“Da igual que no haya afluencia de gente los festivos, como no nos pagan, el centro nunca sale perdiendo”

Los comercios pueden abrir, de acuerdo con la Ley del Comercio de Cantabria, hasta diez domingos y festivos a lo largo del año. En la temporada estival, en Cantabria se suceden cuatro domingos de apertura entre julio y agosto y, como cuentan tres trabajadoras de grandes cadenas -cuyos nombres son ficticios por temor a represalias en sus puestos de trabajo-, estas empresas no mejoran las condiciones de sus empleados habituales, no respetan los horarios y días libres, ni recompensan de una manera justa.

Para cubrir esos días, las empresas evitan, en la medida de lo posible, contratar personal extra, tal y como señalan estas trabajadoras de centros comerciales y grandes almacenes. En el caso de El Corte Inglés, “se contrata gente de apoyo pero, a pesar de eso, siguen haciendo ir a bastante personal regular”, cuenta Carmen, una de sus empleadas.

Añade que, además, los trabajadores eventuales llegan a cobrar “sobre tres euros la hora” y la plantilla fija del centro “trabaja todo el día, de apertura a cierre, sin cambios de turno y con una hora de descanso al mediodía” y no recibe remuneración por trabajar un domingo o festivo, sino un día libre.

En otras empresas se pagaba, hace años, el trabajo realizado en domingos y festivos -“muy poco”, según relata Blanca, una empleada de Carrefour con 14 años de experiencia-, pero eso ha cambiado y en la actualidad, estas jornadas, en el caso de la cadena de supermercados francesa, también se compensan con días que la empresa adjudica “cuando quiere”. “Los horarios se saben trimestralmente y nos pueden meter en enero o febrero un día festivo que trabajamos en verano”, afirma la misma trabajadora.

Por su parte, los centros comerciales acogen tiendas con distintas políticas de empleo. Aunque en algunas de ellas la compensación pasa por librar otro día, en otras, trabajar en festivo está pagado. Ana, que lleva más de diez años en uno de estos comercios, admite que puede llegar a estar “dos semanas sin librar” porque recibe dinero a cambio de trabajar un festivo, y eso excluye librar un día esa semana -excepto si coincide posteriormente con un festivo en el que el comercio cierra -.

Los consumidores

La gente compra entre semana. “La afluencia es mucho menor en festivo y, sobre todo, los domingos”, explica Blanca. Carrefour recibe más visitas los domingos posteriores a un sábado festivo pero “generalmente, no, y menos cuando hace calor”, señala esta empleada. Desde su punto de vista, no merece la pena abrir, aunque hace una aclaración: “Da igual que haya afluencia o no, como no nos pagan, el centro nunca sale perdiendo”.

Carmen, de El Corte Inglés, comparte esta opinión. “Los domingos y festivos no va tanta gente como para que merezca la pena abrir, pero no lo verán así quienes deciden hacerlo”. Esta trabajadora admite que ha estado domingos parada y que este año es posible que se esté notando más volumen de gente, porque antes, “los clientes no sabían que estaba abierto”.

Ana, por su parte, pertenece a una tienda individual que no depende de unos grandes almacenes y afirma que, definitivamente, abrir los domingos y festivos en verano “no sale rentable y, si hace un día muy bueno, no se saca ni para pagar la luz y al personal”. Si pudiese elegir, abriría la tienda los domingos previos a Navidad y no el resto del año, porque en ese periodo “sí merece la pena”.

Conciliación

De esta manera la conciliación se vuelve “imposible”. Blanca denuncia que en su empresa “no se respetan los horarios ni nada” y que hay semanas en las que sale un domingo por la noche de trabajar y vuelve a entrar el lunes a primera hora de la mañana.

En el caso de Ana, conciliar es difícil porque se reparten los domingos y festivos entre poco personal. Cubre estos días con frecuencia y además, entre semana, “no libra siempre”.

“Es posible tener tiempo de ocio, pero te quitan un día de descanso en el que puedes coincidir con todo el mundo”, sostiene Carmen. Reconoce que no es la mejor forma de poder conciliar y que en su caso es posible, pero apunta que en el supuesto de, por ejemplo, tener una familia, lo dificulta mucho. Además, como particularidad de estas superficies, no tienen ningún momento del domingo libre “porque no tienes turnos y estás todo el día en el centro”, concluye.

Dos de estas trabajadoras, Carmen y Ana, no son partidarias de cerrar todos los domingos y festivos del año. Están a favor, pero con condiciones. Las soluciones que proponen pasan por un sistema que genere empleo de calidad, con contratos bien remunerados y la apertura en días rentables, como los previos a Navidad.

Blanca, por su parte, entiende que un supermercado quiera abrir todos los días del año, pero reclama unas condiciones dignas y una remuneración para los trabajadores. “Si por el contrario, te dan el día libre que ellos quieren y como quieren, se genera un malestar y la gente se quema”, sentencia.

Liberalización de horarios

En 2015, Santander fue declarada Zona de Gran Afluencia Turística con la mayoría absoluta del PP, lo que posibilitó a los centros comerciales abrir los domingos del verano. Aunque en un principio los comercios comprendidos en esa zona abrían desde el 15 de julio hasta el 15 de septiembre, en la actualidad se limita hasta el 31 de agosto. A raíz de esa declaración, se desató un enfrentamiento entre el sector minorista y los sindicatos contra las grandes superficies.

La ley permite abrir diez domingos y festivos de todo el año en Cantabria en zonas generales, dato que concuerda con la media española. En cambio, hay algunas comunidades donde la liberalización de horarios es superior. Madrid tiene libertad total de horarios y Murcia y Castilla-La Mancha son las únicas comunidades donde se trabaja más de diez festivos al año.