Cantabria Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Cuestión de perspectiva

Al precio de un esfuerzo sobrehumano y de años de trabajar a la intemperie pero sobre todo, al término de una humillación brutal para las víctimas, de un sufrimiento ilimitado para los refugiados y otras personas obligadas a abandonar su tierra por culpa de la guerra, la hambruna y otras mil vicisitudes provocadas por el puritito interés de una estrategia global desmadrada, parece que la Santa Madre Iglesia ha reconocido a regañadientes y con todas las reservas posibles que el Gobierno de España es un falso por no cumplir lo que prometió y le pide que no escurra el bulto. De paso, eso sí, proponen que sea la Iglesia a través de sus organizaciones las que se ocupen de la acogida, manutención e inserción escolar y laboral de los refugiados como sucede en Italia o Francia e incluso en el propio Vaticano que ha acogido a varias (algunas) familias sirias. Las buenas gentes, ni que decir tiene, celebran esta nueva política eclesial como una demostración de hermandad cristiana esperando ingenuamente que a partir de ahora se solucione el problema. Pero nada de eso sucederá por supuesto pues aún en el caso de que el Estado cumpliera e hiciera público un reconocimiento puramente platónico de su ignominia y complicidad con los verdugos, esta iniciativa no conllevaría en absoluto el reconocimiento de estas víctimas como víctimas.

De hecho, ni la gesticulación grotesca de los “buenos” por definición (esos que se saben a si mismos buenos) ni las lamentaciones indignadas de los caritativos clérigos podrán tener un efecto real ya que – hasta donde una alcanza - no se ha dado ni se dará nunca el paso decisivo, el paso final en el verdadero análisis de la situación ya que lo cierto es que nadie se atreve ni quiere darlo. Un paso que pasaría valga la redundancia por reconocer que se recoge lo que se siembra pues ¿Acaso las armas caen del cielo? O por lo mismo ¿Son las guerras un mal sueño sin causa conocida?. Lamento decirlo pero de eso nada. Hasta yo misma soy capaz de ver que los mismos que ahora se preocupan por administrar las promesas de un Gobierno incumplidor y mentiroso son también cómplices y aliados objetivos en esa operación de limpieza emprendida por una Europa caduca y acabada que lo único que busca es que la libren de minorías incómodas y le garanticen un futuro Órden Mundial a su medida y libre de toda crítica a sus propios valores (dictadura democrática, libertad del mercado y otras cosas)

Oh, sí, creemos haberlo hecho todo al designar a algunos “dictadores” como los malos de la película… Como los malos sí, pero en ningún momento como nuestros enemigos pues mira tú por donde hoy en el frente mundial, nosotros los occidentales combatimos exactamente contra los mismos demonios que combaten ellos a saber, el Islam y todos los Musulmanes porque ¿para qué discriminar?.

Pasó en Chechenia con los rusos y también en Argelia, donde nuestros gobiernos denunciaron el poder militar al mismo tiempo que le prestaban un apoyo logístico indispensable; pasó en Bosnia y en Siria está pasando sin olvidar el Sahara/Marruecos o Palestina y por supuesto, pasó y pasa también en Arabia Saudita, esa tribu, que en estos momentos y ante nuestros ojos está acabando con el Yemen mientras en Europa - y no digamos en España – nos ponemos de perfil.

En el entretanto nosotros, los ciudadanos y ciudadanas, espectadoras impotentes de esta barbarie y como si el terrorismo de Estado no fuese también nuestro terrorismo, lo ejercemos también por nuestra cuenta en eso que Braudillard ha llamado “dosis homeopáticas” lo que traducido viene a querer decir que reclamamos corredores humanitarios para los que huyen de la quema pero jamás intervendremos de verdad a su favor y en contra de los causantes de la debacle ya que en realidad esos monstruos nos están haciendo el trabajo sucio. Es más, temo muy mucho que en caso de necesidad, nos cargaríamos más bien a las víctimas – cosa que por cierto ya estamos haciendo en las playas de Tarajal - si creyésemos que eso era necesario para acabar de una vez con el problema.

Al precio de un esfuerzo sobrehumano y de años de trabajar a la intemperie pero sobre todo, al término de una humillación brutal para las víctimas, de un sufrimiento ilimitado para los refugiados y otras personas obligadas a abandonar su tierra por culpa de la guerra, la hambruna y otras mil vicisitudes provocadas por el puritito interés de una estrategia global desmadrada, parece que la Santa Madre Iglesia ha reconocido a regañadientes y con todas las reservas posibles que el Gobierno de España es un falso por no cumplir lo que prometió y le pide que no escurra el bulto. De paso, eso sí, proponen que sea la Iglesia a través de sus organizaciones las que se ocupen de la acogida, manutención e inserción escolar y laboral de los refugiados como sucede en Italia o Francia e incluso en el propio Vaticano que ha acogido a varias (algunas) familias sirias. Las buenas gentes, ni que decir tiene, celebran esta nueva política eclesial como una demostración de hermandad cristiana esperando ingenuamente que a partir de ahora se solucione el problema. Pero nada de eso sucederá por supuesto pues aún en el caso de que el Estado cumpliera e hiciera público un reconocimiento puramente platónico de su ignominia y complicidad con los verdugos, esta iniciativa no conllevaría en absoluto el reconocimiento de estas víctimas como víctimas.

De hecho, ni la gesticulación grotesca de los “buenos” por definición (esos que se saben a si mismos buenos) ni las lamentaciones indignadas de los caritativos clérigos podrán tener un efecto real ya que – hasta donde una alcanza - no se ha dado ni se dará nunca el paso decisivo, el paso final en el verdadero análisis de la situación ya que lo cierto es que nadie se atreve ni quiere darlo. Un paso que pasaría valga la redundancia por reconocer que se recoge lo que se siembra pues ¿Acaso las armas caen del cielo? O por lo mismo ¿Son las guerras un mal sueño sin causa conocida?. Lamento decirlo pero de eso nada. Hasta yo misma soy capaz de ver que los mismos que ahora se preocupan por administrar las promesas de un Gobierno incumplidor y mentiroso son también cómplices y aliados objetivos en esa operación de limpieza emprendida por una Europa caduca y acabada que lo único que busca es que la libren de minorías incómodas y le garanticen un futuro Órden Mundial a su medida y libre de toda crítica a sus propios valores (dictadura democrática, libertad del mercado y otras cosas)