El amianto y el estado del edificio condicionarán el futuro de la Residencia
Con el final de las obras del nuevo Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, que concluyeron el pasado mes de junio, y el inicio a finales de noviembre de los trabajos de traslado, ha comenzado la cuenta atrás para el cierre definitivo de la Residencia Cantabria, el centro sanitario que desde 1973 ha albergado la atención materno-infantil en la comunidad autónoma.
La Consejería de Sanidad prevé que la 'mudanza' a las nuevas dependencias, conocidas como las Tres Torres y que están ubicadas junto al edificio 2 de Noviembre, concluya en “aproximadamente seis meses, para después de Semana Santa”. En ese momento las trece plantas de la Residencia echarán el candado. Qué pasará con el edificio es uno de los interrogantes que se plantean ahora. El Plan General de Santander califica el terreno como dotacional y, por tanto, debe tener un uso de interés público.
El Gobierno de Cantabria no descarta que pueda servir como sede de la Administración autonómica aunque recalca que “lo primero” es conocer los planes del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), que es el titular tanto del inmueble como de la parcela.
Así lo ha indicado la consejera de Sanidad, María Luisa Real, en una entrevista concedida a eldiario.es Cantabria que se publicará en su integridad este fin de semana. Real afirma que aún es pronto para conocer el futuro uso que se dará a la Residencia y señala que el Ejecutivo no se ha planteado nada en firme, ya que, tal y como insiste, “cualquier decisión hay que tomarla conjuntamente con el INSS”.
No obstante, la consejera apunta que “a la Administración siempre le son muy apetecibles los edificios públicos porque tampoco tenemos tantos, con lo cual si se puede adaptar, seguro que le encontramos una utilidad. Pero insisto, no se pueden levantar expectativas porque hay que hablar con el propietario y, sobre todo, ver cómo está el edificio”, apostilla.
Por ello, “lo primero” que hará el Ejecutivo cántabro será “hablar con los responsables del INSS para conocer si tiene algún proyecto sobre el edificio o el solar”. Todavía no se han iniciado los contactos, puesto que el Gobierno de Cantabria cree que es conveniente esperar al 20 de diciembre para conocer el resultado de las elecciones generales y, sobre todo, aguardar a que se forme un nuevo Gobierno central. Un Ejecutivo afín en Madrid podría facilitar el acuerdo entre ambas partes, reconocen.
De igual modo será imprescindible realizar una valoración técnica del edificio, en el que además de analizar el estado de la estructura, que a pesar de la mala apariencia externa es posible que sea sólido, es “fundamental” comprobar si se empleó o no amiento en su construcción. La presencia de este mineral tóxico condicionaría cualquier plan de actuaciónmineral tóxico.
Ya en 2012, a raíz de la ejecución de unas obras en la Residencia, el sindicato UGT advirtió de una “cierta inquietud” de los trabajadores “por la existencia de amianto en los suelos y tejados del edificio” y solicitó a la Consejería de Sanidad un informe sobre la situación estructural y su estado de conservación.
El amiento al romperse libera polvo de fibras que pueden resultar potencialmente peligrosas si se inhalan, por lo que exige una desinstalación y retirada mediante procesos muy especializados y también muy costosos en términos económicos. Es un material muy apreciado desde la antigüedad como elemento de construcción debido a su gran resistencia y maleabilidad.
Una valoración reposada
Más allá de la posible presencia de este material cancerígeno también será necesario evaluar el gasto de los trabajos que serían necesarios para rehabilitar el inmueble en el caso de que su esqueleto fuese apto, ya que desde el Ejecutivo también se baraja que lo más recomendable sea derribarlo.
En este caso estiman que la actitud del INSS puede ser “diferente” porque si le queda el solar no tendría que soportar los gastos de mantener el edificio y la seguridad y vigilancia del mismo.
“Está claro que tal y como está, para reutilizar el edificio habría que reformarlo profundamente, con lo cual eso supone un coste muy importante”, indica la consejera. “Habrá que valorarlo tranquilamente y, sobre todo, con el INSS”, concluye.