La Plataforma ‘Salvemos La Magdalena’ continúa adelante programando distintas acciones con el objetivo de dar a conocer y concienciar sobre las importantes consecuencias, no solo medioambientales, que tiene la construcción de dos diques en este singular paraje natural. Este viernes, a partir de las 21.00 horas, el arquitecto Domingo de la Lastra ofrecerá una nueva conferencia en el Centro Cultural Eureka (C/ San Simón, Santander).
“Todavía hay mucha gente que cree que si los responsables –Ministerio de Medio Ambiente y Ayuntamiento de Santander- han emprendido esta obra es porque es necesaria y, sin embargo, no es para nada indispensable”, explica De la Lastra.
Este arquitecto, que ha coordinado varias mesas redondas sobre la afección de estas escolleras en las que han participado diferentes expertos, subraya que la construcción de estos dos muros de 200 metros de longitud que pretenden evitar la pérdida de arena en las playas de La Magdalena y Bikinis “no son la única alternativa” y, además, es la opción “más drástica”. “La propia solución es la que está causando un verdadero problema”, afirma.
En conversación con eldiario.es, advierte de que el dique ejecutado hasta ahora corresponde tan solo al 28% de la obra, de modo que el otro 72% aún está pendiente de ejecutar. “Lo que estamos viendo es un volumen pequeño de lo que queda por ejecutar. La afección es mucho mayor de lo que se percibe ahora”, incide.
En este sentido, asegura que los diques “van a alterar el régimen de mareas”, provocando un “desequilibrio” impredecible. “Alternación con toda seguridad se va a producir”, insiste. En su opinión, no se han medido las consecuencias de la obra y “el impacto medioambiental es muy superior al que está reflejado en el proyecto”.
Igualmente, cree que tampoco se ha valorado la “grandísima calidad medioambiental” de la zona. “El entorno de la Isla de la Torre y las rocas de La Magdalena es de la misma calidad medioambiental que el de la Isla de Mouro, que es uno de los grandes referentes medioambientales de la costa norte de España y es reserva subacuática”, apunta.
Así, explica que las obras “no son simplemente la construcción de las escollares”, sino que prevé echar a ambos lados miles de metros cúbicos de arena. “Es decir, las rocas que hay entre La Magdalena y Biquinis, que son un verdadero monumento, van a quedar enterradas”, lamenta.
Como alternativas, la Plataforma a la que pertenece destaca que con los dos millones de euros que supone levantar los diques “tendríamos para realizar rellenos durante 40 años en caso de que vengan mal dadas, manteniendo la calidad paisajística actual”, y, por otro lado, defienden actuar sobre las causas que provocan esa pérdida de arena.
Según explica Lastra, los expertos han cotejado que el Puntal crece 13 metros al año y en los últimos 30-40 años ha crecido más de 500 metros, de tal forma que está ejerciendo como un dique que impide que se reponga la arena de forma natural. También está afectando, continúa exponiendo, la subida en dos o tres metros de la altura del fondo marino, que hace que las olas se levanten más y tengan mayor capacidad de erosión en estas playas.
Por ello, defienden que dragar y quitar los trece metros que anualmente crece El Puntal “es la operación más barata y sencilla”. “Si queremos que el crecimiento del Puntal no estrangule la bahía, tenemos que reequilibrar la acción natural. Es lógico y es bueno”, sostiene De la Lastra frente a la opción de construir un “súper farallón”. “Si la solución cada vez que hay un movimiento de arena es poner dos espigones de 200 metros de largo, nos cargamos la bahía en muy poco tiempo”, incide.
En esta línea, este arquitecto recuerda que la Bahía de Santander es el recurso económico “más importante” de la ciudad y “cargársela” puede tener consecuencias. “¿De qué vivimos los santanderinos? ¿Por qué vienen los turistas? ¿Por qué somos muy simpáticos? No, porque Santander es muy bonita y de esa estética vivimos todos, y dentro de ello la Magdalena es el buque insignia a nivel paisajístico”, cuestiona. “En La Concha no se les ocurriría construir una escollera”, apostilla.
Sobre los 80 metros de más construidos que ha denunciado la Plataforma, apunta que las infografías, que “son el único documento que el ciudadano puede entender porque son la simulación visual de la realidad”, “no responden a la verdad” y “alarma mucho menos”.
Por último, y tras reiterar que existen “muchas más alternativas menos hirientes de la que se ha escogido”, invita a los cántabros en general y a los santanderinos en particular a ser “celosos guardianes” de su patrimonio.