Un día en Reims desde París: un paseo por la capital del champagne

Catedral de Reims desde la Plaza de Henri Deneux.

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El tren de alta velocidad te permite plantarte en la ciudad de Reims desde París en apenas 40 minutos. La capital de la región de Champagne se encuentra a unos 150 kilómetros de la ciudad de la luz y desde la Estación de Paris Gare de l'est (Rue du 8 Mai 1945) puedes plantarte ahí en un pis pas (aunque el precio ronda los 30 euros por trayecto para las salidas entre las siete y las ocho de la mañana –ideal para una excursión de una sola jornada-) y hacer una excursión bastante interesante. Nosotros teníamos la intención de i r hasta la ciudad para ver su famosísima catedral (de las más grandes y bonitas de toda Francia) y pasear por el Quartier St.-Leu, el barrio medieval. Las transformaciones de París en los siglos XVIII y XIX arrasaron con los caóticos vecindarios medievales creando una ciudad de boulevares y calles anchas. Para ver cómo era París antes de esta transformación hay que visitar ciudades cercanas como la preciosa Troyes, con sus casas de trama de madera o la propia Amiens. El tamaño también juega a favor para una visita de un día. Y para terminar con los incentivos a la escapada hay que añadir la posibilidad de incluir en la visita alguna cata de sus famosos vinos espumosos de Champagne.

Llegamos temprano: Pese su pequeño tamaño hay mucho que ver en Amiens. Pero en un día bien aprovechado da para mucho. Justo al lado de la estación de tren nos encontramos con la brasserie Le Clairmarais (Rue de Courcelles, 25)un buen lugar para el ‘petit-déjeuner’ ese desayuno francés que combina a la perfección lo dulce y lo salado. Desde aquí cruzamos las vías y caminamos por la Plaza Colbert y los Hautes Promenades (un bonito parque que corre en paralelo a las vías del tren hasta la Puerta de Marte (Place de la République), el hito que marca el inicio del casco histórico. Reims fue una de las ciudades más importantes de La Galia durante los tiempos de la dominación romana. La Puerta de Marte, una de las cuatro entradas de la muralla, es la huella más patente de aquellos años y también uno de los monumentos más queridos por la gente de estos lares. Desde aquí nos metemos en la vieja Reims por la Rue de Marte, antigua calle principal de la ciudad romana.

La mañana la dedicaremos a explorar los alrededores del antiguo foro romano y el espacio monumental articulado por las plazas Real y Henri Deneux. El Criptopórtico (Place du Forum) es una estructura de grandes arcos y bóvedas subterráneas que data de los tiempos de Roma y aunque se desconoce su función (unos dicen que es un antiguo mercado y otros que son los gigantescos cimientos del antiguo foro) es el gran monumento romano de la ciudad. Justo en frente del foro se encuentra el Musée-Hôtel Le Vergeur (Place du Forum, 36), un complejo de edificios del siglo XIII y XIV con la característica trama de madera medieval y patios de estilo renacentista que son dignos de verse. En sus estancias puedes ver una gigantesca colección de objetos y obras de arte que hacen un recorrido por la vida burguesa de la ciudad desde el siglo XVI al XIX. Merece mucho la pena.

El antiguo centro del poder romano se convirtió también en el centro de la vida de la ciudad medieval a través de la gran protagonista monumental de la ciudad: la Catedral de Notre Dame de Reims (Place du Cardinal Luçon). Esta es una de las grandes catedrales góticas de Europa. Una maravilla del siglo XIII que es más grande que su homónima parisina (la bóveda central se eleva casi 40 metros) y que ha visto la coronación de 25 reyes franceses. Aquí puedes ver, además, una de las obras maestras de la escultura medieval europea: ‘El Ángel sonriente’. Esta estatua puede verse en la portada principal y para los estudiosos es uno de los trabajos artísticos más tempranos del renacimiento del clasicismo. Junto a la catedral puedes visitar el Palacio de Tau (Place du Cardinal Luçon, 2), sede del arzobispado local y museo de arte sacro de la ciudad (con una muy buena exposición sobre las coronaciones de la monarquía francesa). No dejes de ver los ábsides góticos de la catedral desde la Plaza Henri Deneux.

Hacer una cata de champán y comer.- La capital del champagne merece darse un homenaje. Nosotros visitamos las Bodegas Veuve Clicquot (Rue Albert Thomas, 1) porque nos habían comentado que sus cavas (bóvedas dónde se madura el espumoso más famoso del mundo) eran las más espectaculares e históricas. Y la verdad es que flipamos en colores. Las ‘cuevas’ datan del siglo XVIII y la visita incluye la degustación de varios champagnes (el número depende de la visita que elijas).

Visitar la Basílica de Saint Remi y el Museo de Reims (Rue Saint-Julien).- La otra joya de la corona. La Basílica de Saint Remi es aún más impresionante que la catedral. Este edificio de fachada románica y tripas románicas y góticas se empezó a construir en el siglo XI y guarda las reliquias del santo local por antonomasia, Remigio de Reims. Este fue el primer rey de los francos y para los franceses es algo así como el fundador del país. Los claustros de la basílica se han convertido en el Museo de Historia de Reims, con una colección de objetos que parte desde el Paleolítico y hace un recorrido por la historia de la ciudad hasta el siglo XVII. Muy cerca de aquí, y como culmen del paseo, puedes echarle un vistazo a la Villa Demoiselle (Bd Henry Vasnier, 56), una casona art decó de principios del XX muy bonita de ver.

Fotos bajo Licencia CC: Richard Mortel; Jean-Marc; Patrick; Nan Palmero; Allie_Caulfield

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