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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

A los políticos de Cantabria

Alfonso León

Debo aclarar que no entiendo de política: ni de PRC, ni de PP, ni de PSOE, ni de IU, ni de Podemos... Entiendo de personas, de respeto, de solidaridad, de alegrías, de sufrimientos. En parte, porque es lo que me inculcaron de pequeño y, en parte, porque es lo que me ha enseñado la vida.

Señores políticos, alabo su papel en nuestra sociedad, porque si no esto sería un desmadre, vulgarmente dicho, pero a veces me pregunto, ¿aún más? Porque no concibo, por ejemplo, que mientras un diputado esté exponiendo un tema, los demás estén en sus escaños trasteando con el móvil, como si los problemas de la sociedad no fuesen con ellos. A eso se le llama respeto, algo que no vi el pasado lunes en el Parlamento de Cantabria.

Cuando unos trabajadores reclaman o defienden un puesto de trabajo, sepan que queda muy feo volver la cara para otro lado. Lo más lógico es que sean ustedes los primeros que se acerquen a interesarse por su situación. A eso se le llama solidaridad.

De alegrías no les voy a hablar, porque estoy seguro de que no irán mal servidos, pero sí de sufrimientos, porque después de muchos años trabajando en Fundiciones Greyco, una empresa precaria, y con un sueldo que apenas supera los 1.000 euros después de haberle incluido los tóxicos, penosos, peligrosos y primas de producción, y con congelación salarial desde el año 2010, ahora su plantilla se encuentra en la calle en su sexta semana de huelga por no percibir ningún salario desde diciembre y trabajar en condiciones de precariedad en salud laboral.

Entenderán que cuando ustedes piensan en votos, nosotros pensemos en cómo dar de comer a nuestras familias y cuando ustedes cuentan escaños, nosotros contemos las letras que quedan por pagar ese mes.

Por eso no les voy a hablar de personas. Dejen de pelearse a lo tonto, de farándula, de acaparar tesoros que no son suyos, sino de todo el pueblo, y miren a su alrededor, detecten los problemas y soluciónenlos, que para eso fueron elegidos. Por la noche, al llegar a casa, mírense al espejo y, si tienen valor, me contestan.

Debo aclarar que no entiendo de política: ni de PRC, ni de PP, ni de PSOE, ni de IU, ni de Podemos... Entiendo de personas, de respeto, de solidaridad, de alegrías, de sufrimientos. En parte, porque es lo que me inculcaron de pequeño y, en parte, porque es lo que me ha enseñado la vida.

Señores políticos, alabo su papel en nuestra sociedad, porque si no esto sería un desmadre, vulgarmente dicho, pero a veces me pregunto, ¿aún más? Porque no concibo, por ejemplo, que mientras un diputado esté exponiendo un tema, los demás estén en sus escaños trasteando con el móvil, como si los problemas de la sociedad no fuesen con ellos. A eso se le llama respeto, algo que no vi el pasado lunes en el Parlamento de Cantabria.