grandes espacios cerrados en semi libertad. Lobos, osos, alces, ciervos… Una reserva en el sentido estricto de la palabra. La isla sigue siendo de titularidad real, pero desde finales del XIX este viejo coto de caza se fue convirtiendo en el gran parque urbano de Estocolmo. El buque insignia de este proceso de apertura a la ciudadanía es el Skansen (Djurgårdsslätten, 49) uno de los primeros museos etnográficos más antiguos del mundo. Este ‘pueblo tradicional sueco’ se construyó a finales del siglo XIX por iniciativa real para preservar la cultura tradicional del país y servir de lugar de aprendizaje para la población de la capital. Aquí puedes encontrar una representación exhaustiva de oficios tradicionales, arquitectura, artes decorativas y folclore. Precisamente el Skansen fue el germen del uso cultural y lúdico de la isla.

Entrar a la isla por la Puerta Azul.- Mucha gente usa los diferentes ferries que conectan las diferentes partes de la ciudad con el embarcadero de Allmänna gränd, pero la forma más ´tradicional’ de entrar en Djurgardens es a través del Puente de Djurgårdsbron, una pasarela de piedra y hierro forjado que servía de punto de entrada a los cotos reales. La Puerta Azul (Djurgårdsvägen, 2), una preciosa puerta de hierro forjado del siglo XVIII, servía de cancela al coto real y hoy es un símbolo de apertura del espacio al disfrute de todos. Ya no hay vallas que limiten el acceso pero aún así la puerta está siempre abierta; los símbolos, en este país, son muy importantes. Junto a la puerta hay un pequeño centro de visitantes donde puedes encontrar bastante información sobre la historia del lugar y todo lo que vas a encontrar aquí. Museos, museos, museos, museos… De casi todo. Uno puede pasarse aquí cuatro o cinco días y no verlo todo. Nosotros te recomendamos, al menos, estos museos:

El Museo Nórdico (Djurgårdsvägen, 6).- Este impresionante edificio del siglo XIX alberga uno de los museos más interesantes de la capital sueca. El eje de las colecciones y exposiciones son las diferentes culturas y manifestaciones artísticas de los diferentes pueblos que forman el mosaico nórdico en toda su extensión en un recorrido histórico que parte desde la Edad Media hasta nuestros días. Las salas más interesantes son las dedicadas al pueblo Sami (lapones) con una buena colección de vestimentas, armas de caza e instrumentos de todo tipo. Este museo se ideó como complemento al Skansen y alberga importantes obras de arte y piezas antropológicas y artesanales muy importantes.

El Museo Vikingo (Djurgårdsvägen, 4).- Una pasada. Este museo se organiza en torno a tres barcos vikingos del siglo IX que se encontraron en otras tantas cámaras funerarias y a los ajuares que los acompañaban. Pero lo que más mola de este lugar es el montaje de reproducciones y maquetas que han montado para acompañar a los restos arqueológicos. La Saga de Ragnfrid es un paseo guiado que va explicando los diferentes aspectos de la cultura vikinga más allá de los mitos y las creencias que se han difundido a través de la cultura popular o el cine. Es un ejemplo de lo que debe ser un museo histórico. 

El Museo Vasa (Galärvarvsvägen, 14).- El centro estrella de la isla y casi que de todo Estocolmo. Aquí se custodia el único navío del siglo XVII que ha llegado a nuestros días. Y todo gracias a una desgracia, porque el Vasa naufragó en agosto de 1628 poco después de su botadura por un error de cálculo en su carga. El barco fue rescatado del fondo lodoso del lago a finales de la década del 50 del pasado siglo y sus miles de piezas fueron ensambladas como un gigantesco rompecabezas de casi 15.000 piezas que hoy forman la práctica totalidad del casco y buena parte de la arboladura del navío. Justo fuera del museo del Vasa puedes visitar dos barcos históricos: el Sankt Erik y el Finngrundet.

Un chute de cultura popular.- Como te decíamos antes, en la isla de Durgarden hay museos para parar un tren. Los centros más importantes son los que ya te hemos mencionado, pero hay algunos centros curiosos que pueden despertar tu interés. Quizás el más llamativo es el Museo de ABBA (Djurgårdsvägen, 68) donde se custodia gran parte del legado material y documental del famoso grupo sueco en un viaje ‘hortera’ a la década de los 70. Para los nenes y nenas de cincuenta y más está el Museo Junibacken (Galärvarvsvägen, 8) dedicado al mundo de Pipi Calzaslargas y su creadora, la escritora local Astrid Lindgren. Otro lugar curioso es el Museo de las Bebidas Alcohólicas suecas (Djurgårdsstrand, 9). Quizás aquí logres entender porqué el alcohol está controlado de manera tan férrea por el estado. Si no quieres seguir mirando museos puedes dar un paseo por el Djurgårdsstaden, el pequeño pueblo histórico de la isla con su iglesia, sus plazas, su pequeño puerto…

El Grona Lund Tivoli (Lilla Allmänna Gränd, 9).- El Parque de Atracciones de “La Arboleda Verde” ocupa el lugar de uno de los grandes mitos de la Estocolmo histórica. Aquí se localizaba una famosa taberna con el mismo nombre que era lugar habitual de literatos, piratas y gentes de mal vivir. A finales del siglo XIX (1883) se montó aquí uno de los ‘Tivolis’ que se construían por doquier en las grandes ciudades de Europa. Este parque de atracciones histórico es de los más antiguos y mejor conservados del continente y presume de tener una de las montañas rusas de madera más antiguas del mundo (diseñada por el mítico Anton Schwarzkopf). Lo viejo se mezcla aquí con lo moderno. Han sabido conservar el espíritu histórico del parque combinando las nuevas atracciones (como una catapulta con más de 60 metros de caída libre) con los viejos carruseles de principios del siglo XX.

 

Fotos bajo Licencia CC: Cha già José; m.prinke; Hugh Llewelyn; Henry Burrows; Greger Ravik; Tommie Hansen

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