Emprendimiento social en equipo en Cantabria. Con liderazgo femenino y principalmente rural. La nueva manera de hacer economía. Por Sandra Castañeda Elena.
NOW Estudio: diseño al servicio del futuro que queremos
A veces no caemos en que, en realidad, todo lo que no está hecho por la naturaleza está diseñado: los objetos cotidianos, los más extraordinarios, las ciudades, los espacios que nos acogen y en los que habitamos, incluso los procesos de los que formamos parte. El diseño es lo que sucede cuando las personas usan la creatividad para resolver problemas.
¿Y qué problema es más relevante hoy, que la necesidad de restaurar la relación entre las personas y el medio ambiente? Por eso el ‘buen diseño’, según el Consejo Internacional de Diseño, tiene que ser funcional y considerar el impacto social, cultural, ambiental y económico como parte integral de la solución que propone.
A eso, precisamente, se dedica NOW Estudio, una iniciativa liderada por Patricia Pérez y Javier Gandarillas para dar respuestas de diseño que regeneren los ecosistemas.
Entrar en su espacio de trabajo en el centro de Santander es como adentrarse en un pequeño oasis de buen gusto y creatividad en el que es imposible aburrirse. Allí, Patricia y Javier comparten territorio con otros creadores del mundo del diseño y la comunicación con quienes se relacionan en una simbiosis perfecta. “No pretendemos hacerlo todo nosotras dos, de hecho, ya colaboramos con el estudio de marca y diseño gráfico Mutta. Nuestra intención es que NOW sea una red de profesionales punteros especializados en diferentes ámbitos para poder resolver desafíos cada vez más complejos. Y sin salir de Cantabria, que aquí hay mucho talento”.
Quien habla es Patricia, que estuvo a punto de no volver de Londres, ciudad en la que se forjó como diseñadora de producto. Allí logró posicionar sus creaciones al más alto nivel, con piezas que se venden en lugares de referencia como el Bauhaus Museum de Berlín o en el MoMA de Nueva York.
Pero el viaje comenzó mucho antes, cuando salió de su Santander natal para estudiar una ingeniería y un grado en diseño en Barcelona, donde también trabajó un tiempo, aunque con escasa motivación. Las ganas de seguir aprendiendo a crear con las manos y una beca la llevaron a la escuela de joyería de Brighton, Reino Unido, donde su vida dio un giro importante: “tuve mucha suerte porque enseguida hice amistad con personas del mundo arte y la cultura que me ayudaron construir relaciones en un entorno que no era el mío. Pero lo más importante fue que con ellas aprendí a creer en mi misma y dejé de ponerme límites”.
Gracias a esa determinación recién descubierta, Patricia logró un contrato en Londres con una empresa británica referente en mobiliario. Como desarrolladora de producto, su día a día consistía en coordinar el proceso de fabricación de lo que otras personas diseñaban. Sin embargo, su ambición en ese momento era ver sus propios productos tomar forma. Así que, en paralelo a su trabajo, fue construyendo un portfolio con sus creaciones.
Un día, por casualidad, su jefe se fijó en el prototipo de la ahora famosa lámpara Mouro – llamada así en honor a la isla cántabra-. Le gustó, decidió ponerla en producción y, con ello, Patricia cumplió su sueño. Comenzó la visibilidad en revistas icónicas, las peticiones de tiendas emblemáticas y se abrió la posibilidad de continuar creando objetos funcionales y bellos.
Pero ya había otra semilla empezando a germinar: la del activismo ecologista y la conciencia social. Algo que, en aquella época, ocurría al margen de su trabajo. “Mi pareja en ese momento era una persona muy política, para él y su familia el activismo era algo natural en sus vidas, y me contagiaron”, relata con una sonrisa. “Me di cuenta de que podía contribuir y estar al servicio de algo mayor que yo. Le dio sentido a mi vida, me sentía alineada y me di cuenta de que cuando me involucraba era feliz”.
Por otra parte, Londres se volvía cada vez más hostil. Patricia tenía una vida rica en lo cultural, algo que realmente apreciaba. Pero un ambiente de trabajo tremendamente competitivo y una urbe que nunca para hicieron que se replanteara su futuro allí. La posibilidad de volver a Cantabria se fue haciendo cada vez más real y la pandemia de la COVID-19 terminó de decantar la balanza.
Un par de años después, con la oportunidad de impartir la asignatura de ciencia del ecodiseño en CESINE y el nacimiento de su hijo Leo, Patricia se dio cuenta de que, de hecho, proyectar pensando en la protección y regeneración del planeta era lo más relevante que podía hacer. Como afirman en la Fundación Ellen MacArthur, referente en economía circular, “a través del diseño, podemos eliminar los desechos y la contaminación, hacer circular productos y materiales y regenerar la naturaleza, creando una economía que beneficie a las personas, las empresas y el mundo natural”.
“La pregunta de diseño más estimulante hoy en día es cómo vivir en un mundo de recursos finitos”
Al conocer a su socio, Javier Gandarillas, encontró la fuerza que necesitaba para embarcarse en una iniciativa empresarial. NOW Estudio nace hace poco más de un año del encuentro entre la emergencia ecológica y la profesión creativa. “La pregunta de diseño más estimulante hoy en día es cómo vivir en un mundo de recursos finitos. Las profesionales del diseño tenemos un papel fundamental en la generación del mundo que queremos. Podemos conectar con la imaginación individual y colectiva y materializar lo que aún no existe. Y esto lo tenemos que hacer ahora, no vale dejarlo para mañana, los cambios tienen que ocurrir ya o será demasiado tarde” me explican a dúo.
La trayectoria de Javier es también extensa, ampliamente reconocida y prolífica. Él viene del mundo de la publicidad y la comunicación, es impulsor del certamen de diseño gráfico Tipos y edita la revista sobre creatividad Hop. Al igual que a Patricia la maternidad, a Javier ser padre le reorganizó sus prioridades personales y profesionales. “NOW es hacia donde quiero que vayan las cosas, es donde vamos a estar todos dentro de 10 años”.
Ahora ya no importa tanto el reconocimiento, para NOW Estudio, el proyecto ideal es el que tiene más impacto, el que genera más conversaciones y pequeñas epifanías. “Un encargo del que no se habla o que solo genera diálogo entre diseñadores, no nos interesa. Al contrario, acabamos de terminar un proyecto muy completo para la Hermandad de donantes de sangre de Cantabria en el que hemos trabajado la imagen de marca y diseñado la web bajo criterios de sostenibilidad centrados en la tipografía, los colores y el código para generar menor impacto ambiental. También hemos dado la vuelta al reconocimiento que se hace a las personas donantes con más trayectoria: ahora se trata de una risografía numerada realizada por un ilustrador local, impresa en un papel respetuoso con los bosques, que va a ser visible en muchas casas. Sabemos que es algo que dará que hablar y eso es lo más valioso para nosotros, la capacidad de transformar, una conversación tras otra”.
Por eso a Patricia, además de diseñar, le encanta dar clase, facilitar talleres y escuchar como las participantes disfrutan mientras reflexionan y descubren oportunidades antes inimaginadas. El taller de biomateriales, en el que prepara muestras con cáscaras de naranja o restos de pescado, se está convirtiendo en un clásico. “Los materiales que se hacen con residuos que vienen de la tierra y son capaces de regenerar la tierra son ideales. Se pueden utilizar a nivel industrial pero también, al experimentar con ellos, traes consciencia de la basura que generamos, de lo valiosa que puede ser, de la necesidad de probar, fracasar y volver a intentarlo. A nivel educativo es genial”.
A veces no caemos en que, en realidad, todo lo que no está hecho por la naturaleza está diseñado: los objetos cotidianos, los más extraordinarios, las ciudades, los espacios que nos acogen y en los que habitamos, incluso los procesos de los que formamos parte. El diseño es lo que sucede cuando las personas usan la creatividad para resolver problemas.
¿Y qué problema es más relevante hoy, que la necesidad de restaurar la relación entre las personas y el medio ambiente? Por eso el ‘buen diseño’, según el Consejo Internacional de Diseño, tiene que ser funcional y considerar el impacto social, cultural, ambiental y económico como parte integral de la solución que propone.