Londres macabro: tras los pasos de Jack el Destripador

El 31 de agosto de 1888, Mary Ann Nichols, más conocida como ‘Polly’ Nichols en los ambientes del poco recomendable barrio de Whitechapel, se tomó su última pinta en el Pub ‘The Frying Pan’ (La sartén) situado en el número 13 de la calle Brick Lane. Hoy, el lugar no deja de ser un típico barrio londinense de casas bajas de ladrillo rojo; un lugar pintoresco que se ha convertido en uno de los polos de cultura alternativa de la ciudad. Pero aquella madrugada de otoño, el lugar esa uno de los tantos pubs de la zona donde las prostitutas acudían a beber o comer algo entre servicio y servicio. ‘Polly’ Nichols necesitaba ganar al menos cuatro peniques para pagar la pensión en la que vivía, así que decidió trabajar un par de horas más. Algunos testigos comentaron que la habían visto a eso de las dos y media de la mañana en la esquina de las calles Osborn y Withechapel Road. Fue la última vez que se la vio con vida. Un par de horas después, el policía John Neil, que hacía su ronda rutinaria, se topó con el cuerpo sin vida de Polly en la Calle Dunward. La mujer había sido degollada y presentaba terribles cortes en el abdomen. Fue el primero de, al menos, cinco asesinatos que conmocionaron a la ciudad de Londres entre agosto y noviembre de aquel año.

Whitechapel es uno de los barrios históricos de la ciudad de Londres; situado en la orilla norte del Thamesis y al este del centro histórico de la ‘City’, este barrio, conocido como el East End, fue el escenario de la ola de asesinatos atribuidos a Jack el Destripador. Los crímenes de Whitechapel pusieron en jaque a la policía británica de finales del siglo XIX y fueron, también, un fenómeno periodístico sin precedentes que adelantó el poder de los medios de comunicación a la hora de generar opinión pública. En 1888, este barrio se había convertido en uno de los lugares más sórdidos y peligrosos de la capital inglesa. La llegada de miles de inmigrantes rurales y de otros países de Europa atraídos por la creciente industrialización concentró en lugares como éste a miles de familias trabajadoras de bajos recursos. Según documentos de la época, en Whitechapel se concentraban más de 60 burdeles que daban sustento a unas 1.200 prostitutas. Hoy, el lugar es un atractivo barrio de clase trabajadora en el que se puede pasear sin problemas y en el que florecen centros culturales alternativos y los locales hipsters. Pero en 1888, adentrarse en las callejuelas del lugar era peligroso (ver información del Museo de Londres).

Más de dos millones de viajeros y viajeras recorren cada año la ‘ruta de Jack el Destripador’. El paseo incluye los lugares dónde fueron localizados los cuerpos de las cinco víctimas, puntos señalados de Whitechapel directamente vinculados con las asesinadas y los lugares que dieron identidad al barrio durante la época victoriana. Hoy, nadie diría que las inmediaciones de la Whitechapel Art Galery (Dirección: Whitechapel High Street, 77; Tel: (+44) 020 7522 7888; Horario: MD 11.00 – 18.00; E-mail info@whitechapelgallery.org) se encontraba una de las zonas más frecuentadas por las prostitutas del barrio. El callejón de Angel Alley, junto a la galería de arte, era un lugar frecuentado por clientes en busca de sexo de alquiler; a apenas una treintena de metros fue donde los testigos vieron a Polly Nichols con vida por última vez.

La distancia que media entre el lugar donde encontraron a Polly y el escenario de la segunda muerte atribuida al destripador se salva en apenas ocho minutos a pie. De la humilde casa de Annie Chapman ya no queda nada. Hoy la Old Truman Brewery es un espacio dinámico en el que se concentran, oficinas de diseño, galerías de arte, restaurantes y una animada vida cultural. En este lugar, la noche del 8 de septiembre de 1888, apareció el cuerpo de Chapman: la habían degollado, al igual que la primera víctima, pero el asesino, además, se dio el gusto de abrir en canal el abdomen de la víctima, sacar los intestinos y dejarlos alrededor del cadáver. Jack empezaba a convertirse en una auténtica leyenda.

El 25 de septiembre, llegó esa famosa carta a la Agencia Central de Noticias. En el texto, que aparece firmado por Jack el Destripador, el presunto autor de los dos asesinatos muestra el perfil de un hombre obsesionado por las mujeres que ejercen la prostitución: “No soporto a cierto tipo de mujeres y no dejaré de destriparlas hasta que haya terminado con ellas”. Y asegura que “en mi próximo trabajo le cortaré la oreja a la dama y se la enviaré a la policía para divertirme”. “Me gusta mi trabajo y estoy ansioso de empezar de nuevo, pronto tendrá noticias mías y de mi gracioso jueguecito”. Y no se hizo esperar. El 30 de septiembre se descubrían dos nuevos cuerpos. El de Elizabeth Stryde apareció en el cruce de las calles Henriques y Fairclough, también en pleno corazón de Withechapel. Presentaba un enorme corte en el cuello; dicen que la intervención del portero de un pub cercano evitó que Jack pudiera hacer su trabajo.

Quizás por ello, el asesino se trasladó hasta Plaza Mitre (a unos diez minutos a pie) donde asesinó a Catherine Eddowes para, posteriormente, sustraerle el útero y el riñón izquierdo. En el registro de las inmediaciones (Goulston Street, 38), la policía encontró el delantal ensangrentado de la víctima y una inscripción en la pared en la que podía leerse “”Los judíos son los hombres que no serán culpados por nada“. El grafitti fue inmediatamente borrado para evitar un tumulto popular contra los judíos londinenses. El 16 de octubre, se recibía un paquete en el que, además de una nueva carta firmada por Jack el Destripador, se remitía una caja con medio riñón humano conservado en formol.

Pero lo peor estaba por llegar. Y se hizo esperar. Durante un mes, el destripador no dio señales de vida. El quinto y último de los crímenes atribuidos a Jack tuvo lugar en la madrugada del 9 de noviembre de 1888 y su víctima fue otra prostituta: Mary Jane Kelly. En esta ocasión, el asesino mostró una brutalidad que supera a todos sus crímenes anteriores. La mujer, como las otras víctimas, murió de un profundo corte en el cuello. Posteriormente fue abierta en canal y vaciada completamente dejando sus órganos esparcidos por la habitación en la que fue brutalmente asesinada. Hoy, el número 13 de Miller’s Court Street, lugar donde vivió y murió Mary Jane Kelly, es un aparcamiento público.

Numerosos tours guiados recorren Whitechapel siguiendo las huellas del asesino más famoso de todos los tiempos. Más allá de los escenarios de los macabros hallazgos, las rutas incluyen lugares significativos en la propia historia del barrio, como el Pub Ten Bells (las Diez Campanas), en el número 84 de Comercial Street, lugar que frecuentaban dos de las víctimas del destripador (Kelly y Chapman) y en el que se pueden comprar libros y objetos alusivos a los asesinatos; o la Iglesia de Saint Botolp (Dirección: Aldagate Hight street; Tel: (+44) 020 7283 1670; Horario: L 11.00 – 15.00; MV 9.00 – 15.00) que, además de haber sido frecuentada por las prostitutas de aquella época, es uno de los mejores ejemplos de arquitectura inglesa del XVIII. Otro lugar interesante para completar la información sobre los crímenes de Jack el Destripador es el Museum of London Docklands (Dirección: Warehouse West India Quay, 1; Tel: (+44) 020 7001 9844; Horario: LD 10.00 – 18.00; E-mail: info.docklands@museumoflondon.org.uk) que, a parte de mostrar la rica historia de los puertos de la ciudad desde la llegada de los romanos, tiene una excelente exposición relacionada con los crímenes de Whitechapel en la que también se descubren las penosas condiciones de vida de los habitantes del East End a finales del siglo XIX. Es una visita imprescindible.