El expresidente cántabro Juan Hormaechea ya no ostenta el dudoso honor de ser el primer, y hasta ahora único, mandatario de una comunidad autónoma apartado de su cargo por sentencia judicial mientras estaba en ejercicio. Quim Torra, el presidente de Cataluña inhabilitado por el Tribunal Supremo, sigue ahora un camino paralelo, similar en sus consecuencias inmediatas aunque no idéntico. Ambos fueron inhabilitados por la Justicia, pero, a diferencia de Torra, Hormaechea dimitió tras ser condenado por el Tribunal Superior de Justicia y sin intervención posterior del Tribunal Supremo como en el caso catalán. Y a diferencia de Torra, Hormaechea pudo mantenerse como presidente en funciones hasta las siguientes elecciones (1995) ante el caos político de una comunidad cuyos partidos fueron incapaces de ponerse de acuerdo entonces para sustituirlo. El resultado de la inhabilitación fue el mismo, pero los matices diferentes y difícil es predecir si el futuro de Torra correrá parejo al de Juan Hormaechea, quien fue indultado dos veces por otros tantos gobiernos socialistas.
Corría el año 1994, cuando Hormachea, acusado de malversación de caudales públicos, fue condenado por el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC) a seis años de cárcel y 14 años de inhabilitación. Conocida la sentencia, Hormeachea dejó la Presidencia, pero, ante la imposibilidad de que los partidos en Cantabria se pusieran de acuerdo para encontrar un relevo, se mantuvo en funciones en el cargo hasta las elecciones de 1995, a las que no se pudo presentar ya que había recibido mientras tanto otra condena por un delito de injurias.
De aquella sentencia, Hormaechea fue indultado en 1995 por el Gobierno de Felipe González, pero no contento con ello el expresidente pidió amparo al Tribunal Constitucional y lo obtuvo. El TC ordenó repetir el juicio, pero con ello quedó invalidado el indulto que había recibido al anularse la pena. Repetido el juicio, volvió a ser condenado por malversación en 2002 a tres años de cárcel. Dicha condena fue ratificada por el Tribunal Supremo dos años después, y de nuevo Hormaechea pudo esquivar el ingreso en prisión, aunque no la inhabilitación a la que también fue condenado, gracias en esta ocasión a otro gobierno socialista, el de José Luis Rodríguez Zapatero, cuyo ministro de Justicia lo indultó en 2011.