Así lo ha dicho Revilla durante su visita esta mañana a Reinosa, donde hay “desolación”, porque “todo” lo que ha quedado por debajo del nivel del agua, que ha alcanzando 1,87 metros de altura, “ha quedado destrozado: farmacias, carnicerías... todo destrozado”. “Todas las calles con coches volcados, es terrible”, ha apostillado.
Las inundaciones no han causado daños personales, pero han obligado a evacuar a una decena de personas que quedaron atrapadas en sus vehículos por las riadas en las calles, así como al confinamiento en zonas altas de viviendas de unas ochenta personas, según el último parte facilitado por el Gobierno de Cantabria.
A ello se unen unos 60 coches “destrozados, empotrados unos contra otros, volcados, un desastre”, ha dicho el presidente, que también ha señalado que en todas las plantas bajas, “a 1,87 centímetros, porque lo he estado midiendo, no hay nada, ni un frigorífico, ni una nevera; están en la absoluta miseria”.
Por ello, al ser preguntado por la posibilidad de solicitar la declaración de zona catastrófica, ha afirmado que “cómo no; esto, cualquiera que lo vea”, ha dicho. Posteriormente el Gobierno ha precisado en un comunicado que se solicitarán las ayudas para emergencias contempladas en el real decreto para situaciones no declaradas como zona afectada gravemente por una emergencia de protección civil, similares a las que reclamó por las inundaciones del pasado mes de enero.
El presidente ha asegurado que en Reinosa unas inundaciones de esta magnitud no han “ocurrido nunca, porque hay datos de hace 250 años”, al tiempo que ha recordado que Cantabria ha sufrido este año tres inundaciones con daños “importantes”. “A ver si nos empiezan ya a resarcir”, ha instado.
“Vamos acumulando una detrás de otra, junto al incendio que tuvimos; llevamos un año catastrófico”, ha sentenciado.
En su opinión, estos hechos, junto con los “fenómenos desconocidos” que se han producido en España, son “el preludio, las primeras consecuencias, del cambio climático”, que en el caso de Reinosa han dejado “un espectáculo dantesco”.
A ello se une, según Revilla, que las dos confederaciones hidrográficas, la del Ebro y la del Norte, tienen “los ríos convertidos en verdaderas selvas, que no se están limpiando adecuadamente”.
“No digo que esto no hubiera ocurrido, pero no con las consecuencias que ha tenido este alubión que ha tenido lugar ayer entre las 20.00 y las 2.00 horas, cuando han caído 88 litros por metro cuadrado”, ha matizado, aludiendo también al deshielo en Brañavieja tras tres días de viento sur.
Para el jefe del Ejecutivo, “lo único positivo” es que “sabíamos que venia esta situación y teníamos todo preparado en Reinosa para evacuar a la gente y no hay ninguna víctima, ninguna desgracia personal. Porque hay viviendas que están a nivel de la calle y el agua ha alcanzado 187 centímetros. Salvo alguien muy alto, se ahoga”, ha comentado.
Ahora, se tendrán que valorar los daños y tener por seguro que, “por desgracia”, este tipo de episodios no van a ser algo “esporádico”, ha advertido el presidente.
Revilla ha visitado la zona junto al vicepresidente, Pablo Zuloaga; la consejera de Presidencia, Interior, Justicia y Acción Exterior, Paula Fernández Viaña, y el alcalde de Reinosa, José Miguel del Barrio.
Zuloaga ha lamentado los “devastadores” efectos de las inundaciones, y ha agradecido el trabajo de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, así como del 112 “que han impedido que ahora lamentemos pérdidas humanas”.
En este sentido, ha valorado la creación por parte del Ayuntamiento*de una oficina única para acoger las reclamaciones de los afectados.
Por último, ha mostrado el compromiso del Gobierno de Cantabria y del resto de instituciones para “afrontar” el problema de las inundaciones que viene sufriendo la región en los últimos meses.
TERESA RIBERA
Por su parte, la ministra para la Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, ha enviado a través de su cuenta de Twitter “un afectuoso recuerdo y mucho ánimo a todos los afectados, en particular a los vecinos de Reinosa”, tras una noche “muy complicada” en los tramos alto y medio del Ebro.