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“El transfuguismo merece un reproche político, ético y social que no ha tenido en el Parlamento de Cantabria”

María José Sáenz de Buruaga (Suances, 1968) es presidenta del Partido Popular de Cantabria desde el mes de marzo de 2017, cuando consiguió imponerse por tan solo cuatro votos de diferencia al que fuera su padrino político, Ignacio Diego, en un polémico Congreso Regional que todavía está pendiente de ser ratificado en los tribunales. Esta batalla por el poder entre dos personas que habían mantenido una relación profesional y personal tan estrecha durante más de una década abrió un cisma entre los populares cántabros que aún mantiene muchas heridas abiertas casi nueve meses después.

Tras una etapa en la que ha tenido que estar más centrada en resolver cuestiones internas y reforzar su liderazgo en el partido, esta licenciada en Derecho que se dedica a la política activa desde hace más de dos décadas trata de recuperar el pulso de la oposición al Gobierno de Cantabria que preside Miguel Ángel Revilla (PRC), al que dedica duros reproches por apoyarse en un diputado tránsfuga de Ciudadanos para sacar adelante los que previsiblemente serán los últimos presupuestos de la legislatura. Ha sido concejala, diputada, vicepresidenta de Cantabria y consejera de Sanidad, y aunque no desvela su futuro inmediato, reconoce que el siguiente paso sería encabezar la candidatura del PP en las próximas elecciones autonómicas.

Empezamos por lo más reciente: bronca y pleno muy tenso esta semana en el Parlamento de Cantabria como consecuencia de la situación que se ha generado por la escisión de Ciudadanos y el protagonismo de un diputado tránsfuga en la Cámara. ¿Cómo está viviendo esta situación el Partido Popular?

Diga lo que diga el reglamento de la Cámara, digan lo que digan los informes jurídicos de los letrados del Parlamento, lo que es innegable es que la conducta del diputado Carrancio es propia de un tránsfuga de libro y, desde nuestro punto de vista, merece un reproche político, ético y social, un reproche que no ha tenido en el Parlamento de Cantabria. El transfuguismo es una lacra y una anormalidad democrática, un fraude a la voluntad de los electores expresada en las urnas y es un atentado contra ese principio de la regeneración democrática de la que tanto hablamos y, a veces, tan mal ejemplo damos.

Lamentablemente, lo que hemos visto es una constatación de lo que está haciendo el Gobierno de Cantabria y de la hipocresía con la que se está moviendo muy especialmente el PRC. Hemos visto que Miguel Ángel Revilla ha hecho todo lo contrario de lo que dijo que iba a hacer, que era no hablar y pactar con tránsfugas. Hemos visto a un portavoz del grupo parlamentario regionalista que parece que distingue entre tránsfugas buenos y malos, entre tránsfugas corruptos o no corruptos en función de a quién apoyen o quién se beneficie de ellos. Es una actitud de una hipocresía tremenda.

Hubo además un enfrentamiento muy duro de uno de sus diputados, Francisco Rodríguez Argüeso, con la presidenta del Parlamento, la socialista Lola Gorostiaga, que llevó incluso a parte de su bancada a abandonar el hemiciclo. ¿Por qué no dejó su escaño junto a sus compañeros de partido?llevó incluso a parte de su bancada a abandonar el hemiciclo

El pleno fue muy tenso, bronco y crispado como pocas veces recuerdo que haya ocurrido en el Parlamento de Cantabria. Los nervios o las emociones están a veces a flor de piel, pero lo que ocurrió en la Cámara en lo que respecta a mi grupo parlamentario no tiene nada que ver con ningún tipo de discrepancia política o ningún tipo de debate de fondo. La postura del Partido Popular respecto al transfuguismo es única, inequívoca y rotunda, de profundo rechazo.

Lo que se produce es una discrepancia sobre cómo estaba ordenado el debate, una discrepancia sobre si el diputado Carrancio podía hacer uso o no del turno de palabra. Ahí no había ninguna postura prefijada, sino que fue algo espontáneo en ese momento, en el que cada uno hizo lo que creía que tenía que hacer. Hubo diputados que salieron cuando tomó la palabra y yo permanecí dentro porque entendí que, por mi condición de miembro de la Mesa, debo de tener un comportamiento más institucional.

Además, entiendo que ese tipo de debate, ese tipo de discrepancias, se deben de producir en Junta de Portavoces y en Mesa, que es donde todas las semanas se ordenan los debates. No debemos fijarnos ni poner el acento o el énfasis en la anécdota, de quién salió o quién permaneció, sino en lo verdaderamente importante, que es que una mayoría del Parlamento dejó en un muy mal lugar la calidad democrática de Cantabria.

¿Cree que es irremediable que el Gobierno de Cantabria saque adelante los presupuestos con el voto de un tránsfuga?

Todo apunta a que es algo que está hecho. El paso decisivo fue cuando él tenía en su mano la devolución de esos presupuestos al Gobierno para empezar de cero y no lo hizo. Luego hemos visto cómo se han producido reuniones con miembros del Gobierno, públicamente y no tan en público, porque aunque el Gobierno lo niegue, lo reconoce el propio diputado tránsfuga. Estamos asistiendo a una burda escenificación, donde nunca ha existido una voluntad de negociación con los grupos parlamentarios, sino como una puesta en escena para un lavado de cara.

A nosotros no se han dirigido en ningún momento con una intención negociadora, sino que desde el primer momento estábamos excluidos porque el Gobierno había elegido a su compañero de viaje. El problema no es lo que vote un diputado tránsfuga, el problema fundamental es con quién negocia, con quién pacta, a quién ayuda y qué intereses hay detrás de esa negociación.

Hablamos del Parlamento de Cantabria, pero hay una situación similar en el Ayuntamiento de Santander, en este caso con el PP como protagonista, donde el equipo de Gobierno también se ha apoyado en dos concejales tránsfugas de Ciudadanos para sacar adelante las cuentas municipales de 2018. ¿Por qué no mantienen el mismo discurso en ambas instituciones?el equipo de Gobierno también se ha apoyado en dos concejales tránsfugas de Ciudadanos

Yo tengo que negar la mayor, y lo tengo que hacer con contundencia porque está muy extendido ese razonamiento. Los detalles son muy importantes en política. Para tratar de exculpar un determinado comportamiento se dice que todo es igual. La situación del Parlamento de Cantabria y la del Ayuntamiento de Santander no es igual ni por asomo.

Yo no tengo ninguna duda: tanto Juan Ramón Carrancio como los dos concejales escindidos de Ciudadanos del grupo municipal en el Ayuntamiento de Santander son tránsfugas. Son tránsfugas con total contundencia y total claridad, sin ningún tipo de ambages. Ahora, el tratamiento y la sanción que se les ha dado en un ámbito y en otro es muy diferente, porque en el Ayuntamiento de Santander han pasado a la condición de no adscritos, y tienen restringidos y limitados al máximo sus derechos políticos y económicos, no tienen ningún tipo de privilegio, sino que han sido reprobados y sancionados.

En cambio, en el Parlamento de Cantabria es distinto. El diputado Carrancio sigue formando parte del grupo mixto, sigue manteniendo por ese hecho su posición privilegiada en la Mesa del Parlamento y tiene un trato de favor, un trato diferenciado con más derechos políticos del que ha tenido un diputado nunca en el Parlamento de Cantabria. En el Ayuntamiento se ha penalizado y desincentivado ese comportamiento, mientras que en el Parlamento se está premiando e incentivando ese tipo de comportamiento.

Creo francamente que, con independencia de que esto sea legal, merece un durísimo reproche desde el punto de vista ético, político y social. Tenemos que hacer todo lo que esté en nuestra mano para que, si las normas nos conducen a esto, no sigan haciéndolo. Tendremos que poner en marcha la reforma del reglamento, e incluso, la reforma de la legislación para ser capaces de trasladar a los parlamentos autonómicos el pacto antitransfuguismo. Tenemos que buscar cualquier resquicio legal para limitar los derechos económicos y los derechos políticos a gente que defrauda a los electores y que son una lacra y una anormalidad en el sistema democrático.

En relación a los presupuestos de Cantabria para 2018, ¿cree que hay margen para mejorarlos vía enmiendas parciales o teme el rodillo?vía enmiendas parciales

[Ríe] Yo creo que es verdaderamente difícil a estas alturas mejorar los presupuestos vía enmiendas parciales. El presupuesto ya está planteado en su capítulo de ingresos. Cuando hemos defendido una enmienda a la totalidad lo hacíamos porque creíamos que era un presupuesto que nacía muerto y de imposible ejecución, porque era absolutamente irreal en sus previsiones de crecimiento, en los gastos, porque estaba infradotado en partidas esenciales para el sostén de nuestros servicios públicos, y también era irreal en el capítulo de las inversiones, que van a ser las primeras en caer víctimas de los recortes. Un presupuesto así es difícil de subsanar.

Lo ideal hubiera sido tumbar ese presupuesto. Ahora que están fijados los ingresos, ahora que están fijados los gastos, lo único que podemos hacer es parchear. No podemos redefinir políticas, no podemos redefinir prioridades, pero sí podemos intentar mejorar ese presupuesto. Lo importante para mi grupo parlamentario es cumplir con nuestra obligación e intentar estar a la altura de nuestra responsabilidad. Es lo que hemos hecho planteando 317 enmiendas parciales para tratar de mejorar ese presupuesto dentro de ese escaso margen en el que nos movemos.

Tenemos fundamentalmente tres prioridades: anular y dejar sin efecto la subida de impuestos que va a recaer sobre las familias y las empresas cántabras,a través de una reforma fiscal que pretende recaudar 25 millones de euros. Queremos plantear una contrarreforma fiscal para seguir aplicando nuestra política en este ámbito. Nosotros creemos que el dinero está mejor en el bolsillo de los ciudadanos o de las empresas para que puedan consumir, para que puedan invertir, para que puedan ahorrar, y de esa manera, generar más ingresos económicos para nutrir a la administración. Trataremos de conseguir una nueva bajada del IRPF, sobre todo a aquellas rentas más bajas, trataremos de seguir avanzando en las deducciones, y seguir marcando nuestras prioridades políticas, que pasan sobre todo por mejorar la gestión de los servicios públicos esenciales y hacer un presupuesto mucho más justo y equitativo.

El bipartito justificó el año pasado el retraso en las cuentas de 2018 en que no había presupuestos del Estado, un argumento que no se ha utilizado en esta ocasión. ¿Cuándo podremos conocer los planes del Gobierno de Rajoy? ¿Confía en que haya avances dentro de un plazo razonable?

No es algo que me corresponde decir a mí, pero lo que sí sé es que el Gobierno de la Nación está trabajando para que así sea. Evidentemente, hay un hito en la agenda política que nos está condicionando a todos, porque es una cuestión prioritaria en nuestro país, que es lo que va a ocurrir el próximo 21 de diciembre en Cataluña. A partir de ahí habrá que retomar otros asuntos pendientes en España, como son los presupuestos del Estado para el año 2018, y otros temas que tienen tanta importancia o más, como el modelo de financiación autonómica.

El Ministerio tiene marcado en su agenda la negociación y aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de 2018 y sería muy importante que desde Cantabria trabajásemos en hacer entender al líder del Partido Socialista, a Pedro Sánchez, la importancia que tiene para todas las comunidades autónomas que el presupuesto salga adelante. Somos un Gobierno del Partido Popular en minoría en Madrid y necesitamos los apoyos necesarios para sacarlo adelante.

¿Ese mismo criterio no hubiera servido para que el PP apoyara los presupuestos de Cantabria? Es decir, ¿no hubiera podido su partido brindar un apoyo al bipartito para sacarlo del atolladero del voto tránsfuga que tiene encima?

El PP está dispuesto a tender la mano, a poner su proyecto a disposición del Gobierno, a sentarse para hablar de las cosas que necesita Cantabria, y el presupuesto es vital para Cantabria. Si el Gobierno nos hubiera llamado en su momento, y hubiera existido una verdadera vocación de diálogo, el Partido Popular se hubiera sentado a hablar de un presupuesto para Cantabria, pero hemos sido excluidos de esa negociación.

A nosotros se nos llamó después de haber formalizado una enmienda a la totalidad y después de haber amarrado el voto del diputado 18 [en referencia al tránsfuga Juan Ramón Carrancio]. Nos hubiéramos sentado, claro que sí, para hablar de este y de cualquier otro asunto que sea importante para Cantabria.

Sobre el proyecto de la mina de Reocín y todo su entorno que se presentaba oficialmente la semana pasada. ¿Qué opinión tiene?el proyecto de la mina de Reocín y todo su entorno

Es prematuro. A mí en estas cosas me gusta ser cauta y ser prudente, y creo que tengo la obligación de serlo. Desde luego, es una magnífica noticia. Estamos muy necesitados de esperanza industrial en esta comunidad autónoma, y más en una zona que está sufriendo tanto como la comarca del Besaya. Nosotros hemos hecho hasta ahora todo lo posible por favorecer el proyecto, por favorecer su implantación, a través de esa reforma de la Ley del Suelo que hace posible la explotación de la misma. Pero creo que debemos de ser muy cautos y prudentes. El Gobierno tiene que disponer de toda la información, tiene que compartir toda esa información con los grupos parlamentarios, para que podamos garantizar su solvencia y su viabilidad.

Creo que también tenemos que ser muy rigurosos y estar muy vigilantes a todos esos controles que tiene que llevar aparejados. Estamos hablando de un ámbito muy sensible, muy cercano a Altamira, y de una actividad también muy sensible. En principio, es una buena noticia, con el Partido Popular colaborando para que esos proyectos sean una realidad, pero también con una actitud vigilante, demandando información y seriedad.

Como exconsejera de Sanidad y responsable también de firmar ese contrato público-privado que sirvió para acabar las obras del Hospital de Valdecilla, ¿cómo ve su desarrollo y las tensiones que están surgiendo continuamente entre los trabajadores, el propio Gobierno y la empresa concesionaria? ¿Volvería a tomar esa decisión?ontrato público-privado que sirvió para acabar las obras del Hospital de Valdecilla

Sin lugar a dudas. Una y mil veces. Lo primero que me gustaría decir al respecto es que, efectivamente, yo fui la responsable de tomar una decisión política que permitió terminar las obras del hospital. Si no hubiera sido por esa decisión, las Tres Torres hoy seguirían siendo una estructura de hormigón; la Residencia sería un edificio en muy malas condiciones, sobrecargado asistencialmente; y probablemente Valdecilla un hospital decadente en vez de a la vanguardia… Pero tengo que aclarar que esa decisión no conlleva, como mucha gente ha querido hacer creer, un cambio en el modelo de gestión del hospital.

Valdecilla sigue manteniendo el mismo modelo de gestión. Yo lo único que hizo fue refundir en un mismo contrato la prestación de 12 servicios no asistenciales, no clínicos, que ya llevaban muchísimos años en manos de las empresas privadas. Antes de ese contrato, toda la gestión de los servicios no clínicos ya estaban gestionados por empresas privadas. Uno de los ejemplos más importantes es el de la limpieza, que está en manos de la empresa privada desde el año 2004, en una decisión que no fue tomada por el Gobierno del Partido Popular, sino por un Gobierno del PRC y el PSOE, como lo está la limpieza de otros hospitales del Servicio Cántabro de Salud.

Quiero decir que fue importante, que fue un hito histórico para el hospital, que nos permitió terminar las obras en plazo, en tiempo récord, sin un euro de sobrecoste, cuando veníamos padeciendo muchos, y creo que debemos disfrutar del valor añadido y poner en valor lo que ese contrato ha reportado. Lo que está ocurriendo ahora, fundamentalmente con las movilizaciones contra la empresa, no tiene nada que ver ni con este contrato ni únicamente a Valdecilla. Yo creo que es una cuestión de carácter estrictamente laboral. A la administración sanitaria le corresponde velar por el adecuado funcionamiento de ese servicio y por el cumplimiento de ese contrato del hospital.

Las inversiones del Estado en Cantabria son uno de los principales caballos de batalla del Ejecutivo PRC-PSOE y, sobre todo, del presidente Miguel Ángel Revilla, que clama contra lo que considera un abandono por parte del Gobierno de España hacia la comunidad autónoma. ¿Se pueden acercar posturas o es imposible en un escenario preelectoral?clama contra lo que considera un abandono por parte del Gobierno de España

Estamos asistiendo a una estrategia, a una escenificación. La estrategia que caracteriza mucho al presidente Revilla del “yo no he sido” para eludir las responsabilidades que tiene al frente del Gobierno de Cantabria, para encubrir las incapacidades propias o para tratar de justificar su fracaso. Y también la estrategia del enemigo exterior. Es muy fácil de entender, el enemigo exterior es el Gobierno de España porque gobierna otro partido distinto.

Estamos asistiendo a un discurso permanente del victimismo, muy propio de los populismos, un discurso erróneo que no ha dado ningún tipo de resultado, que es en lo que nos tenemos que fijar, que es absolutamente inútil para nuestra comunidad autónoma, y que encaja muy mal con la defensa de la capacidad de autogobierno que quieren arrogarse los regionalistas. Es también un camino peligroso e irresponsable, un camino del enfrentamiento, con un discurso que cada vez se va pareciendo más al del separatismo. Dicen que nos quieren arruinar, ocultando sus propias carencias.

Yo daría tres datos muy concretos que desmontan este discurso por completo: Cantabria es la comunidad autónoma que más financiación recibe de toda España para la prestación de sus servicios básicos. En segundo lugar, en dos años, en dos presupuestos, Cantabria dispone de 250 millones de euros más para atender sus necesidades en los presupuestos de ese enemigo exterior que se nos dice que es el Estado. La tercera cuestión es que la voluntad del Gobierno de España con Cantabria es la de atender y dar respuesta a esas necesidades históricas de nuestra región, muy especialmente en el ámbito de las infraestructuras desde el Ministerio de Fomento.

En estos momentos hay más de 230 millones en licitación en Cantabria, que es 20 veces superior a lo que había el año pasado y 30 veces superior a lo que ha licitado el propio Gobierno de Cantabria en nuestra comunidad autónoma. La ejecución del presupuesto de 2017 ha sido del 40%. Han ejecutado 63 millones de 160, por lo que me parece que el enemigo no está fuera de la comunidad autónoma, sino que es un Gobierno que presupuesta mal, que funciona peor y que no cumple con sus obligaciones.

A mí lo que me gustaría es ver que se alegran, que no se ofenden tanto, que no les sienta tan mal cada vez que el ministro de Fomento viene a Cantabria a anunciar una infraestructura. Se han anunciado obras muy importantes, que llevan su tiempo, pero el BOE es el BOE, y eso es innegable, aunque algunos quieran utilizar el discurso de “España nos roba, España nos maltrata, España tiene la culpa de todo”.

La presencia permanente del ministro Íñigo de la Serna en Cantabria, con cerca de 30 actos públicos en poco más de un año, también ha dado pie a especulaciones y rumores sobre su futuro como posible candidato del PP en Cantabria, con polémicas continuas con el presidente Miguel Ángel Revilla. ¿Le preocupa que ensombrezca su labor de oposición o como líder del partido?

Yo creo que es una fortuna inmensa para Cantabria tener a un cántabro como Íñigo de la Serna desempeñando de una manera tan brillante una responsabilidad tan compleja en un momento tan importante al lado de Mariano Rajoy como ministro de Fomento. Está trabajando por la vertebración de España y lo hace con una sensibilidad, con un cariño, con una cercanía y una mirada muy encima de Cantabria. Creo que es un lujo y una fortuna para los cántabros, una bendición para esta comunidad autónoma, y a mí y al Partido Popular nos encanta que venga y yo me siento muy orgullosa de ello.

Es una de las cosas de las que más afortunada me siento, de contar con la confianza, con el respaldo, el apoyo y la colaboración de una persona como Íñigo de la Serna, que ha demostrado tener una capacidad en política y una trayectoria que le permiten ser lo que quiera. Creo que para él está muy claro el compromiso, que es un compromiso como ministro de Mariano Rajoy, y él lo ha dejado muy claro, pero tanto él, como yo, como el resto, tenemos claro que somos unos instrumentos, unas herramientas, unos peones al servicio de un objetivo y que cada uno ocupará el lugar en el que sea más útil, en el que aporte más, en el que sea más necesario. Esa es una cuestión en la que Íñigo de la Serna y yo vamos a estar de acuerdo siempre.

Tengo que preguntarle por la situación interna del Partido Popular, que ha vivido momentos convulsos con la celebración de unas primarias y un Congreso Regional muy cuestionado. ¿Ve ya el horizonte despejado?la situación interna del Partido Popular

Pues sí,, pero creo que hemos avanzado mucho. Cuando me preguntan cuál es el balance o cómo describo la situación actual, como me gusta ser realista, siempre digo que mejor que hace tres meses, mejor que hace un mes, mejor que ayer, pero espero que peor que mañana y que dentro de un mes. Creo que a pesar de las situaciones internas que hemos vivido, el Partido Popular ha sido capaz de no trasladar sus problemas al funcionamiento de las instituciones en las que estamos presentes.

¿No cree que esa situación interna haya tenido efecto en su actividad parlamentaria, por ejemplo?efecto en su actividad parlamentaria

Francamente, no. Yo me he marcado el objetivo de hacer funcionar el grupo parlamentario, de que cada cual cumpla con sus obligaciones, de hacerlo de una manera coordinada, de hacerlo funcionar, y creo de verdad que lo hemos conseguido. Es cierto que los últimos años fueron difíciles en el grupo parlamentario. Al principio estuvimos dormidos, después estuvimos muy pendientes, muy centrados y desgastándonos en la lucha interna, pero creo que desde este mes de septiembre, desde el principio de este curso político, nos hemos volcado en nuestra prioridad, que es Cantabria y que son los cántabros.

Creo que hemos recuperado espacio, creo que hemos recuperado capacidad de influencia, creo que hemos recuperado el liderazgo en la oposición y estamos presentes en los grandes debates, en lo que preocupa a la gente. No estamos en el chascarrillo ni en la anécdota mediática, porque somos gente seria, pero sí hemos estado ahí todos los días ocupándonos del crecimiento económico y la generación de empleo, la sostenibilidad de los servicios básicos esenciales, de la subida de impuestos, de la financiación autonómica…

Yo estoy satisfecha de haber sido capaces entre todos de no trasladar esos problemas internos, que nunca han sido discrepancias o disputas políticas, esas cuestiones de carácter personal no las hemos trasladado a las instituciones en las que estamos presentes, algo que no pueden decir otros. También me siento especialmente satisfecha a lo largo de los últimos meses duros y difíciles de que, con muchísima cordura, con muchísima responsabilidad, también hemos sido capaces de trasladar que en el Partido Popular todo el mundo es necesario, todo el mundo cuenta, todo el mundo tiene su lugar y hay una puerta abierta para todos aquellos que quieren sumar, crecer, unir y seguir construyendo.

Su relación, tanto personal como profesional, con el expresidente Ignacio Diego era estrechísima. ¿En qué momento se encuentra actualmente?

[Piensa] Pues, mi relación ha pasado de ser de profunda admiración y de estrecha colaboración… a una relación básicamente de respeto. Yo trato de ser una persona respetuosa. Trato de ser, y creo que soy, una persona colaboradora, y soy muy consciente de cuál es mi responsabilidad en este momento, que es la de tratar de mantener la normalidad con todos mis compañeros y con el expresidente del Partido Popular. Trato de sacar lo mejor de todos ellos, y a eso es a lo que me dedico fundamentalmente, a trabajar. Con una relación normal, que procuro que sea de respeto.

Habla de la importancia del respeto, pero sin embargo son públicas las faltas de respeto que ha sufrido la presidenta del PP de Cantabria por parte de algunos de sus compañeros que perdieron el Congreso, con insultos y descalificaciones de todo tipo en las redes sociales o en entrevistas y declaraciones públicas a los medios de comunicación. ¿Por qué ha preferido mirar para otro lado y no tomar decisiones más drásticas?

Hombre, todas esas cosas duelen en el ámbito personal. Como todo el mundo, aunque algunos se deben de pensar que no, tenemos familia, tenemos hijos, tenemos amigos, tenemos cierta honorabilidad y trayectoria, y estas cosas se llevan mal, la verdad. Se llevan mejor cuando uno piensa en el equipo, piensa en el interés colectivo, piensa en el proyecto y se olvida de los personalismos y de uno mismo. Yo lo he dicho muchas veces y lo repito: me siento orgullosa de donde estoy y no estoy aquí para saldar cuentas personales, sino para hacer evolucionar al Partido Popular.

Por lo tanto, procuro ser una persona a la altura de mi enorme responsabilidad, que he contraído voluntariamente, y trato de hacerlo con generosidad. Lo prioritario es colocar al Partido Popular en las mejores condiciones posibles para ser capaces de ganar las próximas elecciones municipales y autonómicas y ser capaces de gobernar. Y todo lo demás es secundario. Lo menos importante en este proyecto es el papel que juegue, el papel que ocupe o cómo se sienta la presidenta del Partido Popular.

No solo quiero cambiar el liderazgo del Partido Popular, sino también la forma de ejercerlo. Es muy importante que las cosas se basen en la confianza y no tanto en el principio de autoridad. Es importante que las cosas se basen en el trabajo en equipo y no tanto en los personalismos, y creo que es muy importante que se basen en la implicación, en hacer sentir que esto es de todos. Como creo que lo estamos consiguiendo, estoy muy satisfecha.

Sin embargo, se trasladaron hace meses una serie de expedientes al Comité de Derechos y Garantías del PP a nivel nacional para tomar medidas contra la mayoría de los diputados del grupo parlamentario, que votaron en contra de convertirla en portavoz en la Cámara y que se consideran afines al expresidente Ignacio Diego. ¿Esos expedientes han quedado en el cajón?expedientes al Comité de Derechos y Garantías del PP a nivel nacional

Pues… no. Hay distintas obligaciones, hay distintos ámbitos competenciales y hay distintas responsabilidades. El Partido Popular de Cantabria y sus órganos han cumplido con sus obligaciones, marcadas por los estatutos, y han hecho lo que tenían que hacer. Entre otras cosas, trasladar una serie de expedientes a Madrid porque afectaban a varios miembros del grupo parlamentario.

En Madrid siguen su curso, siguen sus tiempos, dentro de su autonomía y su responsabilidad, y ahí yo no tengo absolutamente nada que decir. Insisto: no es lo prioritario para mí. Lo prioritario no es el curso que sigan esos procedimientos, sino hacer funcionar el grupo parlamentario popular al menos como está funcionando en estos momentos.

En el frente judicial solo queda una causa abierta por presuntas irregularidades en la celebración del Congreso Regional en el que consiguió la victoria por cuatro votos ante Ignacio Diego. ¿Cómo valora la sucesión de sentencias a su favor que se ha producido hasta ahora?solo queda una causa abierta por presuntas irregularidades

Todo el mundo ve cómo se están desarrollando los acontecimientos. Creo que la vía judicial es una vía que entre compañeros de partido que no debe abrirse, que ha dado lugar a una situación a la que no debería haberse llegado, más aún antes de agotar todas las vías internas. Se han dicho cosas y se han hecho juicios paralelos muy duros y muy injustos, y los tribunales han hablado. Lo han hecho tribunales de instrucción, la Audiencia Provincial, el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, para decir que no había nada que enjuiciar desde el punto de vista penal porque no tenía ninguna relevancia.

Ahora queda abierta la vía civil, que lo que busca es otra cosa, que lo que pretende es la nulidad de ese Congreso, pero creo que estamos un poquito más cerca del final. Cuando esa resolución judicial se produzca, se van a desinflar las expectativas de algunos núcleos cada vez más residuales y más pequeños, afortunadamente. Tranquilidad absoluta, porque creo que el Partido Popular ha hecho bien las cosas, ha respetado la normativa que tenía que respetar, que ha facilitado siempre la participación de los afiliados, que es lo más importante. La votación se produjo de una forma libre y voluntaria y creo que la labor de la comisión organizadora, que es la que se está enjuiciando, que ha sido el árbitro, ha sido impecable desde el punto de vista jurídico. Pero eso no lo tengo que decir yo. Esa es la confianza que yo tengo en la organización en la que llevo militando muchos años, pero lo tiene que decir un juez, y espero que así sea.

¿Para cuándo la renovación de las agrupaciones locales que todavía sigue pendiente?

La renovación de las juntas locales es algo que, efectivamente, sigue pendiente. Lo lógico hubiera sido afrontarlo a continuación de ese proceso de renovación del PP regional, pero siempre hay que acometer estos procesos pensando en que sirvan para fortalecer a la organización y ponerla en las mejores condiciones de cara a los próximos retos de futuro, que son esas elecciones de 2019.

Evaluada la situación, y visto que aún siguen algunas cuestiones pendientes de resolver por el camino, como estas acciones judiciales, es algo que queda pospuesto. Lo hemos decidido posponer a la espera de que esté mucho más clarificada la situación, porque no tiene ningún sentido y creo que no es conveniente ni responsable solapar procesos cuando no se ha sellado todavía definitivamente el Congreso Regional del Partido Popular.

¿Descarta también ser portavoz del PP en el Parlamento de Cantabria en lo que queda de legislatura?ser portavoz del PP en el Parlamento de Cantabria

Es algo que no me preocupa en absoluto. Además, ejerzo de portavoz, y así lo perciben los ciudadanos, en aquellos debates en los que creo que debo de hacerlo. Y lo hago con la colaboración de todos mis compañeros. De todas formas, mi misión es facilitar las cosas, facilitar el trabajo, ayudar a reducir tensiones, y es lo que estoy haciendo. Por tanto, es una decisión que se trasladó al Comité de Derechos y Garantías del PP nacional y sobre él se tienen que pronunciar todavía.

Y una pregunta obligada: ¿Será candidata a la Presidencia de Cantabria en 2019?

[Ríe] Es obligada su pregunta y es obligada mi respuesta. No está en estos momentos sobre la mesa. Lo que tengo muy claro, y para eso me presenté a la Presidencia del PP de Cantabria, es cuál es mi obligación, cuál es mi compromiso, que es coger a mi partido y llevarlo en las mejores condiciones a esas elecciones del año 2019. Después, cuando llegue el momento, ya lo veremos. Yo he sido una persona que ha estado siempre donde mi partido me ha necesitado. Soy una persona que estaré donde pueda aportar, donde pueda sumar, donde sea más útil, donde sea más necesaria, y eso lo decidiremos entre todos.

¿Pero le gustaría ser candidata? 

No lo descarto, evidentemente, porque cuando una asume la responsabilidad de ser presidenta del PP de Cantabria y da este paso, es una obligación que tiene que contemplar, pero las circunstancias dirán cuál es la mejor solución para el Partido Popular de Cantabria y yo estaré a disposición de mi partido como siempre.