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La llegada de 4.000 toneladas de vertidos tóxicos a Castañeda desata las críticas de grupos ecologistas

El vertedero de Castañeda, del grupo privado Sadisa, recibirá 4.350 toneladas de lodos con alto contenido en mercurio y otros metales pesados que saldrán del dragado del puerto de Llanes, hecho que ha desatado las críticas de colectivos ecologistas cántabros. La Consejería de Medio Ambiente del Principado de Asturias decidió apostar por la instalación cántabra al constatar la toxicidad de los sedimientos y la imposibilidad de verterlos al mar, tras meses de molestias para los pescadores de la comunidad vecina. 

Ante este escenario, Cantabria No Se Vende muestra su “preocupación ante la posibilidad de que nuestra tierra se convierta en el vertedero del norte”. Reprocha el “modelo de desarrollo” adoptado por el bipartito (PRC-PSOE) que consiste en “asumir las basuras y residuos de otros buscando el mero beneficio económico, sin considerar lo que esto supone para nuestro medio natural ni para el tejido productivo de Cantabria”.

Esta asociación recuerda el convenio suscrito con el Consorcio de Residuos de Guipúzcoa en mayo de 2016, por el que la provincia vasca vertió en Meruelo 90.000 toneladas de residuos ese año y 80.000 en 2017. A cambio, MARE ingresó cerca de 12 millones de euros, lo que le permitió aliviar sus cuentas en un contexto en el que presentaba pérdidas de cinco millones de euros, así como garantizar los 272 puestos de trabajo.

Grupos ecologistas, al igual que la oposición en su momento -excepto Cs que permitió su aprobación en pleno- criticaron que Cantabria se convirtiera “en el vertedero del País Vasco”. “Tras convertir hace ahora dos años el vertedero de Meruelo en el salvavidas de una Gipuzkoa desesperada, le toca ahora a la planta con la que el grupo Sadisa cuenta en Castañeda”, reprochan desde Cantabria No Se Vende sobre este acuerdo entre Asturias y el grupo privado.

“El Gobierno de Cantabria juega así con la salud y el futuro de cientos de miles de cántabras y cántabros”, denuncia el colectivo en relación a estos vertidos, al tiempo que critica que “ante la ausencia de modelo industrial alguno, de un apoyo decidido al sector primario o de un turismo sostenible y de valor añadido, la comunidad parece profundizar en su irrelevancia económica convirtiéndose en el cajón de sastre del norte peninsular”.