La fecha límite para el desalojo cada vez está más cerca y la familia de Amparo Pérez ha comenzado a recoger sus pertenencias. Es su nieto Marco Santamaría el que se está encargando de hacerlo. Poco a poco, en cajas, está trasladando hasta el garaje de sus padres algunos de los enseres de su abuela, que será expropiada de la casa en la que ha vivido durante los últimos 60 años para construir un nuevo vial que conecte la Avenida de Los Castros con la autovía S-20.
Marco no pierde la esperanza de que el alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, “recapacite” y vea “el lado humano”. La reunión prevista para este jueves tras el pleno municipal ha tenido que ser aplazada debido al delicado estado de salud de Amparo. A primera hora, la familia se puso en contacto con el equipo de Gobierno para pedir un aplazamiento tras comprobar que “el azúcar se le había disparado” como consecuencia de la “presión” de los últimos días y del “nerviosismo” propio por el encuentro.
Los colectivos de apoyo #AmparoNoEstáSola y la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) tampoco han acudido al pleno para realizar una “protesta silenciosa”, como tenían previsto, después de que, a última hora del miércoles, De la Serna rectificara su negativa a abrir una vía de diálogo y convocara a la familia a una reunión. La nueva cita queda ahora a expensas de una convocatoria por parte del regidor municipal, aunque esperan que se concrete el lunes.
Precisamente, a principios de semana la familia de Amparo había presentado un informe médico que alertaba del riesgo que supone el desalojo para su salud. El documento, firmado por el doctor Javier Gallego Fernández, explica que la paciente tiene un cuadro médico que podría verse empeorado por “cambios de hábitat” -como un ingreso hospitalario o un traslado de domicilio- y alarma sobre la “desorientación témporo-espacial que no siempre es reversible”. El posible desalojo de su vivienda “puede agravar un estado de salud ya de por sí frágil debido a su edad y su patología múltiple”.
En caso de que ambas partes no lleguen a un acuerdo de última hora, Amparo tendrá que desalojar su vivienda el 2 o 3 de febrero como máximo. Aún no han decidido dónde se realojará, aunque seguramente lo haga en casa de alguno de sus familiares más cercanos. Tampoco tienen claro que harán con los animales que tiene: dos perros, un gato y varias gallinas.