El diario Alerta, fundado hace casi 80 años en Cantabria y uno de los pocos periódicos que aún se editan en papel en la comunidad autónoma, ha publicado en plena Semana del Orgullo LGTBI que se celebra estos días, una polémica carta al director de claros tintes homófobos, que culpa a las personas homosexuales de extender el virus del VIH por todo el mundo y de padecer enfermedades como el alcoholismo o la drogadicción.
El texto, firmado por Isidro Terán de la Cruz, comienza preguntándose si puede considerarse un orgullo “ser y practicar conductas gay” y se responde a sí mismo alegando que existen “han fallecido en el mundo más de 70 millones de seres humanos infectados de VIH/SIDA y otras enfermedades por conductas y prácticas homosexuales”.
Además, citando supuestos informes de la ONU y UNICEF, insiste en su argumento señalando que “más de 20 millones de gay reciben tratamiento por estar infectados de SIDA, a los que hay que prestar atención médica, facilitar medicamentos, dedicarles atenciones médicas, sociales y hospitalarias”. “Y se recibe poco de ellos porque millones de los mismos no pueden trabajar”, subraya el autor de este polémico artículo publicado por Alerta.
Citando datos sin contrastar, o directamente falsos, como que el 85% de las personas que realizan prácticas homosexuales en Estados Unidos son enfermos de sida, el texto continúa en su teoría homófoba señalando a Cataluña y País Vasco como los territorios “más afectados”, con “cientos de niños recién nacidos” que tienen un virus del VIH “por transmisión de sus padres bisexuales”.
“Las prácticas homosexuales, cuando no se ejerce un control preventivo y estricto, pueden generar numerosas enfermedades”, resalta el responsable del texto, antes de citar afecciones como el cáncer anal, la gonorrea, la sífilis, las verrugas genitales, la depresión, la drogadicción o el alcoholismo.
“Los hombres han dejado sus relaciones naturales con la mujer y arden en malos deseos los unos con los otros. Hombres con hombres cometen actos vergonzosos y sufren en su propio cuerpo el castigo de su perversión. En favor del ser humano, en favor de los niños a los que no debemos negarles sus derechos a una vida feliz, culta y en paz. ¡Meditemos y digamos la verdad”, concluye la carta citando un pasaje de la Biblia.