La Asamblea contra la Fractura Hidráulica de Cantabria suspende su actividad tras ocho años de trabajo
La Asamblea Contra la Fractura Hidráulica de Cantabria se despide. Después de ocho años de manifestaciones, charlas, recogidas de firmas, denuncias públicas y una intensa tarea de concienciación social a lo largo de todo el territorio, este colectivo ha decidido suspender su actividad al considerar que el objetivo “está cumplido” y no existe riesgo inminente de que se retomen los proyectos de extracción de gas en la comunidad autónoma.
“Las cuencas del Nansa, Saja, Besaya, Pas, Pisueña, Miera, Asón y Agüera, así como en la franja costera oriental, se encuentran ya libres. La amenaza del fracking ha sucumbido”, aseguran en un comunicado remitido a los medios de comunicación, en el que hacen un balance positivo de su trayectoria y agradecen “el empuje de tantísimas personas que lo han hecho posible”.
“No podemos restarle importancia a factores que escapan a nuestro quehacer, como las fluctuaciones del mercado y los intereses macroeconómicos. Pero tampoco podemos restarle importancia a la determinación y al trabajo cotidiano que, como hormiguitas, ha desarrollado, durante estos años, una impresionante cantidad de personas”, insisten desde la Asamblea.
Y es que este colectivo lideró durante años la protesta social contra la fractura hidráulica, sacando a miles de personas a las calles, hasta que acabó por obligar a los poderes públicos a regular sobre esta técnica de extracción de gas en Cantabria y se mantuvo vigilante, controlando cada detalle de las tramitaciones de los permisos, para evitar que las empresas con intereses económicos en el subsuelo cántabro tomaran atajos más allá de la ley.
“Cada cual desde sus posibilidades, desde su ámbito de actuación, desde su comarca, desde su pegatina, su asistencia, su boca a boca. Un orgullo y una alegría de movimiento masivo, activo y heterogéneo. Firmes y con una asombrosa disposición a aportar músculo en la pelea. Y juntas, a pesar de ser tan diversas, ganamos el pulso a multinacionales y gobiernos estatales. Sin desviarnos ni un ápice de nuestro objetivo, tan concreto como colosal, haciendo frente a uno de los lobbies más poderosos”, analizan en su despedida.
Sin embargo, alertan de que este cese de sus actividades no tiene por qué ser definitivo. Se mantendrán alerta, ya que en los valles del sur de Cantabria “la amenaza no está definitivamente zanjada” puesto que el permiso de fracking que los afecta “está solo suspendido”, figura administrativa que permitiría a la empresa retomar los trabajos cuando estimase oportuno, sin tener que reiniciar trámites, con una especie de “prórroga indefinida”.
En cualquier caso, y a pesar de este contexto, la actividad de la Asamblea Contra la Fractura Hidráulica de Cantabria queda igualmente suspendida tras un año de espera. “Mantenemos la certeza de que, si las campanas vuelven a tañir a rebato, las gentes de Cantabria volverán a encender los faros de la costa y a picar el dalle para, de nuevo, segar la amenaza”, advierten.
