Keruin P. Martínez (República Dominicana, 1989) es licenciado en Historia por la Universidad de Cantabria, fotógrafo, cofundador y coeditor de Revista Amberes y, desde hace unas semanas, coordinador de Izquierda Unida de Santander. Conoce el mundo rural porque su familia tenía una granja, aunque desde los 17 años se dedica al mundo de la hostelería en Santander, ciudad que conoce a la perfección. Sincero y con pudor, el nuevo dirigente local de la coalición se reconoce como un heredero del movimiento obrero, por lo que se declara no solo como marxista, sino como un convencido de que toda reivindicación ha de estar impregnada de un sentido de clase.
Bajo su direccion política intentará mejorar los resultados municipales en la cita electoral de 2023, encontrar previamente un candidato que sustituya al actual portavoz y único concejal de Unidas por Santander, Miguel Saro, y situar en el centro del debate en la Corporación la calidad de los servicios públicos que, a su entender, han de ser remunicipalizados.
Acaba de acceder a la dirección de Izquierda Unida en Santander. ¿Por qué este salto del ámbito cultural al político?
Yo ya militaba en Izquierda Unida desde hacía años y siempre he estado politizado y vinculado a distintos movimientos...
'Politizado' es una palabra que parece desprestigiada hoy en día.
Por mi parte la puede subrayar. Siempre he sido muy político. Yo soy de la generación del 15-M, de Podemos... y aunque pueda parecer ingenuo soy de los que se entusiasmó con esa experiencia de las mareas en torno a Podemos. Es cierto que no gozaban de toda mi simpatía pero sí entendía que ahí podía haber algo que pudiera cambiar las cosas.
Pero ha seguido en Izquierda Unida, no en Podemos.
Es una cuestión de afinidad intelectual. Yo no soy posmoderno, ni comunicólogo, ni populista al estilo Errejón. Yo me reconozco más en una tradición dura del movimiento obrero; mi pensamiento se alimenta de la tradición marxista y de una manera u otra con IU tenía una cercanía más que evidente. Aunque no estaba en ese partido, era mi partido, por decirlo de algún modo. Finalmente, decidí militar y aportar dentro de mis posibilidades y estoy a lo que me toque. No tengo ninguna visión de ocupar cargos. Para mí básicamente es un 'marrón', pero si estoy, estoy.
¿En qué estado se encuentra IU?
La organización ha pasado por un período complicado por lo que ha supuesto la relación con otras organizaciones políticas en procesos electorales anteriores y ciertas renuncias de la anterior dirección... y más si sumamos la pandemia y el contexto santanderino que nunca ha sido fácil para una organización como la nuestra. Yo asumí la dirección con mucha cautela y con mucho pudor porque no soy el que lleva más tiempo en la misma, no sé si soy el más preparado, aunque me veo con entusiasmo y con capacidad de aprendizaje y voluntad de hacerlo bien.
Se le nombra dentro de un equipo directivo...
Soy coordinador y coportavoz. La otra coportavoz es Carmen Martín. El secretario es Javier Merino.
¿Está afiliado al PCE?
Sí, aunque esta es una afiliación más reciente. Primero me afilié a Izquierda Unida.
¿Qué virtualidad tiene el marxismo en estos tiempos?
El marxismo sigue siendo útil mientras siga existiendo el capitalismo.
¿Cómo ve Santander un marxista?
Santander es un ejemplo casi radical para una mirada. En Santander, la política está atravesada diametralmente por los intereses de las clases altas, los procesos de toma de decisión están condicionados por quien mejor posición económica tiene y esa es una constante de Santander desde hace demasiado tiempo.
Pero las mayorías electorales de la derecha son más amplias que los supuestos integrantes de clases acomodadas. ¿Cómo se explica entonces que el santanderino que no pertenece a esa élite económica apueste por partidos conservadores? ¿Hay una desconfianza de las alternativas?
Es difícil contestar porque no hay una relación mecánica entre el lugar que ocupas en una sociedad y la ideología política que profesas. El proceso cultural aquí es muy interesante porque tener poder económico no solo significa eso, sino tener a tu disposición una red que te permita generar una imagen acorde con tus intereses. Hay más acceso a medios de comunicación, a vallas publicitarias... hay más acceso a instituciones que generan discurso y contribuyen a eso. En última instancia también se dispone de un dispositivo cultural que contribuye a esa imagen, ese caldo de cultivo en que se ven opciones más válidas que otras.
En Santander los procesos de toma de decisión están condicionados por quien mejor posición económica tiene
¿Cuáles son los objetivos de su mandato?
Uno es poner a funcionar de la mejor manera posible a la organización y que esta sea capaz de poner encima de la mesa los temas centrales en la Corporación municipal, que son los servicios públicos. Nuestro portavoz Miguel Saro ha heho un trabajo espléndido. Incluso a nosotros mismos nos ha sorprendido el trabajo ingente que ha hecho por poner temas encima de la mesa. Uno de los objetivos subsidiarios es poner en valor ese trabajo, darlo a conocer de cara al exterior.
MIguel Saro ha anunciado ya que no repite como candidato. ¿Hay alguien que sea su relevo? ¿Lo sería usted?
Suena a tópico, pero es verdad que estaré a disposición de lo que diga Izquierda Unida, aunque personalmente no tengo ningún interés. No es falsa modestia, sino que, de hecho, uno de los objetivos de esta nueva directiva es dar con la persona más adecuada para encabezar una futura candidatura. Lo de Saro es una pena, pero también es comprensible porque se ha 'comido' unos años complicados en los que ha trabajado casi en solitario y eso es lo que no puede pasar.
Uno de los objetivos de esta nueva directiva es dar con la persona más adecuada para encabezar una futura candidatura
¿Cómo valora la relación con Podemos? ¿Ve posible una reedición del acuerdo electoral?
No va a ser una decisión mía, sino de la asamblea de Santander en coordinación con lo autonómico. Tendremos que ver cómo se plantea ese escenario. No soy reacio a ninguna coalición porque esto va de sumar, pero hay que ver las condiciones. Por eso para mí es fundamental tener la organización funcionando y perfectamente engrasada.
Queda poco más de un año para las próximas elecciones, ¿cómo van a afrontar la cita?
Innegablemente estamos muy influidos por el panorama general. El centralismo mediático de Madrid condiciona muchísimo la capacidad de movilización que uno tenga, pero creo que si hacemos bien lo que tenemos que hacer podemos mejorar los resultados. No vamos a ganar la Alcaldía, pero sí que estamos en condiciones de mejorar el resultado, e incluso de conseguir dos o tres concejales.
Su objetivo, entonces, es configurar un grupo municipal propio.
Sí, y tener capacidad de orientar las políticas que se tomen. Nosotros tenemos la convicción de que esta organización es útil y muy necesaria. Es cierto que nos pasan por encima, pero sería más triste que nos pasaran con los brazos bajados. José Luis Sampedro decía: 'Vale que haya una bota que te pise la cabeza, pero lo que no puedes hacer es lamer la suela'.
Ustedes tienen representanción en el Gobierno central y, si se tiene en cuenta a Podemos, son varios los ministros. Pero poco se dejan ver por aquí y si vienen no es para salir en la foto con ustedes.
Para mí sería muy interesante poder aprovechar ese capital político de disponer de esos ministros.
Precisamente uno de ellos, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, está siendo sometido a un correoso ataque montado a partir de un bulo sobre la calidad de la carne.
Yo provengo del mundo rural, me crié en una granja, mi familia es granjera y trabajé bastante en el campo. Estoy radicalmente de acuerdo [con el punto de vista del ministro]. Otra cosa es que se quiera hacer una caricatura tontaina e interesada de lo que dijo Garzón. Las macrogranjas no aportan nada al mundo rural, más allá de cosas negativas. Estructuralmente generan más perjuicios que beneficios y contribuyen, entre otras cosas, a deteriorar un entorno por lo que ganaderos y agricultores más pequeños acaban viéndose en dificultades. Me parecería ingenuo echar la culpa de los problemas de lo rural a la existencia de macrogranjas: tiene que ver con cuestiones antropológicas, económicas y de mercado. En ese debate siempre veo desenfocado el tiro.
Para ser un miembro del Consejo de Ministros no ha sido defendido con mucho entusiasmo por sus compañeros y su presidente.
Supongo que no cerrar filas tiene que ver con las inminentes elecciones en Castilla y León. No se me ocurre otra razón de mayor peso.
Volviendo a Santander, muestra su preocupación por el estado de los servicios públicos y de los servicios sociales.. ¿Es partidario de la remunicipalización de las contratas externalizadas?
Sin ninguna duda. Un ayuntamiento tiene pocas competencias comparado con una autonomía o el Gobierno central. Y las que tiene están centradas en su función de proveer servicios públicos. Lo que no podemos hacer es distraernos en cuestiones secundarias porque lo que no puede ser es que los santanderinos no puedan disfrutar de servicios públicos eficaces y con un funcionamiento razonable porque desde el Ayuntamiento se haya hecho una delegación de funciones. Si la función de un ayuntamiento es gestionar competencias y no las gestiona, ¿para qué queremos un ayuntamiento?
¿El PP tiene cuerda para rato en Santander?
En las últimas elecciones municipales no fue tan evidente. Hubo la posibilidad de que el PP no revalidara la Alcaldía. Habría que preguntarle a otras formaciones políticas qué ha pasado.
¿Se refiere a Ciudadanos?
El caso de Ciudadanos no puede ser más patético y lo digo así tal cual. No conozco peronalmente a Ceruti. Las referencias que tenía de él eran que se trataba de una persona seria, pero es incomprensible el papel que está haciendo, queriendo ser juez y parte, queriendo ser gobierno y oposición a la vez. Es ridículo, la verdad.
Me gustaría su opinón sobre la instalación de concertinas en el Puerto de Santander.
Nosotros estamos preparando una moción para que la cuestión se debata en el próximo Pleno de Santander. Es cierto que el Ayuntamiento no tiene competencias pero no menos cierto es que el Puerto está en la ciudad, así que consideramos que algo tendrá que decir el Ayuntamiento al respecto. Obviamente, Izquierda Unida es contraria a esa medida porque es desproporcionada y porque atenta contra una noción mínima de los derechos humanos. De hecho, Izquierda Unida de Santander ha llevado el caso de las concertinas al Parlamento Europeo.
Estamos preparando una moción para que la cuestión de las concertinas se debata en el próximo Pleno de Santander
Hablando del Pleno, ¿no es frustrante que iniciativas que ve aprobadas Unidas por Santander en el Ayuntamiento no se lleven finalmente a cabo?
Yo vengo de una cultura política en donde, como decía Pablo Iglesias... el otro (ríe): “Elegir al más virtuoso de los hombres y vigilarlo como si fuera un canalla”. Esa para mí es la esencia de la democracia representativa. Tiene que ver con la posibilidad de elección y la posibilidad de vigilancia. En las democracias liberales la posibilidad de rendición de cuentas es muy complicada porque se cortocircuitan los canales. ¿Cómo no va a ser frustrante?
¿El estado de salud democrática de Santander cómo lo calificaría?
Teniendo en cuenta la poca participación política de la ciudadanía y luego el funcionamiento de la Corporación, en general de medio-bajo, aunque no creo que sea distinto al de otros ayuntamientos.
¿Por qué está extendido?
En los ámbitos locales, aunque no lo llamemos caciquismo, siguen siendo muy importantes las redes sociales, que son las que hacen funcionar muchas cosas. Esto no es solo cosa de políticos, sino que no es cuestionado por la ciudadanía.
Luego hay un problema de educación ciudadana.
Hay una falta de educación política que es palmaria. Las instituciones, los medios, el ámbito educativo... falta formación en cuestiones políticas en sentido amplio y a un nivel elemental. Es una renuncia estúpida porque la gente piensa que educar en democracia es adoctrinar. Claro que es adoctrinar. ¿Por qué no educas en nazismo, por qué no educas en antidemocrático? Educas en derechos humanos y en democracia. Sin embargo parece que hay una tabla rasa en donde todas las opciones políticas son igualmente válidas y en educación se acaba abdicando de una función que es fundamental.
Las nuevas generaciones están mucho menos politizadas que las de sus padres o abuelos.
Hay un problema de fondo que es la fragmentación. Una cosa que creo contribuye a esa falta de conciencia política es una fragmentación cada vez más acusada de la realidad. Hay gente joven que se moviliza por cosas concretas, pero echo de menos, y ahí entra en juego la educación, poner a disposición de la ciudadanía las herramientas necesarias para integrar las cosas, porque todo está entretejido. La fragmentación nos hace perder la perspectiva del tiempo histórico. Hay una desconexión con luchas del pasado que son procesos que han conducido a que se puedan disfrutar hoy de derechos. Vivimos en un hiperindividualismo cada vez más acusado.
Reivindica entonces una visión de la interrelación, de la importancia de la clase social, de la economía.
A mí no me interesa ninguna corriente política de las que predomina actualmente, ya sea feminismo, ya sea la cuestión racial o de género, que no esté atravesada por consideraciones que atañan a las clases sociales. ¿Por qué? Porque en el ámbito cultural es fácil apropiarse de las luchas de otros, pero lo que sí sé es que aquellas reivindicaciones que han venido de la mano del movimiento obrero en un amplio sentido han tenido una vocación universalista. Cuando se ha pedido el voto ha sido para todos, cuando se ha querido mejorar las condiciones laborales se ha querido para todos. Ahora bien, no ocurre lo mismo con determinadas corrientes en determinados ámbitos. La primeras mujeres que requerían el sufragismo lo querían para las mujeres señoritas, burguesas, que sabían leer; los liberales cuando querían más democracia y más derechos lo querían para los señoritos que tenían propiedades o formación y asi ad infinitum.