El secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, ha abierto este jueves la puerta a reanudar la obra de los espigones de La Magdalena, después de que fuera paralizada de forma indefinida meses atrás por el Gobierno de Pedro Sánchez para el estudio de las alegaciones. “No hay otra opción que concluir las obras”, ha señalado. Así pues, el Gobierno de Cantabria tendrá que tomar una decisión al respecto en un plazo de diez días.
En una reunión celebrada en la Delegación de Gobierno en Cantabria, en la que han participado el consejero de Medio Rural, Jesús Oria; el delegado del Gobierno, Pablo Zuloaga, y la alcaldesa de Santander, Gema Igual, el dirigente socialista se ha remitido al informe del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX), que apunta que no realizar ninguna actuación tras la paralización de las obras dejaría las playas en “una situación de inestabilidad”.
“La única posibilidad para estabilizar el sistema de playas es evitar las pérdidas de sedimento por el oeste, para lo cual es preciso finalizar la obra proyectada”, señala el documento. No obstante, también detalla que en caso de no finalizarse el proyecto “sería preciso desmantelar el espigón construido para evitar los posibles riesgos en la zona de Balneario y el muro del Campo de Polo”.
En tal caso, según señala el informe, para mantener los mismos anchos de las playas de los últimos 20-30 años “se deberían retomar las actuaciones de aportación de arena que venía realizando periódicamente la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar (DGSCM)”.
Tras la reunión, el Gobierno de Cantabria ha anunciado que evaluará el informe antes de adoptar una posición y que cumplirá con el plazo de diez días establecido por el Estado. “Jesús Oria se ha comprometido a trasladar el documento al Gobierno de Cantabria para su análisis y, desde aquí, darle traslado al Parlamento de Cantabria”, tal y como ha informado en nota de prensa.
Seguidamente, las reacciones políticas desde las diferentes formaciones no se han hecho esperar. La alcaldesa de Santander, Gema Igual, defensora del proyecto, ha señalado que va a remitir una carta al Ministerio para que reanude las obras. “Las conclusiones del informe del Cedex son claras: la única solución es concluir las obras”, ha apuntado.
Por otro lado, desde la oposición, el PSOE ha abogado por una “solución de consenso” para estabilizar las playas que garantice la sostenibilidad. Su portavoz, Pedro Casares, ha instado a la alcaldesa a que abandone “la crispación y la soberbia” y a que “apueste por el diálogo y el acuerdo”. Asimismo, le ha reclamado a la regidora que convoque de manera urgente a la Junta de Portavoces, porque “no puede imponer una decisión que hipoteca el futuro de nuestro entorno natural” por la regla del “ordeno y mando”.
Por su parte, el PRC ha reiterado su “no rotundo” a los espigones y apuesta por los rellenos como “la mejor opción”. José María Fuentes-Pila ha lamentado que la alcaldesa haya vuelto a plantear el mismo “argumento tramposo” de “playa o espigón” al que el PP viene recurriendo desde el inicio del proyecto.
“Lo que hay que decidir ahora es si queremos preservar la playa con rellenos, como hasta ahora, o con un espigón que constituye un atentado paisajístico evidente a ojos de todo el mundo menos a los de los concejales del PP”, ha enfatizado.
Según el concejal Antonio Mantecón, con este cambio de criterio expresado por el secretario de Estado de Medio Ambiente, el PSOE se “alinea con el Partido Popular de Santander”, en un asunto que ha levantado una gran oposición entre la sociedad santanderina, así como colectivos ecologistas, conservacionistas y expertos de todo tipo. Y de este modo, asegura el edil, “desoye a quienes hasta ayer decía apoyar, para defender no sabemos qué intereses o de quien”. Los socialistas estarían siendo, según sus palabras, “víctimas de su falta de seriedad y de firmeza política”.
Finalmente, el partido ecologista Equo ha reiterado su posición en contra de los espigones ante “el tremendo e irreversible impacto visual, ecológico, paisajístico y ambiental que suponen”. Así pues, comparte el rechazo social manifestado a través de la plataforma 'Salvar La Magdalena, escolleras fuera', movimiento que aglutina tanto a distintos colectivos ecologistas como ARCA, Ecologistas en Acción, grupo ALCEDA, así como a gran número de vecinas y vecinos.
Además, ha puesto en valor la posición aprobada por el Parlamento de Cantabria, que espera que mantenga su posición en contra de esta obra, y ha animado a la ciudadanía a que “siga saliendo a la calle en defensa del patrimonio de todos”.
Polémica desde el principio
La obra, impulsada por el PP cuando gobernaba Mariano Rajoy, ha suscitado polémica desde su anuncio, generando rechazo entre los colectivos ecologistas y conservacionistas hasta el punto de que presentaron ante la Fiscalía distintos estudios que alertaron sobre el impacto ambiental que iba a provocar este proyecto en un entorno protegido como la Bahía de Santander.
No obstante, tal y como adelantó eldiario.es, el Ministerio de Medio Ambiente, entonces dirigido por Isabel Tejerina (PP), rechazó el impacto ambiental de los espigones, pese a las advertencias de distintos organismos públicos sobre sus consecuencias en una zona de alto valor ecológico, y despreció la afección paisajística de la actuación anteponiendo los criterios económicos.
Las discrepancias en torno a las escolleras se trasladaron al plano político, con un enfrentamiento constante entre el equipo de Gobierno municipal (PP) y la oposición, y a la ciudadanía, que impulsó una plataforma en contra de esta actuación en la Bahía de Santander y se manifestó en reiteradas ocasiones para mostrar su rechazo.
Sin embargo, tras la moción de censura que echó al PP de La Moncloa, el Ejecutivo de Pedro Sánchez paralizó la obra y el delegado del Gobierno, Pablo Zuloaga, señaló que el dique existente no se derribaría hasta que se estudiasen las alegaciones y se tomase la decisión de continuar o revertir el proyecto.
Ante este escenario, la alcaldesa de Santander exigió al nuevo Ministerio de Medio Ambiente que se reanudase la obra y reclamó la construcción de tres nuevos espigones en El Sardinero. Y es que el proyecto en su conjunto, que preveía una inversión de alrededor de 463.000 euros y un plazo de ejecución de seis meses, tenía como objetivo “frenar la erosión provocada por el oleaje, especialmente durante los temporales que azotan la costa en invierno, y evitar que el extremo del paseo marítimo quede desprotegido por la pérdida de arena en su base”.