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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

Las emociones

Otra noche más sin dormir. Pero esta vez no es porque estemos esperando a los Reyes Magos.

Greta tiene poco más de seis meses y sigue estableciendo su particular tiranía con pulso firme. Ahora estamos en época de “aquí no duerme nadie”.

Desde hace unas semanas todo ha cambiado. Ya de por sí la niña venía rumbera, pero con el paso del tiempo sus siestas y sueños nocturnos han sido cada vez más cortos.

Pero hoy Greta ha vuelto a la calle después de 45 días.

Salimos de casa y ya en el ascensor se nota su “¡Eh, papá! ¡¿Qué ha pasado aquí?!”. Y es que en estas semanas no solo crecen angustias e incertidumbres. También lo hacen los bebés.

Así que sentada en su nueva silla, lejos queda ya su visión tumbada. ¡Estamos de estreno! Pero no solo de sillita, también de los sentidos…

Cruzamos dos pasos de peatones y comenzamos a descender por la Alameda. Explosión de colores sobre su vista y también bajo nuestros pies. La última vez que paseamos por aquí los árboles parecían esqueletos invernales y ahora tapizan el cielo con sus distintos verdores. Pero es que en el suelo la hierba también quiere tapizar baldosas y adoquines.

Se oyen los pájaros. Se escuchan muchos y apenas un par de coches. La naturaleza ha ganado terreno durante este confinamiento.

Miro a la pequeña. Embobada con los colores, sonríe y se arranca con una parlada indescifrable. Mientras, cruzo la mirada con niñas y niños que acompañados de un familiar marchan con orden y disciplina, subidos al patinete, detrás de una pelota o dando sus primeras pedaladas en la bici. Sonrisas y mucha alegría.

Y todo con mucha responsabilidad entre la gente. Dejando espacios y con miradas cómplices para ayudar en el tránsito, aunque seamos desconocidos. A pesar de ser la primera vez que nos vemos, nos cuidamos. Una interdependencia que emociona.

Después de estas semanas tan duras en lo personal, con pérdidas que aún queremos abrazar. Con la incertidumbre laboral que estos meses confusos traerá. Con tantos días sumando emociones es ahora cuando después de tantos días, paseando con mi hija y viendo a los peques, uno nota que incluso se llega a emocionar. Sentimientos a flor de piel.

No se puede generalizar, pero prefiero hacerlo para decir que somos cuarenta y seis millones de habitantes en España, más de siete mil setecientos millones de personas en todo el mundo, un maldito virus que ataca todo el planeta y realmente los esfuerzos de la ciudadanía y su compromiso está más que demostrado a la vista de los resultados.

Se acaba ya casi la hora del paseo, volvemos en sentido contrario desde la calle Burgos y vemos también algún niño jugando con la pelota en la plaza, mientras siguen bajando filas de pequeños disfrutando de su momento en orden. Todo ello con una sensación extraña que inunda toda esta situación, ya que hay muchos menores a los que se les nota que están a menos revoluciones de las habituales.

Esa ha sido mi realidad. En la que Greta ha podido disfrutar una hora fuera de estas cuatro paredes después de tanto tiempo. Una hora de emociones y orgullo ciudadano. Fuera de esa realidad, en el mundo virtual he podido ver alguna foto (eternamente repetida) de varias ciudades con gente que no ha sabido comportarse y pone en riesgo a todas las personas. Seguro que algunas cosas no se han hecho bien, pero me juego el pescuezo a que la mayor parte de la gente ha seguido las órdenes dictadas. Sin embargo; ya se sabe, es mejor generalizar para lo malo, no para lo bueno.

Demos una oportunidad al compromiso de la gente. Apoyémonos. Cuidémonos. Mejoremos. Que la tensión política no fagocite nuestras vidas. Después de todo lo que estamos pasando, merecemos que todo esto acabe lo mejor posible, que ya llegarán los días de rendir cuentas y salvar escenarios dramáticos.

Son las 21:37 y ahora Greta duerme. Durante estas últimas semanas se habría despertado ya 2 o 3 veces llorando nerviosa. Hoy simplemente duerme.

Otra noche más sin dormir. Pero esta vez no es porque estemos esperando a los Reyes Magos.

Greta tiene poco más de seis meses y sigue estableciendo su particular tiranía con pulso firme. Ahora estamos en época de “aquí no duerme nadie”.