El fuego de 1941 destruyó 377 edificios y 1.783 viviendas del centro histórico de Santander, al arrasar 37 calles, dos plazas, seis iglesias y conventos, 508 comercios, 155 bares y pensiones, nueve imprentas, dos periódicos y 21 clínicas de médicos y odontólogos, al tiempo que dejó a 10.000 personas sin hogar y a 7.000 en las filas del paro forzoso.