El Gobierno de Cantabria ha decidido finalmente cancelar las vacaciones escolares de la próxima semana para reducir la movilidad “sin tener que cerrar los municipios”. Así lo ha comunicado el presidente Miguel Ángel Revilla en rueda de prensa tras aclarar que el objetivo de esta medida es evitar que, al no acudir los niños a clase, “estén circulando por toda la región de casa en casa”.
“Ahora mismo no podemos permitírnoslo”, señalaba la consejera de Educación, Marina Lombó, en un comunicado remitido a última hora del miércoles. Y tal y como parecía que terminaría ocurriendo, este jueves se ha hecho oficial lo que en las últimas horas ha provocado un auténtico terremoto en la comunidad debido a la premura de la decisión y a la falta de comunicación con la comunidad educativa, quien se enteró esa misma tarde de que la próxima semana tendrían que continuar acudiendo a sus puestos de trabajo.
La consejera regionalista, que ya argumentó en la jornada previa que el estado de alarma le permitía tomar “este tipo de decisiones”, no contó en su momento con el apoyo de la Mesa Sectorial de Educación Pública de Cantabria (formada por STEC, ANPE, TU, CCOO y UGT) y parece que tampoco lo hará en las próximas horas. “Se está saltando la ley al cambiar el calendario escolar, que emana de una Orden, sin el informe previo y favorable del Consejo Escolar, y sin contar con la Mesa Sectorial de Educación”, recalcaron estas organizaciones sindicales este miércoles en un duro comunicado.
“Educación ha reunido a todos los estamentos afectados con respuestas no coincidentes”, ha admitido Revilla para después esclarecer que la consejera tendrá “reuniones” durante toda la semana con las partes implicadas. “Vamos a respetar las horas lectivas y hay toda una negociación abierta para que estos días se recuperen las fechas de las vacaciones”, ha adelantado a modo de mensaje tranquilizador.
Precisamente sobre eso, el presidente también se ha referido a aquellos trabajadores que ya habían pedido las vacaciones para cuidar de sus hijos y ha asegurado que el Gobierno “facilitará”, sobre todo en lo que se refiere al sector público, que puedan cambiarlas a otra fecha.
Por su parte, el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, ha esclarecido que la decisión ha sido tomada conjuntamente con Educación, desde donde les propusieron “una modificación en el calendario escolar” para que los colegios siguiesen abiertos la próxima semana. “Más de 100.000 personas estarían de vacaciones, lo que, con la comunidad confinada, supondría un aumento de la movilidad interna”, ha argumentado añadiendo que están “convencidos” de que esta decisión conseguirá el objetivo.
Cabe recordar que esta medida excepcional contrasta con la tomada en marzo cuando se decidió que, por motivos de seguridad, los estudiantes debían permanecer en sus hogares ante la falta de seguridad que proporcionaban las aulas. “Este primer bimestre de curso nos ha demostrado que los centros educativos no son parte del problema, sino parte de la solución, porque en ellos se cumplen las medidas en todo momento y, además, permite tener muy identificados los contactos de cada estudiante, lo que facilita enormemente el rastreo”, aseguró Lombó en nota de prensa.
Asimismo, fue la propia directora de Salud Pública del Gobierno, la que adelantó horas antes del comunicado que esta semana no lectiva suponía un “riesgo” ante el “preocupante” aumento de casos que está sufriendo la comunidad.