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Casado cree “legítimo” sentirse “orgulloso” de la etapa de Aznar porque los casos de corrupción fueron “individuales”

Pablo Casado no esconde su satisfacción por saberse uno de los precandidatos que parte con más opciones en la primera de las votaciones para suceder a Rajoy. Y es que a dos días de que elijan los inscritos se ve “muy bien”, tal y como ha manifestado en su visita a Cantabria. Se ve como el candidato con el que “nadie pierde” y “capaz de evitar un choque de trenes que rompa el partido”. Parece haberse esfumado la sombra de su máster que le ha acompañado desde que decidió presentarse a este proceso, a pesar de que las presuntas irregularidades siguen siendo investigadas por la Justicia.

No obstante, en los últimos días se ha encontrado con la etiqueta de 'aznarista' que le ha puesto su compañera de partido y rival María Dolores de Cospedal. La exsecretaria general del partido y Soraya Sáenz de Santamaría, las otras dos precandidatas favoritas que pugnan con Casado en estas elecciones, parece que han encontrado en esta vinculación con el expresidente una forma de hacerle daño. Frente a ello, el vicesecretario de Comunicación del partido se defiende señalando que él es el único que no ha trabajado en los gobierno de Aznar, ya que fue su director de gabinete cuando ya era exvicepresidente.

Sin embargo, y aunque asegura que detrás de su candidatura “no hay nadie más que los afiliados de base”, recalca que está “orgulloso” de esa etapa, la más manchada por la corrupción del PP -tal y como señaló la sentencia de la Gürtel- y, al mismo tiempo, afirma que si preside el partido será “inflexible” contra ese tipo de casos. Casado considera “legítimo” defender ambas posturas apuntando que durante el periodo en el que gobernó Aznar hubo “comportamientos individuales censurables”.

“Es fundamental combatir la corrupción que una persona del partido haya podido cometer y al mismo tiempo reivindicar los periodos de gobierno en los que el Partido Popular creó cinco millones de empleos, en los que se subieron todos los servicios sociales, se derrotó a ETA, se tumbó el plan Ibarretxe...”, ha argumentado el precandidato popular. “Yo he defendido las siglas del partido en los peores momentos, frente a corruptos que yo no había visto en mi vida”, ha reivindicado.

“En el proyecto del PP que quiero representar no va a caber la corrupción”, ha subrayado, “vamos a ser intolerables contra aquellos traidores que manchen las siglas del partido”, ha sentenciado.

“Sin mochilas y sin pasado”

Y en este intento por desmarcarse de las corruptelas en ese periodo, Casado ha defendido que debe haber una “nueva hornada de dirigentes en la caben tanto jóvenes como mayores”, pero “sin mochilas y sin pasado”, ha precisado. Asimismo, ha hecho hincapié en que su proyecto tiene como objetivo llegar a La Moncloa para hacer “cosas distintas y no con los mismos”, y ha resaltado su intención de “aglutinar el centro-derecha”, recuperando a los votantes que se han ido a “partidos regionalistas de derechas, Ciudadanos y Vox”.

Casado también ha tenido tiempo en su visita a Santander para criticar las políticas y la gestión que está llevando a cabo Pedro Sánchez. Por un lado, ha cuestionado que pacte con “batasunos, independentistas y podemitas” y, por otro, ha censurado su intención de acercar a los presos catalanes a cárceles de Cataluña. En este sentido, ha señalado que si él gana, el PP “no va a tener ningún tipo de diálogo con quien quiera romper la ley ni va a ceder un paso contra quienes han pretendido o pretendan romper la legalidad y la libertad en Cataluña”.