La aldea gala de Ciudadanos vota “sin convicción” ocho semanas después

Peio H. Riaño

23 de julio de 2023 17:58 h

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El Astillero es la aldea gala de Ciudadanos. Hace ocho semanas esta ciudad de algo menos de 20.000 habitantes decidió llevarle la contraria al país y depositar la confianza en Ciudadanos. Toda la confianza: el 70,2% de los votos de los astillerenses fueron para Javier Fernández Soberón, antiguo militante del PP, donde fue presidente de Nuevas Generaciones de Cantabria. En esta población a poco más de siete kilómetros de Santander todos conocen a su alcalde y le llaman por el segundo apellido. Soberón dejó tiritando a los populares el pasado 28 de mayo, que no lograron sumar más del 5,6% de los votos. 

“Todavía deben andar tirándose de los pelos por hacerlo dejado marchar. El PP debería plantearse repescarlo para las próximas”, comenta uno de los vecinos de El Astillero, que acaba de salir de votar. No es mediodía, el sol pica más de lo que lo ha hecho en la última semana pero en menos de una hora cambiará y las nubes librarán a todos los que hablan más del calor que de Pedro Sánchez. Este vecino no ha votado PSOE, porque dice que el país necesita “un poco de mano dura”. 

Le preguntamos si quiere algo 'duro' como lo del Ayuntamiento de Santa Cruz de Bezana, muy cercano al lugar por el que nos hemos interesado. En Bezana el PP y Vox saltaron a la fama por censurar un beso de Lightyear. Y estos días de turismo, algún vecino satisfecho con la coalición se ha dedicado a colocar carteles hechos en casa, para encender la máquina del tiempo y viajar al pasado con el lema: “Queda expresamente prohibido el nudismo y el topless”. Al anglicismo le ha puesto comillas simples para no faltar a la RAE. Algún columnista en los que se apoya la Academia de la Lengua dijo de esta práctica que “la revolución sexual se empezó a vivir en serio cuando las primeras turistas suecas y francesas comenzaron a bañarse topless en las playas ibéricas”.

“Bueno, no tanta mano dura”, matiza nuestro confidente a la salida de las urnas. “Soberón ha demostrado ser un líder para el pueblo y le votan los de derechas y los de izquierdas. Feijóo ha demostrado tener tirón en Galicia, pero debería aprender de la humildad de Javi y a ganarse al elector de todos”, añade este votante de Ciudadanos en las Municipales y del PP en estas Generales, que ha salido a votar con la bandera de España en la muñeca. Su pequeña reivindicación en una ciudad en la que está convencido que “siempre fue de derechas”.

Aunque no le falta razón, los datos históricos templan un poco esa creencia. En la herramienta confeccionada por Raúl Sánchez y Victòria Oliveres podemos ver que los años ochenta fueron muy felipistas y que luego, efectivamente, el PP conquistó la voluntad del voto… hasta la llegada de Pedro Sánchez. En las últimas Generales, Ciudadanos no llegó al 9% de los votos, dato que hace todavía más extraordinario el caso de Javier Fernández Soberón. “A ver, en El Astillero en mayo votamos al alcalde y no al partido. Y en las generales votaremos por ideología”, explica otro de los miles vecinos que se han acercado al colegio público Fernando de los Ríos, inaugurado por la República, en mayo de 1936. 

Por este colegio están llamados a pasar 5.400 personas de la población censada (13.905). En El Astillero la participación supera el 70% y este año podría ser mayor, porque a las dos de la tarde, casi la mitad de los cántabros habían votado ya a las dos de la tarde, en un crecimiento de 3,8 puntos respecto a las celebradas en 2019. Una de las representantes de la junta electoral de la zona nos indica que las nueve mesas de este colegio se constituyeron sin problema alguno. Todos los convocados estaban en su puesto a la hora. El verano no ha pasado factura a la fiesta de la democracia, en El Astillero.

En la aldea gala del único alcalde de Ciudadanos en España que ha sobrevivido a la extinción del partido que representa no pueden ser fieles a su voto de hace dos meses. Antes de que llegaran los calores de junio, la cúpula de Ciudadanos anunció que el partido no se presentaría a la votación de este domingo. “Volverían a votarle si se hubiera presentado en las Generales. Así que los vecinos se decantarán por las ideas de siempre, porque los mítines no sirven de nada y las mentiras ya nos aburren”, comentan una pareja que ha venido a vivir a la ciudad hace dos años, después de abandonar Madrid. En la misma calle del colegio hay un piso de tres habitaciones y un baño por 135.000 euros. Impensable en la capital del país. “Javi tiene la ciudad limpia, le conocemos todos y está en todos los actos”, añaden. 

Al fondo, cuando la cuesta muere en una de las rías que conectan la población con Santander, emergen las enormes grúas de la industria que da nombre a la población. Dicen que de aquí partieron los primeros galeones oceánicos de guerra que han existido, que se ocuparon del transporte del tesoro y la escolta de flotas, por encargo de Felipe II. Había que defender las Indias. El negocio se mantuvo vivo entre los siglos XVI y XIX. Luego, la reconversión industrial. 

“Aquí siempre hemos sido muy de izquierdas”, dice otro vecino, que confunde a Feijóo con Rajoy. Un lapsus que sabemos habitual. “Santander es distinto, eso el puro PP”, comenta sin tener en cuenta que, en las últimas Generales, el voto en la capital de la Comunidad Autónoma estuvo mucho más repartido de lo que el prejuicio deja ver. Y en 2019, en El Astillero, el PSOE sumó 2.512 votos (el 26%) y el PP, 2.032 votos (el 21,1%). 

“Es muy difícil votar por convicción”, señalan una pareja de 22 años cada uno. Él es la primera vez que vota en las Generales y aclara que lo hace obligado ante la amenaza de la ultraderecha. Ella asegura que no hay partido que la defina “por completo”. “Así que votamos lo menos peor. No me representa ninguno”, sentencia ella. Tampoco creen que vivan en una ciudad muy sesgada, que en El Astillero el voto es muy fluctuante y por eso ha ocurrido la victoria aplastante de Soberón. “Nosotros preferimos mantener las cosas como están. Tengo mucho miedo al cambio si llega la derecha al Gobierno”, señala él, que reconoce haber votado para defenderse. 

Detrás de la pareja sale otra de afrodescendientes. Son del Congo y llegaron aquí hace nueve años. “Todos los partidos quieren el bien para España. En las autonómicas votamos al PRC y ahora hemos votado al PSOE. Quizá la próxima vez votemos al PP”, aseguran. No se definen como indecisos porque observan, leen y se informan. Simplemente, pertenecen a una parte de la población española que no está condicionada por la historia reciente del país y sus ideas políticas. Se marchan, cuesta arriba, esquivando vecinos. Las aceras están abarrotadas y apenas hay coches. La furgoneta de “Heladerías La Polar” se ha perdido y pregunta por la ruta a la playa más cercana. El día no está para playa, sobre todo, si eres de afuera. Es domingo, hay votación y se sale a la calle endomingado. Así está la población capaz de entregar su confianza a Pedro Sánchez para gobernar su país y la opción contraria para la ciudad.

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