Apilada en una finca y en la lista roja de patrimonio: cómo devolver su esplendor a la fachada histórica de Valdecilla

Dentro de cinco años, cuando se conmemore el centenario de la Casa de Salud Valdecilla, el actual recinto hospitalario de Santander podrá volver a lucir la antigua portalada que fue retirada y cuyos sillares yacen ahora abandonados en una finca de Camargo. La Fundación Valdecilla acaba de anunciar que está estudiando el coste y el proceso de recuperación de la portalada para tomar la decisión de volver a colocar donde en los años 70 iba a reubicarse, cerca del actual hospital.

José Francisco Díaz, gerente de la Fundación Marqués de Valdecilla, ha confirmado a elDiario.es esta intención que estaba en estudio antes de que saltara este martes la noticia de que Hispania Nostra había incluido este bien del patrimonio civil cántabro y santanderino en su Lista Roja. La Fundación, de momento, va a recuperar los restos de la portada, que yacen ahora entre bardales y escombros, para trasladarlos a un lugar seguro y conservarlos debidamente.

La portalada de la antigua Casa de Salud Valdecilla en Maliaño (Cantabria) acaba de ser incorporada a la Lista Roja de patrimonio civil en riesgo de desaparición, después de que el Comité Científico de Hispania Nostra haya considerado oportuna su inclusión como forma de llamar la atención sobre su estado de abandono e impulsar su recuperación.

La gran portalada de sillería de la Casa de Salud Valdecilla se encuentra desmontada y abandonada, entre zarzas, en un páramo de Parayas, en el municipio de Camargo, en una finca pública. La fachada fue retirada hace cerca de medio siglo cuando se construyó el nuevo hospital, que sacrificó parte de los pabellones de la vieja instalación. La intención era reubicarla a la entrada del nuevo Valdecilla, pero ese hecho no se produjo. Tampoco ahora es seguro que vuelva a estar en las inmediaciones del acceso al centro hospitalario, ya que debajo hay construido un aparcamiento, pero si no es posible allí se instalaría en otras partes del recinto.

Posiblemente, su emplazamiento final sea en los jardines del hospital. Esta era de hecho la propuesta del arquitecto Hernández Morales, quien sugirió reubicarla en los jardines del nuevo Centro Médico Nacional tras la reforma de 1971. Entre las posibles alternativas que se habían barajado también estaba su emplazamiento en una rotonda o en Solares, en la finca de la casa-museo del Marqués de Valdecilla, pero finalmente, si decide llevarse a cabo el proyecto de recuperación, volverá a reaparecer no muy lejos del hospital al que franqueaba el acceso.

En 1970, la fachada y la portalada fueron derribadas. Sin embargo, antes de su demolición, las piedras de la arcada y la balconada fueron cuidadosamente numeradas y desmontadas con el objetivo de preservarlas y, en un futuro, reconstruirlas.

Tenía tres pisos y estaba sustentada y presidida por una triple arcada de acceso a través del arco central, con dos laterales con amplios ventanales para iluminación, decorados con vitrales. Los tres arcos, de quince dovelas cada uno, estaban basados en la geometría curva y se correspondían arquitectónicamente con el tipo de arco carpanel, característico por el elegante abatimiento de la curva de sus 'lomos'.

En los extremos laterales, los arcos encontraban apoyatura sobre columnas únicas de tipo toscano, mientras que la puerta principal, ornamentada con sendas columnas pareadas del mismo estilo, se conjuntaba con las dos laterales. Sobre los seis elementos de la columnata se apoyaba, de lado a lado, un friso con triglifos alternando con dieciséis discos besantes. Todo este conjunto horizontal, servía de basamento a la balconada con dos huecos adintelados, ocupada en su parte central por un frontón triangular, flanqueado y rematado por pináculos y bolas.