Es poco habitual que un cargo político reconozca públicamente que el objetivo de su partido en la próxima cita con las urnas no es la victoria. Verónica Ordóñez (Vizcaya, 1984), portavoz parlamentaria de Podemos Cantabria y aspirante a la Secretaría General de la formación morada, lo hace abiertamente. Prefiere ser realista y apuesta por “construir los consensos suficientes para impulsar la Cantabria que nos merecemos” a través de una marea ciudadana que siembre poco a poco la semilla del cambio. “El cambio es posible, pero lo primero que tenemos que hacer es creérnoslo”, subraya durante la entrevista.
El horizonte que se marca, si logra la victoria en las primarias que se celebrarán este mes de abril y se hace con el liderazgo, es el de 2023. “Podemos va a acabar gobernando esta comunidad autónoma y se la va a devolver a su gente”, insiste, aunque advierte una y otra vez que “solo desde las instituciones no vamos a conseguir mejorar las cosas”. A su juicio, “la defensa nuestros principios tiene que estar por encima de estrategias políticas o mediáticas”, por lo que aboga por enterrar el hacha de guerra en el conflicto interno que ha lastrado a su partido casi desde el nacimiento y abrirse a la ciudadanía para sellar una confluencia que amplíe su base social.
Podemos afronta un nuevo proceso de primarias y busca a su tercer secretario general desde su nacimiento en Cantabria hace tan solo tres años, tras un largo periodo de interinidad. ¿Qué ha hecho mal el partido para que la inestabilidad haya sido una constante?
Hay muchas cosas que se han hecho mal, pero también otras muchas que se han hecho bien. Somos un partido muy joven, en el que la gran mayoría de las personas que lo integran no han tenido militancias ni experiencias políticas previas. Eso ha sido un hándicap a la hora de consolidar el partido y organizarnos. Creo que centrarnos en las cosas que han fallado nos puede servir para no repetir los errores que hemos cometido, pero me parece importante saber resaltar las cosas que hemos hecho bien a lo largo de estos años.
¿Cuáles son esos logros en su opinión?
Sin duda, la Ley de Realojo y Retorno es uno de los motores fundamentales que nos sigue impulsando a todos. Nos permite ver que, a pesar de tener solo tres diputados y estar en minoría en las instituciones, se pueden hacer leyes y políticas para la ciudadanía. También hemos aportado cosas en cuestiones de medio ambiente o medio rural, y hemos puesto encima de la mesa debates y temas que no estaban en la opinión pública y que, sin embargo, ahora existe una conciencia sobre ellas que puede ayudar a cambiar las cosas en Cantabria.
Ha habido un intento de acercamiento antes de la celebración de las primarias, o una escenificación de diálogo entre los distintos aspirantes a liderar el partido, que en otras ocasiones no había tenido lugar, aunque no ha sido posible pactar una lista de consenso. ¿Qué le hace pensar que esta vez es la definitiva, que ahora sí se puede enterrar el hacha de guerra en Podemos?
El simple hecho de que hayamos tomado estas primarias no como una competición entre personas, sino como un debate entre distintos proyectos políticos y organizativos. Creo que esta vez lo hemos hecho bien porque hemos dejado de pensar en qué personas van a representar nuestras ideas, aunque también sea importante, y nos hemos centrado más en discutir qué es lo que Cantabria necesita.
¿Con qué objetivo se presenta a las primarias?
Durante todos estos años hemos desarrollado relaciones muy positivas con movimientos sociales y otros partidos, y esa masa crítica que existe en Cantabria da la sensación de que está preparada para dar un paso más allá, para empezar a trabajar de una manera conjunta y poder desarrollar un proyecto a más largo plazo. Si yo he decidido presentarme ha sido con la intención de llegar a acuerdos, primero con otros compañeros, como ha ocurrido con Luis del Piñal y su equipo, que están integrados en mi candidatura con el mismo peso y el mismo valor que la gente con la que yo me presento, y va en esta misma línea.
Tenemos que empezar a trabajar en común, a saber ceder, a dejar de lado las cosas que nos separan para construir ese movimiento social y político que nos lleve en un primer término, en 2019, a una marea cántabra. Y más allá de 2019, a un proceso de construcción popular que nos permita cambiar el contrato social que está roto, ese Estatuto que no recoge los derechos sociales de nuestra ciudadanía y que no da las capacidades a Cantabria para desarrollarse en el sentido que quiere. Queremos una Cantabria en la que haya empleo, en la que la precariedad no sea la norma, en la que no exista un 25% de personas en riesgo de pobreza o exclusión, en la que nuestros jóvenes no tengan que exiliarse por falta de oportunidades, una Cantabria que no tenga despoblado su medio rural. Tenemos que construir los consensos suficientes para impulsar la Cantabria que nos merecemos.
¿El nuevo secretario o secretaria general de Podemos Cantabria debe ser la persona que encabece esa marea cántabra o su papel debe ceñirse más al ámbito interno?
Son dos papeles absolutamente distintos: una cuestión es el trabajo en la institución y otra es el trabajo en el partido. Un secretario general tiene que tener una capacidad de portavocía, tiene que ser alguien capaz de transmitir, que sepa llevar adelante las políticas del partido, y tiene que ser alguien que tenga muy claro lo organizativo y defienda lo aprobado en la asamblea ciudadana. Tiene que ser un garante de estabilidad. Debe ser una pieza más dentro de un engranaje mucho más amplio. No puede ser un líder que tome todas las decisiones.
Ha ejercido como diputada y portavoz del grupo parlamentario de Podemos en la Cámara a lo largo de la legislatura. ¿Le gustaría repetir ese papel en el próximo ciclo político?
Por ahora estoy centrada en la Secretaría General, en las primarias, con el objetivo de estabilizar el partido y conseguir llevar a Podemos a ser el vehículo que aglutine a todas las fuerzas mayoritarias. Dentro de unos meses se celebrarán las primarias y, si mis compañeros consideran que yo puedo ejercer ese rol de forma positiva, daré el paso adelante también. Tenemos que explotar nuestras habilidades al máximo. Yo estaré dispuesta a seguir trabajando ahí o en cualquier otro sitio en el que me pongan las bases.
¿Cuál será su primera decisión si sale elegida secretaria general?
Reunirme con todos los compañeros y compañeras que hayan salido elegidas para hablar de cómo vamos a organizar nuestro trabajo dentro del Consejo Ciudadano. El segundo paso sería hablar con las personas que no han entrado para encontrar su sitio y que puedan estar cómodas en el partido. No podemos renunciar a ningún esfuerzo ni a ninguna persona que esté dispuesta a trabajar. Habrá un espacio para todos aquellos que quieran colaborar.
¿Y por qué no ha sido posible hasta ahora?
Una de las cosas que ha pasado hasta ahora es que los cargos de representación se han entendido más como un privilegio que como un deber. Lo que tenemos que entender es que un cargo no implica que seas más dentro del partido, sino que tienes más obligaciones que otras personas. Hemos fallado en eso muchas veces. Lo importante es que cualquier persona que quiera hacer política en Cantabria, que quiera construir un futuro mejor para Cantabria, encuentre su sitio en Podemos.
Todos los candidatos en estas primarias han mostrado su intención de impulsar una marea cántabra. ¿Cómo debe concretarse esa aspiración? ¿Cómo puede articularse?
El fin no puede ser la marea. No nos podemos conformar con conseguir esa herramienta electoral que nos sitúe en 2019 en una posición en la que simplemente tengamos más cargos institucionales y de representación. Es importante, y tenemos que aspirar a ello, pero solo desde las instituciones no vamos a conseguir mejorar Cantabria. Lo fundamental es saber hablar con compañeros y compañeras de otros partidos, pero también de otros movimientos y organizaciones, para conseguir crear un caldo de cultivo, un movimiento mucho más amplio.
El sistema es ese, es dejar espacio a todos más allá de las siglas. Yo estoy profundamente orgullosa de ser de Podemos y de representar a mi partido, pero no soy más o mejor que cualquier otra persona que trabaje desde una asociación vecinal o desde una formación municipalista. Uno de los hitos que debemos conseguir para que esa marea sea una realidad es respetar a los que han venido trabajando, no ir a ocupar sus espacios, sino sumar nuestra fuerza y nuestro trabajo.
La decisión de Podemos de no concurrir a las últimas elecciones municipales con una lista propia ha dejado un vacío importante en el partido. ¿Cómo se puede solventar esa falta de presencia en los ayuntamientos?
Hay que cubrirlo con esas formaciones municipalistas que sí vienen trabajando ahí. Creo que la decisión de Podemos fue sensata en su momento. Un partido joven, sin un desarrollo territorial amplio, no tenía capacidad para elegir personas que pudieran hacer un buen trabajo en todas las instituciones. Hay organizaciones que han tenido esa capacidad de trabajar en el ámbito más cercano y que de cara a 2019 tienen expectativas de cambiar las mayorías en sus municipios. Véase el caso de Santander, donde entendemos que, si las cosas se hacen bien, se puede quitar la Alcaldía al Partido Popular. Necesitamos ayudar a todas las fuerzas que trabajan para ello. Podemos, por supuesto, pero también Santander Sí Puede, Izquierda Unida, las asociaciones vecinales o plataformas. Podemos encontrar una Manuela Carmena, una persona que consiga para Santander lo que ella ha conseguido para Madrid, desde reducir la deuda pública a poner en marcha una política social que se ocupa de todos sus vecinos. Tenemos que poner de nuestra parte para que eso sea posible también para Santander.
Ha tenido en los últimos tiempos distintos guiños y palabras de cariño para Antonio Mantecón, portavoz de Santander Sí Puede y que optó en su momento a la Secretaría General de Podemos. ¿Es el momento de volver a trabajar juntos?
Yo no entiendo que Antonio Mantecón tenga que volver a Podemos. Él decidirá en todo momento el espacio en el que tenga que trabajar, pero sí que es cierto que hay que poner en valor el trabajo que Antonio Mantecón desde Santander Sí Puede, o Miguel Saro desde Izquierda Unida, por ejemplo, así como otros compañeros y compañeras desarrollan desde distintas organizaciones en Santander. Para mí es una forma de respeto. Cuando alguien lo está haciendo bien, hay que reconocerlo aunque no lleven tus siglas. Lo que sí me gustaría es que estuvieran dispuestos a formar parte de esta marea, porque su capacidad y su trabajo sin apenas recursos es algo que no puede perder Cantabria. Debemos facilitar y vehicular esa confluencia.
Y en la recta final de la legislatura, ¿qué balance hace del paso de Podemos por las instituciones?
Creo que Miguel Ángel Revilla hizo bien su trabajo en 2015, cuando quiso hacerse el indignado para atraer hacia su partido a todos los descontentos con la situación política en nuestro país, pero como cualquier persona que se pone un disfraz, no puede seguir disfrazado toda la vida y poco a poco, sobre todo cuando ha tenido que poner dinero encima de la mesa y priorizar unos aspectos respecto a otros, ha demostrado que para nada es lo que vendía en las elecciones. Ha sido un engaño, pero no solo a Podemos, sino a toda la ciudadanía, a todos los votantes del PRC que lo eligieron esperando otra cosa del presidente.
Creo que nos hemos dado cuenta, pero también es cierto que tenemos tres diputados y una acción muy limitada dentro de las instituciones, mucho más desde la aparición del transfuguismo en el Parlamento de Cantabria. Lo que creo que estamos haciendo bien es poner los problemas encima de la mesa, saber explicar la diferencia entre lo que Revilla vende y lo que Revilla hace, y también generar esa expectativa y esa ilusión de que las cosas pueden ser distintas, de que se puede destinar el dinero a otras cosas, de que se puede dar prioridad a los problemas de los cántabros por encima de otros intereses. Si nosotros hemos sido capaces de hacer eso, sumando las potencialidades que hay fuera, el cambio es posible, pero primero que tenemos que hacer es creérnoslo.
Podemos llegó con mucha fuerza a las instituciones, siendo clave en la investidura y en los primeros presupuestos. ¿No se cometió un error estratégico cuando se decidió soltar esa llave y perder la capacidad de influencia que había demostrado hasta entonces sobre el Ejecutivo?
Es que no todo vale. Nosotros hemos tenido mucha paciencia con el Gobierno de Cantabria. Mucha más, incluso, de la que nuestras bases nos estaban permitiendo. Hemos recibido muchos toques de atención de nuestros militantes porque pensaban que estábamos cediendo demasiado. Nosotros creíamos que era nuestro deber jugar ese papel, pero llegó un momento en el que todo lo que estaba pasando, sobre todo en torno a Sodercan, no nos permitía seguir avalando a un Gobierno que estaba dando la espalda a los ciudadanos de Cantabria. Seguía subiendo el paro, los datos de pobreza, exclusión, precariedad, la brecha salarial… Era imposible defender ese modelo. Nosotros hemos decidido llevar a cabo una política coherente. No íbamos a ser súbditos de las políticas del Gobierno de Revilla. La defensa nuestros principios tiene que estar por encima de estrategias políticas o mediáticas.
Sus relaciones con el PSOE han sido muy tensas a lo largo de prácticamente toda la legislatura. ¿Ha cambiado algo tras la celebración de las primarias socialistas y el nuevo liderazgo de Pablo Zuloaga?
Hay una cosa que es cierta: con este PSOE y con esta nueva dirección socialista se puede hablar. Hay muchos momentos en los que seguimos sin estar de acuerdo. O incluso, estando de acuerdo, ellos luego no actúan como prometen. No es una cuestión de personas, de que prefiramos a Pablo Zuloaga por encima de Rosa Eva Díaz Tezanos. Simplemente, es una cuestión de qué políticas están dispuestos a desarrollar, qué explicaciones te den, estés o no estés de acuerdo, cómo te trasladan la información que solicitas o cómo juegan limpio dentro del escenario político. Nosotros estamos dispuestos a aportar todo lo que podamos por tener una política y un Gobierno mejor. En ese sentido, faltan cosas, pero hay aspectos que han mejorado de forma considerable.
Y de cara a 2019, ¿cuál debe ser la aspiración de Podemos?
Dependerá bastante de cómo consigamos articular la marea. El objetivo es construir ese espacio amplio y ser capaces de conseguir consensos importantes. El simple hecho de generar ese espacio será un gran logro. Obviamente, el otro reto es conseguir cuantos más representantes a nivel autonómico y municipal posible. Y no por tener más cargos, sino para tener más gente haciendo política y trabajando con los movimientos sociales en la calle. Hay que seguir construyendo pueblo. Nosotros entendemos que el proceso tiene que llevar tiempo, pero nos debe llevar a cambiar a mejor la vida de la gente. El proceso es importante: vamos a aprender, vamos a generar alegría, vamos a trabajar por Cantabria.
Le repito una pregunta que le hice en una entrevista anterior cuando llegó al Parlamento: ¿Podemos está preparado para ser algo más que una oposición dura e incómoda?
Por supuesto. Podemos tiene a muchas personas trabajando, muchas de ellas jóvenes, que vienen de los movimientos sociales, con experiencia profesional y una formación extraordinaria, pero también otras más veteranas que conocen la Administración por dentro, que saben cómo funcionan las cosas, que saben lo que hay que cambiar. Pero también sabemos que solos no lo vamos a conseguir, y contamos con todos aquellos que quieran sumar en este proyecto. Lo dijimos cuando entramos al Parlamento, cuando prometimos el cargo: acatábamos la Constitución, pero llegábamos para cambiarla y devolver las instituciones a la gente. Esa es la gran capacidad que tiene ahora el partido.
¿Y qué papel va a jugar Verónica Ordóñez si su candidatura no se impone en las primarias?
El que quieran las bases. Hace cuatro años, cuando entré en Podemos, decidí que era importante trabajar para cambiar esta tierra. Mis compañeros y compañeras me empoderaron y me impulsaron para que asumiera determinados retos que han sido muy importantes en mi vida, que me han hecho aprender y crecer. Si ahora quieren que esté en la Secretaría General, estaré ahí. Y si la posición es que siga en mi círculo, como al principio, volveré a ello. Lo importante en Podemos no son los cargos, sino aprovechar el potencial que tenemos cada uno para ser útiles a la organización. Estaré donde más se necesite trabajando como hasta ahora.