La Autoridad Portuaria de Santander (APS) determinó hace tiempo que una de las líneas de futuro de la bahía sería la actividad náutico-deportiva. A punto de concluir la temporada de fondeo, la bahía ha vuelto a vivir un nuevo año de gran actividad de todo tipo de embarcaciones recreativas, con pantalanes y fondeaderos saturados, que han cambiado la tradicional estampa de la lámina de agua a otra que semeja más un parking de vehículos en hora punta y un lago vacacional con embarcaciones de recreo a gran velocidad.
La explosión turística que está teniendo el Santander terrestre la está también experimentando el Santander marítimo, respondiendo así a unos incentivos deliberadamente establecidos por el Ayuntamiento de la capital y la Autoridad Portuaria. La deriva turística del Puerto, estrategia reconocida abiertamente en sus documentos, responde a las oportunidades de negocio por la enorme presión de la actividad deportiva náutica y de fondeo durante los meses de verano después de la pandemia por coronavirus.
Dicha presión ha tenido expresiones variadas, desde propuestas para construir nuevas dársenas a la transferencia de concesiones y progresivo encarecimiento de los precios y expulsión de propietarios a otros puertos de la comunidad más económicos como el de Laredo.
La bahía de Santander es uno de los resguardos naturales más importantes del norte de España. Su actividad comercial vinculada al mar ha derivado en dos direcciones con el transcurso de las últimas décadas: la actividad de los grandes buques se ha ido desplazando a Raos, a medida que se devolvía a Santander el uso de los muelles más céntricos y se mejoraba la capacidad de acogida de los muelles comerciales; mientras la actividad pesquera continúa su declive continuo por las sucesivas crisis y el desplazamiento de barcos y familias desde la dársena de Puertochico a la del Barrio Pesquero.
Pero Santander, como puerto de embarcaciones de recreo, aún tiene recorrido. El próximo 15 de septiembre expirará el permiso anual al Club Marítimo para el fondeo de barcos en sus inmediaciones, bien de socios, bien en tránsito. Más de un centenar han poblado el perímetro, que en ocasiones han desbordado.
Aparte del Fondeadero de la Osa, otro lugar de anclaje que ha cobrado fuerza es el área frontera a la playa de Los Peligros, junto a la Horadada. Allí han atracado barcos de vela, lanchas y hasta patines de ocio para la playa.
¿Cuánto cuesta fondear? A título de ejemplo, el coste en Los Peligros se comercializa entre los 257 euros por hacerlo un mes hasta los 550 euros por tres meses. El servicio de botero (traslado a tierra) cuesta 185 euros al mes.
Otro fondeadero es el de Somo y más coyuntural es el de El Puntal. Este es un clásico del verano y de los fines de semana, en donde los barcos se concentran en gran cantidad, de tal modo que hay dos tipos de usuario de las playas: los que se acercan en lancha de uso público, Las Reginas, y los que se acercan en yate privado.
La bahía depara otros fondeaderos más pequeños: hay uno al pie de la Península de La Magdalena, con un embarcadero de piedra que data de la época en que el área perteneció a la Corona; y otro entre los acantilados de la isla de Mouro, en el abra de Santander.
En la ría de Cubas quedó abortado temporalmente por la justicia el proyecto de construir un embarcadero en el curso ascendente de la río Miera, una zona de especial protección de la Red Natura 2000, donde además se pretendía urbanizar la ribera anexa para ubicar un aparcamiento. Detrás del proyecto, que ilustra a la perfección la voracidad de las administraciones por abrir nuevas oportunidades turísticas, están el Ayuntamiento de Ribamontán al Monte y la Consejería de Turismo del Gobierno cántabro. Fue parado de forma cautelar por el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria a iniciativa de organizaciones ecologistas.
Puertos deportivos
Puertochico renovó este verano buen número de sus pantalanes y atraques, una inversión de 600.000 euros del Club Deportivo Amigos de Puertochico para la instalación de nuevos pantalanes flotantes para 192 atraques. De manera pareja, el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria (APS) prolongó 15 años la concesión al club para uso de parte de esta dársena de Molnedo.
Con anterioridad, el mayor puerto deportivo de la bahía, Marina de Santander, con más de un millar de atraques, había cambiado la titularidad de su concesión, terminando de ese modo con años de deudas continuas del concesionario anterior con la Autoridad Portuaria.
El precio ha sido un encarecimiento de los atraques para los usuarios de alquiler con el nuevo concesionario, la propia comunidad de propietarios. Estos, por su parte, han tenido que correr con una derrama para cubrir los 900.000 euros para cubrir el agujero financiero con el traspaso, según las condiciones establecidas por la administración concursal de Marina de Santander, S. L.
Esto se produjo el verano de 2021 y conllevó derramas a los propietarios de entre 500 y 3.500 euros, según la eslora de sus embarcaciones. En todo caso, en lo que atañe a usuarios de alquiler, Marina de Santander es uno de los puertos más caros de España, por lo que ha habido quien ha buscado resguardo más económico en otros puertos del litoral cántabro.
Al fondo de la bahía sigue creciendo el Puerto Deportivo de Astillero, divido en dos zonas que suman cerca de 240 atraques. Siguiendo el límite de la bahía se llega también a Pedreña, que ya dispone de un puerto deportivo con atraques, lo que no impidió que la Autoridad Portuaria diera luz verde a un nuevo proyecto para ubicar pantalanes en la dársena junto al muelle de atraque de Las Reginas.
Este proyecto tiene dos años de antigüedad y no se ha llevado a cabo. Se licitó la concesión de construcción y explotación de atraques al término del confinamiento de 2020. Al parecer, había una empresa interesada en su explotación, pero transcurrido el tiempo no hay información sobre adjudicaciones y la dársena sigue despejada.
La APS no ha informado sobre lo que ocurrió con esta oferta, que aún tiene colgada en su página web, como tampoco ha informado sobre la situación de las concesiones en la bahía de la capital.
Cruceros
Sin embargo, Santander todavía no conoce en toda su dimensión el impacto que en sus calles tendrá el tráfico de cruceros. Tras la pandemia, cada vez es más frecuente la visita de grandes buques que, pese a su corta estancia en los muelles, depositan a miles de cruceristas en la ciudad. La previsión de este año es que 18 buques de este tipo amarren en los muelles.
Por lo general, son muelles alejados del centro, de uso comercial, por lo que el transporte de cruceristas al centro de la ciudad se hace en autobús, pero la capital y la Autoridad Portuaria de Santander están ultimando una reforma de los muelles de atraque que supondrá que los cruceristas desembarquen cientos de turistas directamente en el centro.
Se trata de la reforma de los muelles 1 a 4 de Maliaño, muelles que ya se estaba cayendo por su mal estado, pero que se reconstruyen pensando en el atraque de buques de gran eslora. Junto a dichos muelles, que se alinearán para facilitar el atraque, se construirá la nueva estación del ferri con Reino Unido así como la estación de suministro de gas licuado (Brittany Ferries está renovando su flota para que la propulsión sea gasística). Ello está previsto para 2023, lo que posibilitará un traslado y dejar listas las instalaciones actuales del ferri, más céntricas, para cruceros.