La Dirección General de Salud Pública, que está en el epicentro de las medidas para el control de la pandemia por COVID-19, ha adoptado una estrategia anticipatoria para evitar que los brotes y transmisiones comunitarias no controladas como las habidas en Santoña y el barrio torrelaveguense de La Inmobiliaria se extiendan al resto de Cantabria.
Paloma Navas, directora general, ha comparecido este martes ante la Comisión de Sanidad del Parlamento cántabro para dar cuenta de las situaciones vividas en los cordones sanitarios establecidos ambas poblaciones.
Con esta perspectiva de anticipación se prevé un escenario en que la vacuna se prolongue en el tiempo o no fuera del todo eficaz. Se ha incluido para los próximos presupuestos autonómicos un paquete económico para comprar la vacuna, en el caso de que llegue, al tiempo que se está preparado “con una estructura fuerte y sólida mediante rastreos y cuarentenas” (en la actualidad Cantabria dispone de 138 rastreadores) por si se retrasa. “Mi trabajo es ponerme en lo peor”, ha asegurado Navas. Para esta, lo peor no ha pasado, sino que está por llegar. “Nos viene un trecho duro y preocupante”. Y entre las preocupaciones mayores está la repercusión en la salud mental. “La gran preocupación es la salud mental. Desde la de un sanitario que está agotado hasta una persona mayor que no puede salir de casa”, ha comentado la directora general.
Mi trabajo es ponerme en lo peor. Nos viene un trecho duro y preocupante
Si no se hubiera establecido un cordón sanitario en Santoña, rápidamente se hubieran disparado los casos y muy probablemente se hubieran extendido al resto de Cantabria: las proyecciones hablan de 1.200/100.000 casos el 9 de septiembre y 2.400/100.000 habitantes el 16 de septiembre, lo que hubiera generado un efecto diseminador por toda autonomía y hubiera tenido como consecuencia el establecimiento posterior de cordones sanitarios muchos más amplios en el territorio.
“Fue una decisión necesaria y acertada que ha conseguido reducir los casos”, ha asegurado Navas en sede parlamentaria. Las cadenas de transmisión en Santoña en la actualidad se han reducido de ocho a una y el grado de positividad de las muestras PCR ha pasado de un 14% del total obtenido en la última semana de agosto al 9,4% en la semana del 7 de septiembre. A día de hoy, la situación en Santoña es estable con 36 casos activos un índice de 181/100.000 a lo largo de 14 días, por debajo de la media regional que es de 263/100.000.
A diferencia de lo que ocurrió días después en Torrelavega, en donde se decretó un cordón sanitario en el barrio de La Inmobiliaria, en Santoña no se interrumpió la actividad escolar dado que la transmisión comunitaria no controlada que se observó estaba centrada en adultos.
En La Inmobiliaria, hubo dos elementos distintivos: sobre un origen claro en ceremonias religiosas, y que no se pudiera establecer a lo largo de varios días ni siquiera una lista de invitados que hubiera permitido establecer la cadena de transmisión: se constató además una alta incidencia en menores de 16 años, un 30% de los casos, lo que no ocurría en Santoña.
Los datos epidemiológicos del 11 de septiembre, datos complementados mediante un sistema de geolocalización, constataron que si en toda Torrelavega los casos positivos aumentaban (318 sobre una media regional de 263/100.000), si se desagregaba la situación en La Inmobiliaria se constataba un brote de 1.590/100.000 casos, mientras el resto de Torrelavega bajaba su media a 214/100.000. Identificado el barrio, se estuvo varios días sin poder establecer contactos estrechos por lo que se decretó el cordón sanitario, que incluía la suspensión de la actividad escolar y que los menores acudieran a centros del resto del municipio.
Desde que se anunciara por el alcalde de Torrelavega, Javier López Estrada, hasta que finalmente se aplicó, transcurrieron 24 horas, lo que fue criticado en la comisión por algunos partidos, como Ciudadanos, que vieron en ello una pérdida de efectividad de la medida. “Cuando se cerró, en La Inmobiliaria se podía aparcar”, ha indicado el portavoz Félix Álvarez.
Sea como fuere, si no se hubiera establecido el cordón sanitario, los casos en La Inmobiliaria se hubieran disparado rápidamente, duplicándose cada semana. Hoy, La Inmobiliaria ha visto reducidos los casos a 513/100.000, mientras la conjunta del municipio es de 275/100.000, lo que Navas calificó como “una muy buena noticia”.
Navas pidió a los ciudadanos que tengan en cuenta la vulnerabilidad de parte de la población ante una cuarentena, a lo que ha añadido que al tiempo que se estudia la propagación del virus, también se estudia la situación social de las personas afectadas. Una persona que se salta una cuarentena para hacer surf es muy distinto a una mujer que lo hace para dar de comer a su familia, ha dicho. El rastreo de contactos identifica de este modo las necesidades sociales, porque “la enfermedad castiga más a quienes menos tiene” y hay personas que tienen riesgo de perder su trabajo si quedan confinadas.
Navas no se ha mostrado partidaria de hacer rápidamente test PCR a los contactos estrechos, incluso en el ámbito educativo. La máxima eficiencia de la PCR en caso de un contacto estrecho es a los siete días. Cuando alguien tiene síntomas es conveniente hacerla cuanto antes, pero no tiene sentido hacerla rápido a los contactos porque “tendríamos muchos negativos” al no darse tiempo a que la enfermedad desarrolle suficiente carga vírica como para ser detectada. “Por eso lo hacemos a los cinco días. Un PCR temprano, con un falso negativo, pone en riesgo en días posteriores a su círculo de contactos”, ha concluido.