Fallece el represaliado y referente antifranquista Manolo de Cos a los 97 años

El histórico militante comunista Manolo de Cos Borbolla ha fallecido este martes a los 97 años de edad después de una vida en la que se convirtió en un referente antifranquista por su compromiso con la justicia social y la democracia. Nacido en el pueblo cántabro de Rábago en el año 1920, mantuvo una intensa actividad política y ejerció como activista en distintas causas, desde la recuperación de la memoria histórica al ecologismo.

Este represaliado durante la dictadura se definía en una entrevista con eldiario.es como “un ciudadano del mundo que vive donde le pilla la noche” y había superado una historia que muy pocos pueden contar: sobrevivió a una condena a muerte. Y es que fue encarcelado y acusado de ser “incendiario de iglesias e imágenes”, pero la intervención de un sacerdote que certificó la falsedad de los hechos le permitió recuperar la libertad después de ocho años de reclusión y trabajos forzados.

Manolo de Cos, hermano del conocido guerrillero Jesús de Cos y cuyo padre fue asesinado en el campo de Mauthausen, trabajó tras la Guerra Civil española y superar su cautiverio como viajante de joyas por todo el país, lo que le sirvió para ayudar a otros republicanos a cruzar la frontera.

Además, este veterano represaliado político grabó durante más de 30 años con una cámara Súper-VHS testimonios que muestran desde su regreso a algunos de los lugares en los que realizó trabajos forzados durante su condena a testimonios de personas que habían luchado por alguna causa, sufrido persecución política e incluso relatos de los primeros inmigrantes que comenzaban a llegar a España.

También se acercó a la fotografía desde muy joven porque consideraba que esta disciplina era “la forma más veraz de documentar todo lo que estaba pasando a mi alrededor”. Pararelamente, se encargó de reflejar, siempre de forma autogestionada, la vida rural, la etnografía y el folklore de Cantabria, con especial atención a las mujeres, que homenajeba habitualmente por su sufrimiento durante la posguerra.

A pesar de los años, nunca dejó atrás su pasión por la fotografía y su obsesión por retratar todos los movimientos sociales y los cambios que se producían en su entorno, lo que le mantuvo activo y le permitió vivir en primera persona movilizaciones recientes como la Marea Verde, la lucha de los mineros o el mismo 15-M.

Según repetía siempre que se le preguntaba, y en contra de lo que dicta su dilatada trayectoria, nunca quiso considerarse fotógrafo y se calificaba a sí mismo como “un intruso que solo se acercó a la fotografía por esa necesidad de denunciar las realidades olvidadas. Autor de más de 60.000 imágenes y cientos de horas de video de temática ecologista, antropológica y antifranquista, ha fallecido a los 97 años de edad como un referente para las generaciones más jóvenes.