Cerca de un 20% de las peluquerías y centros de estética de Cantabria han reabierto este lunes, 4 de mayo, coincidiendo con la primera jornada del inicio de la fase 0 de la desescalada del coronavirus.
Se trata de unos 160 establecimientos de los casi 800 que hay en la región, y cuya mayor parte no ha levantado la persiana porque carecen de material de seguridad necesario para proteger a trabajadores y clientes o no les ha dado tiempo a prepararse para el retorno a la actividad, que ha sido “muy precipitado”.
“No tenemos equipos de protección ni los locales preparados. No nos ha dado tiempo”, señala a esta agencia Inmaculada Mata, portavoz de la Asociación Cántabra de Imagen Personal, que engloba a cerca de 200 de las 800 peluquerías y centros de estética que hay en la región.
Según ha explicado a Europa Press, los negocios que han abierto este lunes son pequeños establecimientos, a cargo de un autónomo y sin asalariados, de modo que un único profesional atiende a un solo cliente a la vez, con cita previa, tal y como establecen las normas y garantizando mejor las distancias de seguridad y asumiendo un menor riesgo de contagio.
Mata cree que el plan de retorno no ha sido “adecuado. Para nada”, se queja, pues a su entender se ha anunciado “de repente” y “no nos ha dado tiempo a prepararnos”.
“Pensábamos que íbamos a ser de los últimos en abrir porque tenemos un contacto muy directo con la gente”, apunta la portavoz del gremio, para remachar que “al final hemos sido los primeros”.
Recuerda también que peluquerías y centros de estética donaron material para profesionales sanitarios (guantes, capas desechables, etc) y ahora muchos están “a la espera” de que les suministren a ellos ese material.
Así las cosas, la representante de la asociación cree que la mayoría de las peluquerías reabrirán a partir de la semana que viene, aprovechando la fase 1 de la desescalada.
Para finalizar, ha vaticinado que habrá “muchos” cierres de negocio, pues la forma de trabajar ha cambiado con la crisis del Covid y lo harán “con el freno de mano echado” y “con gastos añadidos” que, o repercuten en el cliente, o tiene que asumir el negocio.