“No se aceptarán chantajes ni vetos a una persona para aprobar los presupuestos”

Silvia Abascal (Puente Viesgo, 1974) se estrenó el pasado año en la política autonómica con galones y voz de mando: su acta de diputada vino de la mano de la portavocía del PSOE en el antiguo Hospital de San Rafael, donde ejerce la difícil labor de negociación con el resto de grupos políticos para apuntalar la minoría del bipartito PRC-PSOE en el hemiciclo. Este nuevo periodo de sesiones arranca con la aprobación de los presupuestos de Cantabria en entredicho, después de las exigencias puestas por Podemos, socio prioritario durante toda la legislatura, solo por sentarse a negociar las cuentas públicas de 2017. La dirigente socialista, técnico especialista en Administración y Gestión de Empresas y que forma parte de la Ejecutiva Regional del PSOE de Cantabria desde 2008, confía en la capacidad de diálogo de su partido con “absolutamente todos los partidos” para salir airosos de la amenaza de una prórroga presupuestaria.

No se muestra tan segura con respecto al desbloqueo del actual escenario nacional y la espada de Damocles de unas terceras elecciones. “Son seis votos los que le faltan a Rajoy, seis votos”, subraya. A su juicio, el papel de los nacionalistas vascos puede ser determinante para poner punto y final al enrevesado ajedrez político español, aunque deja la puerta abierta a un Gobierno alternativo encabezado por Pedro Sánchez: “Gobernar con 85 diputados sería difícil, pero no imposible”.

¿Qué objetivos tiene el Grupo Parlamentario Socialista para este nuevo curso político que acaba de arrancar? 

Es un curso político cargado de deberes. Lo prioritario serán los presupuestos que hay que aprobar, que es la ley más importante que se va a debatir en este Parlamento. El Grupo Socialista va a hacer hincapié ahí, en sacar adelante las cuentas públicas de 2017.

¿Y se pueden poner en riesgo unos presupuestos por la dimisión o no de un alto cargo?

Desde el Partido Socialista hemos dicho desde que ha aparecido esta línea roja, este veto de Podemos, que estamos abiertos a dialogar y a pactar desde el punto de vista de las políticas. Eso es lo importante. A los ciudadanos, a los cántabros, lo que les importan son las políticas que se van a desarrollar, el dinero que se va a invertir en Educación, en Sanidad, en Servicios Sociales, el presupuesto que se va a emplear para reactivar el tejido industrial. Ahí es donde vamos a llegar a acuerdos con los partidos, con todos, no solo con Podemos. No entendemos ese veto a una persona. [en referencia a Salvador Blanco, consejero delegado de la empresa pública Sodercan]. Vamos a trabajar para aprobar un presupuesto positivo para los ciudadanos.

Si ese veto de Podemos no decae, ¿mirarán hacia Ciudadanos como socio preferente del Gobierno?

Repito que vamos a trabajar con absolutamente todos los partidos políticos con representación parlamentaria.

Pero lo cierto es que, a lo largo del primer año de legislatura, el bipartito PRC-PSOE se ha apoyado reiteradamente en Podemos, que fue quien facilitó la investidura de Miguel Ángel Revilla y permitió la aprobación del primer presupuesto del Gobierno de coalición. ¿Eso va a cambiar ahora?

También ha habido otras negociaciones con otros partidos. Sí que es verdad que este Parlamento estrena esta legislatura una situación que no había ocurrido nunca, y es que los dos partidos que sostienen al Gobierno no tienen la mayoría. Eso hace que haya que negociar absolutamente todo día a día. Por eso se ven votaciones muy distintas y con diferentes mayorías, porque se llegan a acuerdos. Lo positivo es que no hay mayoría absoluta, que no hay imposiciones y todo son pactos para alcanzar puntos en común siempre pensando en el interés de los ciudadanos. Lo mejor de esta legislatura es que todos los partidos estamos obligados a pactar. En eso vamos a seguir trabajando.

En realidad, pese a no contar con mayoría en la Cámara, el Gobierno ha perdido muy pocas votaciones en este primer año largo de legislatura. ¿Cree que se va a recrudecer el debate de aquí en adelante?

Puede ser que el debate parlamentario sea más duro, pero eso no significa que no se lleguen a acuerdos. Estoy convencida de que el sentido común acabará por imponerse. No creo que, aunque en el hemiciclo se recrudezca el diálogo, se endurezca el debate, eso sea un indicador de que no vamos a alcanzar consensos. Es evidente que ha cambiado el tono, pero eso no va a impedir que saquemos adelante las iniciativas políticas más importantes. No va a ser un obstáculo.

En los últimos días, el PRC reconoció que habría que estudiar la continuidad de Salvador Blanco al frente de Sodercan si iba a ser un problema, y recordaban al PSOE que ellos tuvieron que hacer sacrificios con la dimisión de Francisco Javier López Marcano al principio de la legislatura. ¿Ese debate puede instalarse y calar en el seno del bipartito?

Tanto el presidente Miguel Ángel Revilla como la vicepresidenta Eva Díaz Tezanos han dejado muy claro que el pacto entre regionalistas y socialistas es fuerte, que no se va a romper y que no se aceptarán chantajes ni vetos a una persona para aprobar los presupuestos. El presidente lo ha dicho dos veces, la última hace unos días. Aquí lo importante son las políticas, el resto es superfluo. Lo que necesita esta comunidad son unos presupuestos para avanzar. El resto de cosas se podrán debatir en sede parlamentaria, pero no tienen que interferir en que los ciudadanos puedan ver cómo se desarrollan unas buenas políticas para su futuro.

¿Siguen pensando en el PSOE en que los regionalistas son “rehenes de Podemos” o han moderado su diagnóstico?

Yo creo que con el diálogo se soluciona todo. Soy muy partidaria de consensuar, de negociar, de acordar, siempre en base a políticas. La piedra angular de la política es el diálogo.

¿Y por qué es tan complicado el diálogo entre Podemos y el PSOE, cuando en su discurso público coinciden casi en las mismas prioridades y defienden políticas más cercanas que las del resto de partidos? ¿Es una lucha por la hegemonía en la izquierda?

Yo creo que Podemos está intentando disputar nuestro electorado. Por eso está debatiendo tan duramente con el PSOE, porque su objetivo es el votante socialista. Quiere pescar en el mismo caladero que nosotros.

¿Este largo ciclo electoral, con dos elecciones generales y una posible repetición en diciembre, ha podido perjudicar al día a día en el debate político en Cantabria?

Creo que ha podido hacer más duro el enfrentamiento entre Podemos y el PSOE, pero no perjudicar a los intereses de los cántabros, porque la labor parlamentaria ha seguido con un tránsito normal. No pasa nada porque se manifiesten las diferencias políticas. Aunque es obvio que en la base troncal hay cosas en las que coincidimos, hay matices en los que no.

El Gobierno de Cantabria arrancó la legislatura con una actividad casi frenética, echando abajo muchas de las políticas puestas en marcha por el PP durante los cuatro años anteriores. Sin embargo, parece que ese empuje inicial, ese ritmo, ha disminuido en los últimos meses. ¿Está afectando la parálisis de un Ejecutivo en funciones en Madrid y el bloqueo político en el escenario nacional?

El Gobierno de Cantabria está trabajando, y duro, en muchos proyectos que se van a transformar en leyes de una enjundia importante muy pronto. Sí que hubo un inicio de derogar las medidas y las políticas que no compartimos tanto el Partido Socialista como el Partido Regionalista, que fue el arranque de la legislatura, pero el Gobierno sigue trabajando. Que Mariano Rajoy no haya conseguido llegar a una investidura, o que en marzo Podemos y el PP impidieran la investidura de Pedro Sánchez, no ha afectado directamente a Cantabria. Donde se puede notar es en la elaboración de los presupuestos. Necesitamos las previsiones de ingresos por parte del Estado en las comunidades autónomas, pero el Gobierno ha seguido funcionando.

Por los tiempos que se están manejando, parece evidente que nos encontramos ante una más que previsible prórroga de los presupuestos, y así lo empiezan a asumir incluso en Bruselas, por la falta de Gobierno con capacidad de legislar. ¿No le parece preocupante?

Hay contactos a nivel nacional entre todos los partidos para acordar una serie de medidas para que las comunidades autónomas dispongan de sus presupuestos, para la subida de las pensiones… Hay una serie de decisiones que se van a tomar con el consenso de todos los partidos porque es de sentido común.

¿Hay posibilidades de desbloquear la situación a corto plazo o estamos abocados a unas terceras elecciones?

Pues ya me gustaría saberlo, la verdad… [Ríe]. Todo apunta a que vamos a ver una serie de movimientos de aquí al mes de octubre.

¿Y confía en que sirvan para algo?

Soy una persona de diálogo, de consenso, de intentar llegar a acuerdos, y creo que los primeros días de octubre van a ser importantes.

¿Tras los resultados de las elecciones vascas y gallegas?

Efectivamente. Creo que van a ser determinantes. Pueden propiciar un nuevo escenario en el ajedrez político nacional.

Las posibilidades son dos: o que Mariano Rajoy consiga la investidura con la abstención del PSOE, algo que han repetido que no va a suceder, o que Pedro Sánchez consiga un acuerdo con otras formaciones para formar un Gobierno alternativo.

O que Mariano Rajoy llegue a acuerdos con otros partidos que no sean el PSOE.

¿Y cómo saldrían las cuentas entonces?

Con el PNV faltaría un diputado para la mayoría absoluta. A falta de un voto, imagino que sería capaz de llegar a acuerdos con alguien para lograr la investidura. El PNV puede ser una pieza fundamental y clave después de las elecciones de este domingo.

El secretario general del Partido Socialista, sin embargo, está realizando movimientos para buscar una alternativa al PP. ¿Desde Cantabria cómo valoran esos contactos?

Yo desconozco los movimientos que está haciendo mi secretario general.

Son públicos. Ha llamado a Podemos y a Ciudadanos a levantarse el veto mutuo para impulsar un Gobierno apoyado por las “fuerzas del cambio”. ¿No ve posible esa opción?

Está haciendo lo que intentó en marzo: llegar a un acuerdo entre los tres grandes partidos de la oposición. Y lo está haciendo desde que Mariano Rajoy falló en su investidura y desde que el jefe del Estado llamó al diálogo a los partidos. Imagino que el presidente en funciones estará haciendo lo mismo…

Esta semana decía en un acto de la campaña electoral gallega que estaba preparándose para unas terceras elecciones…

Eso dijo, sí. No sé si ha tirado la toalla, pero su obligación como presidente en funciones y como líder del partido más votado es intentar no ir a esas terceras elecciones y llegar a acuerdos. Son seis votos los que le faltan a Rajoy, seis votos.

Yo lo que le preguntaba era mucho más sencillo: ¿Se puede gobernar con 85 diputados?

¿Se puede gobernar con 85 diputados? Sencillo no sería. No se dispone de una mayoría, pero llegando a acuerdos y teniendo claro un proyecto de país, con unos ejes fundamentales compartidos por otros partidos, sería difícil, pero no imposible.

¿Y legítimo?

Y legítimo. Estamos en un sistema en el que gobierna el que suma más apoyos.

¿Qué le parece la postura de distintos líderes regionales de su partido, que no lo dicen claramente, pero prefieren que el PSOE se abstenga y pase a la oposición?

Todas las opiniones son respetables. Lo que tenemos que mirar es lo que le conviene a España.

¿La solución respecto a la posición definitiva del PSOE puede pasar por consultar a los militantes socialistas como empieza a barajarse ahora?

Si por una cosa se caracteriza el PSOE es porque es el partido más democrático en su funcionamiento interno. Elegimos a nuestro secretario general por primarias, votamos el pacto con Ciudadanos entre todos los militantes, y si el Comité Federal considera que hay que hacer otra consulta a las bases, la haremos. Es una opción que venimos practicando hace tiempo.

Decía la vicepresidenta Eva Díaz Tezanos al inicio de la legislatura que la mejor forma de renovar el PSOE es desde dentro del Gobierno. ¿Están en eso los socialistas cántabros después de ver muy mermados sus apoyos en las sucesivas convocatorias electorales?

Yo creo que es evidente que hay una renovación en el PSOE de Cantabria, empezando por mí misma. Si haces revisión de la configuración del Parlamento o de los miembros socialistas en el Gobierno, se comprueba esa renovación. Queda plasmado claramente.

¿De qué logros del primer año de Gobierno se sienten más orgullosos?

Yo me siento especialmente orgullosa de todas las acciones que se han llevado a cabo en Educación: contratar más profesores, retomar las aulas de dos años con ese objetivo pedagógico que se había perdido, para que no fueran solo un 'aparca-niños', una educación basada en la igualdad… También de las medidas que se han realizado sobre la Renta Social Básica, desde la simplificación de muchos trámites hasta la cuantía que se ha dispuesto. Y, por supuesto, del Plan de Emergencia Social, que se puso en marcha con más de un centenar de medidas y 87 millones de euros. Era algo que la sociedad cántabra necesitaba para que sus necesidades básicas estuvieran cubiertas, y estamos hablando de comida, de luz, de agua, de gas, de una vida digna.

¿Y los deberes que todavía tienen pendientes?

Hay muchos, pero todavía quedan tres años para que el Gobierno pueda llevarlos a cabo. Es un pacto entre el PSOE y el PRC basado en ejes programáticos muy amplios. Se ha desarrollado lo más urgente, pero hay otras cosas en las que se está trabajando que requieren más tiempo, como la reindustrialización de Cantabria o la recuperación de la comarca del Besaya, por ejemplo.

¿Hay margen para desarrollar esas políticas teniendo en cuenta las limitaciones presupuestarias?

El consejero de Economía es una persona austera y está ajustando el presupuesto al máximo para que aquello que es prioritario para Cantabria se pueda desarrollar. Lo veremos en los presupuestos que llegarán a la Cámara a finales de octubre.