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Santander acoge un debate abierto sobre el urbanismo desde la óptica de la infancia

El Colegio de Ingenieros de Cantabria, en colaboración con el Colegio de Arquitectos, ha programado para este jueves, 16 de noviembre, a las 18.00 horas y en el colegio Cisneros el debate urbano 'Infancia y ciudad', organizado por el grupo “Arrabal Diálogos Urbanos”, que surge como espacio de reflexión y creación de iniciativas formativas y divulgativas en materia de Ordenación del Territorio y Urbanismo dirigidas a los profesionales y a la sociedad.

Intervendrán en el mismo David Lois García, con 'Escala General: ¿Cómo afecta el espacio urbano a la infancia, en particular al desarrollo personal de los niños?'; Ana Montalbán, con 'Escala de la planificación: ¿Cómo se está abordando la transformación de las calles para que sean más amables con la infancia, en especial los entornos escolares?'; y Martha Wall, con 'Escala de detalle: ¿Cómo se diseña un espacio para la infancia? Condicionantes y objetivos del diseño urbano infantil'.

David Lois García es profesor de psicología en la UNED e investigador en el Centro de Investigación del Transporte TRANSyT-UPM. En su ponencia abordará la relación entre infancia y ciudad, hablando sobre movilidad, espacio público, verde urbano... y poniendo el foco en cómo estos aspectos contribuyen al bienestar subjetivo y social: creencias, emociones y conducta.

Ana Montalbán Navas es arquitecta, máster en urbanismo. Desde 2018 es Directora Técnica General de la Red de Ciudades que Caminan, asociación de entidades públicas que tienen como objetivo común la recuperación del espacio público para las personas y el fomento del caminar como principal medio de desplazamiento cotidiano. Compagina este cargo con la dedicación profesional a la arquitectura, al diseño urbano, y a la docencia. Con su trabajo intenta recuperar el valor del buen urbanismo, entendido como el arte de hacer mejores ciudades para vivir juntos.

Martha Wall es paisajista por la Universidad de Heriott Watt (Edimburgo), ha trabajado en varios estudios de Paisajismo en Londres. Ahora reside en Santander, trabajando como consultora en Londres y Cantabria. Su trabajo se centra en diseñar lugares concurridos para el disfrute de la gente. Sus proyectos abarcan colegios, calles, áreas residenciales, plazas o parques públicos.

Tras las ponencias se generará un debate abierto, en el que los asistentes podrán plantear preguntas o debatir acerca de los temas tratados.

Infancia y Ciudad

Cada vez es más difícil ver niños en la ciudad y esto no se debe únicamente al descenso de la natalidad. Otros factores, como el desplazamiento de la población joven a la periferia de las ciudades, o la percepción de inseguridad que tienen los padres de las calles actuales, influyen en ello. El diseño de las calles no incentiva su presencia, y tampoco los espacios concebidos para ellos, que tienden a ser sobreprotectores y aisladores de su entorno. Hoy son muchos los adultos que tienen la percepción de que la ciudad moderna ha truncado la posibilidad de jugar en la calle y lo cierto es que los niños necesitan espacios públicos protegidos, pero que les brinden autonomía.

En las últimas décadas las ciudades se han planificado desde la perspectiva del coche, lo que ha influido en la ubicación de los diferentes usos: residencia, trabajo, estudios u ocio. Esto limita la autonomía de los niños o de los adolescentes, que de por sí sólo pueden desplazarse de manera autónoma andando, en bici, o en transporte público, convirtiendo la distancia en una primera barrera, a la que se añade el miedo que los padres tienen al tráfico. “Si todo se hace en coche, se pierde la vida de calle, y para evitarlo hay que planificar y diseñar calles para las personas, concebidas como un espacio público de relación social y de encuentro, de forma que inciten a recorrerse y faciliten la estancia y el juego informal”, afirman los organizadores del evento.

También el uso que se hace del espacio público influye en la autonomía de la infancia. Cada vez más se percibe a los niños como un problema y se les impide el uso de la calle (“prohibido jugar a la pelota”), lo que se une a la creciente comercialización del espacio público, que asigna más espacio a terrazas de bares, o aparcamientos, que al uso libre del espacio común.

Por otra parte, no siempre los lugares que tienen sentido para los más pequeños coinciden con los espacios creados para ellos, pues a través del diseño se han implantado espacios para la infancia a modo de parques de catálogo. Los niños y jóvenes disfrutan de los lugares no programados, como son los recovecos de una calle, una barandilla o las escaleras de un edificio. Muchas veces la imaginación es el verdadero sentido del juego y, en ocasiones, la transgresión del uso es lo que da el valor al espacio.