La Plaza de Alfonso XIII de Santander huele a libro viejo, a página amarillenta por el paso del tiempo y por dedos ansiosos de aventuras y conocimiento, pero también a emociones contenidas y a la sabiduría que solo los libros saben transmitir. Y es que la zona se ha llenado de magia. Los stands, tan blancos e impolutos, chocan con su interior: estanterías llenas de preciosos ejemplares con tomos en piel y letras doradas, libros en los que se leen los nombres de los más grandes escritores que ha dado la historia, revistas antiguas, cómics rebosantes de color que nos trasladan a la infancia...
Por un instante, parece que uno se ha trasportado a otro tiempo, ése en el que los libros colmaban los estantes de las casas y se lucían como grandes trofeos, y donde el aroma a papel inundaba el olfato y hacía 'salivar' al cerebro, ansioso de probar el nuevo manjar.
Es la Feria del Libro Viejo de Santander, inaugurada el pasado 1 de agosto y de la que se podrá disfrutar hasta el día 16 de este mismo mes. En horario de 11:00 a 14:00 y de 17:30 a 21:30, cántabros y turistas podrán encontrar grandes reliquias entre los miles de ejemplares que ofrecen las librerías.
Cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Santander, de la Fundación Santander Creativa y la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria. En esta edición de 2015 participan quince librerías procedentes de toda la geografía española, además de tres nuevas que se unen este año.
La mejor cultura, a pie de calle
“La razón de organizar esta feria es dar a conocer el mercado del libro viejo al público en general, sacar la cultura a la calle, y qué mejor que el centro de Santander para ello”, expresa Alastair Carmichael, organizador del evento y dueño de Carmichael Alonso Libros. Porque para este librero, que lleva 18 años organizando este tipo de eventos, la Feria del Libro Viejo no es solo una forma de comercialización. Prueba de ello es la gran variedad de ejemplares que uno puede encontrar, además de las exposiciones de las que se pueden disfrutar.
Esta edición cuenta con una exposición “única” del editor alemán Emilio Sdun. El visitante podrá deleitarse con una colección de “libros tipográficos muy bellos” con ilustraciones llamativas, donde las letras y los colores se mezclan en una explosión de sentidos. Así, se puede contemplar 'Poemas de dolor y de guerra' de Miguel Hernández, 'Tres estampas del cielo', de Federico García Lorca o 'Mi idolatrada felatriz', de Fernando Arrabal.
Una caja de sorpresas
La gente se arremolina alrededor de los stands mirando con curiosidad e indagando entre los diversos títulos que se ofrecen. El público es muy variado, desde el señor mayor que, bastón en mano, investiga con ojos risueños y charla con el librero, 'marujeando' con un libro de Vargas-Llosa sobre los amoríos del Nobel peruano, hasta el niño que hojea ilusionado cuentos a todo color, pasando con delicadeza las páginas y absorbiendo cada palabra bajo la mirada maravillada de sus padres.
Y es que, como explican desde la Librería Lance, “el público de la Feria viene a sorprenderse”. “Se puede encontrar de todo, un libro un poco actual a un precio más asequible, ejemplares que se han dejado de lanzar o alguna joya que convendría volver a sacar al candelero, así como libros de niñez con los que uno busca reencontrarse”, prosigue.
Todos los libreros coinciden: la mayoría buscan que un libro les encuentre a ellos, “ver qué hay al azar”, aunque abundan los que quieren un ejemplar en concreto, como la señora que se pasea por todos los stands buscando 'Las 100 mejores poesías de la lengua castellana' o el caballero que pregunta por una determinada edición de las populares tiras cómicas de 'Mafalda'.
También sorprende a los turistas, que en su visita por las emblemáticas calles santanderinas se topan con la Feria. Es el caso de Matt y Rose-Mary, una pareja británica que se lleva varios ejemplares en inglés como un recuerdo diferente de su visita a España. Así queda reflejado en la anotación que hacen en la primera página de los libros.
Porque en esta peculiar Feria se puede hallar desde novelas, cómics, revistas, enciclopedias, obras de teatro y manuscritos así como libros especializados en historia, filosofía, religión, tecnología pensamiento oriental, autouyuda o cocina. Uno puede adquirir desde el famoso 'Principito' de Antoine de Saint-Exúpery en varios idiomas, pasando por 'Recetas tradicionales de la abuela' o dogmatizarse con 'Servicio y Sacrificio' de José Antonio Primo de Rivera.
Buena acogida
Aunque todavía faltan muchos días para sacar conclusiones, la Feria está teniendo muy buena acogida, “con buenas ventas y lectores entregados”, según su organizador, Alastair Carmichael. Para algún librero sí que se ha notado el buen tiempo que ha reinado en el comienzo, que provoca que se prefiera la playa a este tipo de iniciativas, pero concluye que “como en las corridas de toros, hasta el final no se sabe cómo acabará la faena”.
Mientras, en la Plaza de Alfonso XIII el viento transporta aroma a libro viejo. Porque, como bien expresaba Emilio Sdun: “Cada libro reclama los sentidos: ver, sentir, oler. Ver, leer las ilustraciones, los colores, los poemas, textos... Sentir la superficie, gusto al tacto del papel hecho a mano o de un papel industrial excepcional. Oler el aroma de la tinta, siempre presente, si abres un libro es un olor como perfume”.