María Montesino: “La cultura para mí es un compromiso social y vital”

María Montesino es ganadera, editora, restauradora, gestora cultural y preside una cooperativa. Hija del antropólogo Antonio Montesino, ha retomado el proyecto de su padre, 'La Ortiga', y dirige una explotación ganadera, 'La Lejuca'. Ambos los desarrolla bajo un prisma cultural y político que va más allá de un estilo de vida cercano y respetuoso con la naturaleza y la cultura. Para ella, criar ganado y hacer libros son dos caras de una misma moneda: una manera de hacer el mundo más respirable, alejándolo de la especulación y acercándolo a la igualdad y la justicia.

Viendo su currículum y su actividad, mi primera cuestión es preguntarle por cómo le gusta definirse. ¿Como socióloga, como ganadera, como agente cultural?

En realidad, mi vinculación es mucho mayor con la sociología, la antropología o la cultura, por mis estudios y trayectoria vital. Con la ganadería tengo una relación tardía, desde hace cuatro años, gracias al proyecto 'La Lejuca' que comparto con mi pareja (Lucio González).

Usted vive y trabaja en Fresno del Río. Es inevitable preguntar por cómo ve el desarrollo del mundo rural desde su experiencia.

Entiendo que rural y urbano son dos caras de la misma moneda, afectadas por un sistema que no pone a las personas en el centro de la vida, sino los intereses económicos y el poder. El desarrollo rural lo veo encaminado a lo que dicte la Europa neoliberal en la que vivimos: turistificación, intensificación de la producción agrícola-ganadera y postales ociosas de la vida en los pueblos. Mi experiencia ha sido buena, yo siempre he podido elegir dónde estar y qué hacer, pero creo que no es significativa de los problemas que puedan darse hoy en día en el mundo rural.

El despoblamiento rural es una dinámica compartida por muchas provincias y regiones. ¿Qué modos de producción o actuaciones pueden hacer que se revitalice el medio rural?

Creo que en el medio rural hay mucho potencial para hacer proyectos que contribuyan a cambiar el actual modelo económico, profundamente injusto y generador de desigualdad social. Para ello, habría que trabajar a largo plazo de forma transdisciplinar y articular todas las posibilidades, haciendo un trabajo de campo previo con la población específica de la zona, conociendo sus recursos, sus necesidades, sus herramientas culturales, no imponiendo políticas prefabricadas que luego no cuajan. Otro factor interesante es la cooperación. Generar redes compartidas de trabajo permite ser más independiente y fuerte, tener más posibilidades de elegir. También es importante fijarse en modelos que están funcionando en otros países, viajar para aprender, tener una visión 'glocal' de la vida.

¿Qué es 'La Lejuca'?

'La Lejuca' es una ganadería ecológica de alta montaña de vacas de razas rústicas (tudancas y cruzadas). Es una ganadería extensiva que sigue un modelo de producción basado exclusivamente en los pastos, sin aporte de cereales, para reducir la huella de carbono e hídrica. 'La Lejuca' es también una propuesta de soberanía alimentaria y de formación (en colegios, institutos, universidades…) de las nuevas formas de producción agroecológica y de los nuevos paradigmas de la alimentación y el medio ambiente.

Más allá de la rentabilidad, su proyecto de ganadería ecológica tiene rasgos significativos como el acento en el movimiento cooperativo, el comercio justo y la soberanía alimentaria. ¿No es esta una manera de complicarse la vida, de hacer más difícil a la ya de por sí complicada producción agroganadera?

Sí, supone más trabajo y formación, pero yo creo que es una manera de estar en el mundo, de entender que lo que hacemos y cómo lo hacemos es también una cuestión política y cultural, una propuesta de convivencia, una voluntad de cambio en el sector.

Otro de los rasgos de su proyecto es prescindir de la intermediación y apostar por el consumo Km 0. ¿Cómo consigue ponerse en contacto con el consumidor?

A través de nuestra web, redes sociales y participando en jornadas, seminarios, encuentros donde la gente te conoce. También por el boca a boca, acabas siendo un productor local de confianza, te pueden venir a visitar, conocer la dehesa y el ganado, hacerte preguntas. Actualmente comercializamos a través de la cooperativa Siete Valles de Montaña (que preside), la primera de ganadería ecológica en Cantabria.

Es obligado preguntarle por la figura del antropólogo Antonio Montesino, su padre, a quien la plataforma de empresas culturales Pecca la plataforma de empresas culturales Pecca acaba de premiar a título póstumo. Usted ha retomado el proyecto cultural de 'La Ortiga'. Me gustaría que me comentara por qué y, sobre todo, hasta qué punto la figura del padre es un referente o un condicionante limitador.

Mi padre siempre fue para mí un referente de resistencia intelectual, desde su juventud en la lucha antifranquista, hasta su trayectoria como investigador independiente, autodidacta, con una producción cultural amplia y variada como antropólogo, poeta discursivo y visual o editor. Siempre me atrajo el compromiso que tenía con la realidad de su tiempo.

La idea de retomar 'La Ortiga' era poder continuar con un espacio de pensamiento crítico complejo y aportar un nuevo enfoque, 'La Ortiga Colectiva', basado en una red de cooperativismo autogestionado que nos permite editar, hacer talleres y encuentros de forma autónoma. La cultura para mí es un compromiso social y vital.

¿'La Ortiga' y 'La Lejuca' comparten modos de ver la vida y la actividad similares?

Sí, hay muchos puntos comunes, cuando tienes una manera de hacer, de ver, de estar... eso se plasma en los proyectos que propones y compartes. Creo que lo más importante es ese movimiento que se genera, normalmente invisible a primera vista, que hace que no importe si es una editorial o una ganadería, sino el potencial de acción, de rebelión, de duda o de vínculo entre las personas y sus contextos sociales, culturales, políticos.

¿Qué le reporta más satisfacciones: la ganadería o la cultura?

Ambas, pero siento más mías las culturales, me atraviesan de una forma más profunda.

¿Qué opina de la generación de redes y comunidades a la hora de desarrollar ambos campos?

Las ayudas mutuas entre colectivos permiten que se puedan llevar a cabo proyectos que merecen la pena, complementarse es necesario, compartir conocimientos y experiencias. En el campo de la producción local, por ejemplo, la red de productores 'De granja en granja' (de Slow Food Cantabria) ha supuesto un apoyo común muy importante.

¿Con tanta actividad tiene tiempo de pararse y contemplar?

¡Claro! Parte de mi trabajo se realiza en el campo, en contacto con un medio abierto, donde puedes pararte o pasear, contemplar, leer, pensar, estar en silencio. Tengo el respaldo de muchas personas que me apoyan y trabajan a mi lado, y que son imprescindibles para que pueda disfrutar de esos momentos.

¿Cuáles son sus proyectos más inmediatos?

En septiembre comenzamos el ciclo 'Tierra, Cultura, Vida' que coordinamos con los compañeros de La Vorágine, una propuesta de encuentros y talleres sobre culturas y ruralidades. Me entusiasma contar con María Sánchez, Jaime Izquierdo, Marc Badal o Adrián Almazán como ponentes. En noviembre presentaremos el nº 130 de 'La Ortiga' y llevaremos a la práctica nuestro proyecto '(Re)construyendo los caminos de la memoria'.

Trayectoria

María Montesino (Torrelavega, 1982) es Licenciada en Sociología. Desde el año 2005, inicia su especialización en Desarrollo Rural y Patrimonio en el País Vasco. Entre el año 2005 y 2015 regenta, junto a su familia, el restaurante La Casa de Fresno en Fresno del Río (Campoo de Enmedio). Durante esta época, apuesta por las jornadas gastronómicas de la vaca tudanca, recupera una cocina slow y trabaja con productos de mercado y temporada. María Montesino ha coordinado y dirigido 4 colecciones diferentes de revistas relacionadas con el medio rural desde una perspectiva glocal ('Antropológicas', 'La Luna Azul', 'Los Qdernos de La Casa de Fresno' y 'Campoéticas'), cuyo objetivo ha sido potenciar una visión global de la cultura en los universos rurales. Su gran interés por la Antropología Social y el Desarrollo Rural, la llevan a implicarse en los modos de vida de las zonas rurales, primero en el restaurante La Casa de Fresno y, posteriormente, como ganadera ecológica en 'La Lejuca', en el Valle de Campoo. En la actualidad, es presidenta de la primera cooperativa ecológica de ganaderos en Cantabria 'Siete Valles de Montaña'. Compagina esta actividad con sus trabajos editoriales, como directora del proyecto cultural multidisciplinar 'La Ortiga', revista de Arte, Literatura y Pensamiento.