ENTREVISTA Eloísa Canga, excoordinadora de Admisión del Hospital Valdecilla

“El manejo de las listas de espera es muy difícil, pero ahora se quieren abordar con medidas que perjudican al paciente”

Eloísa Canga, exdirectora médica del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander y responsable de uno de los servicios esenciales, como es el de Admisión, puso final a décadas de trayectoria cuando la convocaron a un despacho y le anunciaron su cese en dos horas. Del disgusto de aquel momento al bienestar que sentía este miércoles han mediado muchos mensajes, abrazos y declaraciones de apoyo. Ahora, 'Elo' atiende sus obligaciones de un servicio que levantó en los años 90 lidiando con el traslado de servicios, las obras de un hospital o una pandemia. Parece feliz y así dice sentirse en esta entrevista.

Hace 40 años entró en Valdecilla como médico residente en Nefrología, luego quiso seguir como nefróloga pero “éramos muchos y no había plaza”. Le prometieron que acabaría teniendo la plaza y, mientras tanto, entró en el Servicio de Admisión. La gestión no es que la apasionara, pero era la manera de acabar algún día como nefróloga en Santander. Fueron pasando los años desde ese “mientras tanto” cuando, en 1996, fue nombrada directora médica del hospital con 36 años. Durante su mandato, el 2 de noviembre de 1999, ocurrió el accidente en el que murieron, entre otros, su subdirectora y su secretaria. Ese accidente marcó un antes y un después en la vida de Valdecilla, de tal modo que, dos décadas después, hay un hospital nuevo.

Mientras tanto, Canga había vuelto a Admisión, a la gestión del día a día hospitalario, “il cuore” de Valdecilla, como dice. Los últimos 25 años los ha pasado, así, de un hospital “herido” con todo el trajín del cambio a un hospital nuevo contra el que se estrelló la pandemia por coronavirus en 2020. “He estado con tantas direcciones... He vivido 10 u 11 gerencias, 10 u 11 direcciones médicas, y siempre he tenido una relación exquisita con todos. A lo mejor no soy brillante, pero siempre intento ser amable”, afirma.

No he encontrado a nadie que hable mal de usted. Incluso más de una persona me ha dicho que cuando va por un pasillo la gente le abre paso. ¿Qué ha supuesto para usted el cese, siendo una histórica de este servicio con 40 años de trayectoria?

Estoy abrumada por las muestras de cariño, de reconocimiento y de afecto del hospital. Desde hace tiempo sabía que la gente me apreciaba, eso lo sé, ¡pero tanto! Sinceramente, no me lo puedo creer.

Algo habrá hecho...

Es verdad que llevo 40 años en este hospital y he tenido una relación exquisita con todos los colores políticos. A mí me nombró César Pascual [actual consejero de Salud del PP], cuando fue gerente del hospital [durante la legislatura 2011-2015] y me pidió encarecidamente que fuera coordinadora de Admisión porque yo no quería serlo después de lo que había sucedido [por el desplome de la fachada del hospital]. Había quedado muy quemada de ese puesto de directora médica. Mi salida fue muy complicada, muy tumultuosa, muy dura con la gerencia de entonces, y yo quería trabajar en el día a día en Admisión, pero no asumir la coordinación. Fue César Pascual quien me comentó que el hospital estaba en una situación de traslados y dijo que tenía que ser una persona de dentro la que asumiera la coordinación y acepté. Así trabajé con las diversas direcciones desde entonces y me consideré parte del equipo directivo... hasta ahora, hasta la llegada el año pasado de la nueva dirección del Servicio Cántabro de Salud y de la nueva dirección del hospital.

¿Qué ha motivado el cambio de actitud?

No sé, es como si alguien les hubiera hablado mal de mí. [Se encoge de hombros.] No lo sé, pero había una actitud... Las primeras frases fueron decirme que yo era una persona amortizada. Reconozco que soy mayor, pero las personas que lo decían eran igual de mayores o más que yo. La actitud fue muy dura hacia mí. Se han negado reiteradamente a escuchar mis opiniones sobre la gestión del día a día, y la relación ha sido difícil. Yo siempre he considerado la Admisión como el puente entre el ciudadano y los servicios. Aquí todo el mundo es igual de importante, desde el gerente al pinche.

Las primeras frases fueron decirme que yo era una persona amortizada

Sin embargo, usted, en esas circunstancias, ha seguido al frente del servicio hasta ahora. ¿Por qué?

La relación ha sido muy tensa durante todo el año. Durante los últimos meses pensaba que lo más sensato era pensar en la dimisión. Pero en este servicio trabajan 74 personas que se esfuerzan muchísimo y yo tenía la sensación de que no podía tirar la toalla y dejar que se impusieran maneras de trabajar con las que yo no estaba de acuerdo.

Aparte de en las formas, ¿cómo ha afectado al servicio la nueva dirección?

Se ha desmantelado el servicio. Conseguí que una persona brillante viniera a trabajar aquí en sistemas de información y esa persona fue forzada a marcharse. Había otro médico, con una experiencia de 40 años, al que se le ha negado seguir trabajando. No podía dejar mi servicio solo y seguí con mis planteamientos sobre cómo debía ser el día a día del hospital.

¿Cómo fue su cese?

La dirección, el viernes pasado, a la una de la tarde, me citó. Estaba el director médico y la subdirectora de Recursos Humanos con una carpeta amarilla, y me dicen que van a pasar un mal trago, pero que han decidido cesarme con efecto a las tres de la tarde. Abrieron la carpeta para que firmara el cese [va a buscar una carpeta a su mesa de despacho donde se realiza la entrevista, la abre y lee] motivada en que “la interesada no ha dado cumplimiento a tareas y objetivos encomendados desde dicha dirección de Atención Especializada relacionados con la atención de pacientes y de listas de espera”.

¿Qué objetivos y tareas no ha cumplido?

No sé qué orden he desobedecido, porque si algo he sido siempre, que hasta a mis padres asustaba, es ser obediente.

¿Pero cuál es el objetivo relacionado con las listas de espera?

Durante un año se me venía comentando que querían un cambio de modelo en el Servicio de Admisión. No he conseguido que nadie me diga en qué consiste el nuevo modelo. Se ha destruido el modelo que creamos en el año 90, un modelo muy vinculado a la asistencia, es decir, que el eje de todo fuera el paciente. No somos 'papeleros'. Ahora se me hablaba de un cambio de modelo sin saber cuál es, es decir, se destruye una cosa sin crear una nueva.

Durante un año se me venía comentando que querían un cambio de modelo en el Servicio de Admisión. No he conseguido que nadie me diga en qué consiste el nuevo modelo

Pero parece imposible cumplir unos objetivos que nadie ha definido. ¿Se considera una cabeza de turco por el incremento de las listas de espera?

Sí, claro, como si yo tuviera que ver con que no bajen las listas de espera, como si fuera yo quien opero, pero también me considero, y eso lo sabe todo el mundo, una persona que no ha compartido criterios para manejar esas listas de espera cuando al paciente se le dice que no o se le llama a un centro concertado. Ya sé que las direcciones son las que mandan, pero al menos hay que dejar dar la opinión.

¿Las listas de espera son reales? Se lo comento porque la exgerente del hospital, Dolores Acón, no se las creía, como llegó a confesar en público, y ha acabado dimitiendo después de esas declaraciones...

La lista de espera quirúrgica es absolutamente real. A un paciente lo ve un cirujano, un traumatólogo en su consulta, y decide que se tiene que operar y se le incluye en una lista de espera. Lo que ocurre es que a ese paciente le suceden 'cosas'. A lo mejor hay momentos en que se coge una neumonía y no se le puede operar o que se le llame para operarse el día de la boda de un hijo. No hay que penalizar esta situación. No se han dado nuevos criterios de manejo, por lo que se plantean medidas en contra del paciente. Algunas no se han puesto, pero otras se están aplicando y me parecen terribles, como sacarle de la lista estructural porque el paciente prefiera operarse en su centro en vez de hacerlo en uno concertado.

¿Puede explicar qué es la lista estructural?

El paciente pasa a una situación en que no tiene la prioridad de otros, ya no es urgente.

¿No se hacía eso antes?

Se hacía, pero cuando el paciente llevaba seis meses de espera y se le enviaba a un concertado, por ejemplo, y era un número muy pequeño de casos. El manejo de las listas de espera es muy difícil, pero no estoy de acuerdo en que ahora se quieren abordar con medidas que espero que no entren en vigor porque perjudican al paciente.

¿A qué medidas se refiere?

No puedo entrar en ello porque a mí se me ha dado un borrador. He pedido hablar de ello antes de que se aprueben, verbalmente o por escrito, y la respuesta ha sido que no tenía nada que ver conmigo.

Si no la he entendido mal, aparte de las formas, hay un objetivo establecido para aligerar las listas de espera 'penalizando' a los que no aceptan las recomendaciones del SCS y que hay medidas que no comparte que están a punto de aplicarse. Usted ha declarado haber sido conminada a actuar como 'perro de presa' para presionar a los jefes de servicio en esta dirección. ¿Es así?

[Protestando con gestos.] Se me ha dicho que 'ya sabemos que es desagradable, pero es tu obligación conseguir que los pacientes que están en las listas de espera sean los que se operen'. Sin ninguna duda hay que operar a los pacientes más antiguos, pero también hay que dejar que los jefes de servicio sean los que programen porque son los que saben. Se me dijo que tenía que ejercer ese 'papel', que era desagradable, pero que era mi obligación. Y eso no lo he hecho: yo no le he dicho a ningún jefe de servicio lo que tiene que hacer. Les he facilitado los nombres de los pacientes que están en cola, he pedido que se revise a algún paciente para ver sus condiciones... eso sí lo he hecho; pero nunca le he dicho a un jefe de servicio qué pacientes tiene que operar.

¿Cómo se encuentra ahora?

Me encuentro francamente bien. Ahora soy médico del Servicio de Admisión, que es donde tengo la plaza.

¿Ya hay nuevo coordinador o coordinadora?

Sí.

¿Cómo ha asistido a la sucesión de acontecimientos como la dimisión de la directora-gerente de Valdecilla? ¿Cómo era su relación con ella?

Mala. Mala por todo esto que he contado.

¿Era una de las directivas que le presionaba para que ejerciera presión a su vez a los jefes de servicio?

Sí. También personas del Servicio Cántabro de Salud. Mi relación con ella no era buena, y de hecho es la persona que me ha cesado [hace una pausa]. Estoy muy preocupada por el hospital porque todas estas situaciones son muy malas. Creo que todas las personas que han llegado al Servicio Cántabro de Salud y a la dirección de este hospital son personas que no son de dentro del hospital y que no conozcan el hospital ha sido un error. Espero que las cosas vayan a mejor, pero en estos momentos yo estoy bien, porque estaba en una situación mala, de estrés insoportable, y se me ha quitado un peso de encima

Usted habla de “error” pero los errores son fortuitos y lo que cuenta parece obedecer a una política deliberada...

Por desgracia, la opinión pública y los medios de comunicación se centran en las listas de espera. Evidentemente, son un problema muy grave, pero la existencia de un hospital como este es mucho más que las listas de espera. También nos encontramos que llega el verano y hay pacientes por operar que dicen que no es el momento, que quieren esperar, ¡es que es así! Creo que hemos de apoyarnos todos en los profesionales, y los jefes de servicio son los que más preocupados están por las listas de espera porque están con reclamaciones día a día y es duro no poder decir a un paciente cuándo se va a operar. Es lógico que aumenten las listas de espera. Ahora a pacientes mayores se les opera de todo. Cuando fui directora de hospital no se ponían prótesis de rodilla y ahora es una de las listas de espera más importantes. Que se opere a un paciente de 85 años y vaya todo fenomenal hace que haya más pacientes. Un hospital como este, cuando mejor hace las cosas, más lista va a tener, pero hay que asumirlo.

¿Cree que el colectivo médico está interesado en las denominadas 'peonadas', en rentabilizar su actividad más allá de su jornada o derivar a la sanidad privada?

Si hay algo que odian es que se mande a sus pacientes a centros concertados.

¿Alguno trabaja en ellos?

A los centros concertados, por ley, no se puede mandar a pacientes donde opere un médico del sistema. Y esto ha de ser a rajatabla. En el caso quirúrgico, todo lo que se deriva de aquí es al Hospital Santa Clotilde, donde no trabaja ninguno. Hay tantos pacientes pendientes de operar que en Valdecilla se puede trabajar mañana, tarde, noche y fines de semana y no se daría abasto. No hace falta 'generar' listas de espera porque hay ya un gran volumen. El 99% de los médicos quiere que sus pacientes se operen.

Hay tantos pacientes que en Valdecilla se puede trabajar mañana, tarde, noche y fines de semana y no se daría abasto. No hace falta 'generar' listas de espera porque hay ya un gran volumen. El 99% de los médicos quiere que sus pacientes se operen

¿Y reorganizar las jornadas?

Por la mañana se opera a los pacientes más complejos, cuando está todo el hospital disponible. Este es un hospital con residentes en formación. La velocidad es otra por las tardes. Claro que hay bolsas de ineficiencia en el hospital, pero creo que habría que trabajarlas con diálogo.

Si tuviera al consejero de Salud, César Pascual, delante, ¿qué le diría?

[Se lo piensa.] Le diría dos cosas, una personal y otra profesional. En lo personal, le diría que no he entendido por qué desde su llegada a la Consejería me han tratado con tanto desprecio. En lo profesional, le diría que este hospital necesita personas de dentro que conozcan el hospital en todos sus ámbitos, gente de dentro que conozca el hospital, que lo quiera y que su vida sea el hospital. Traer a directivos de fuera ha provocado una crispación terrible al hospital.