Cantabria solicita la declaración del estado de alarma ante el recrudecimiento de los datos de incidencia de la pandemia de la COVID-19. Se suma así al resto de comunidades autónomas que en las últimas horas han realizado la misma petición al Gobierno de España. Euskadi, Extremadura, Asturias, Navarra, La Rioja o Cataluña, en cascada, han comunicado esta decisión una tras otra con el objetivo fundamental de tener un mecanismo legal que ampare la imposición de medidas más restrictivas a la población, sobre todo, en el ámbito de la movilidad. Con algunas diferencias en su denominación, pero prácticamente todos estos territorios defienden la necesidad de establecer un toque de queda horario que evite los contactos sociales y limite al máximo las reuniones.
Este mismo viernes, en una reunión extraordinaria del Consejo de Gobierno de la que se ausentó por motivos de agenda el presidente autonómico, Miguel Ángel Revilla (PRC), el Ejecutivo bipartito aprobó, tal y como estaba previsto, endurecer sus medidas para contener el avance de la pandemia, cuya incidencia está creciendo de manera alarmante en la comunidad. A pesar de que la situación es menos grave que en otros territorios españoles, las nuevas restricciones que entran en vigor este fin de semana limitan las reuniones a un máximo de diez personas en casas particulares y en la calle, mientras que tan solo pueden ser de hasta seis personas en bares y restaurantes, donde no se puede utilizar la barra. También se prohíbe fumar en las terrazas. y se reducen los aforos -interiores al 50% y exteriores al 75% en la hostelería, que deberá cerrar a las 23.00 horas con la prohibición de admitir clientes nuevos a partir de las 22.00 horas.
Según los nuevos indicadores que se establecieron en el Consejo Interterritorial de Salud celebrado en la tarde del pasado jueves, en la que los diferentes territorios y el Ministerio de Sanidad consensuaron medidas anti-COVID, Cantabria se encuentra en un nivel de alerta 2. De los cinco baremos epidemiológicos establecidos para determinar el nivel de alerta en cada comunidad, Cantabria está en riesgo 'muy alto' en tres de ellos y en riesgo 'alto' en dos, relacionados con la capacidad asistencial de sus hospitales y la disponibilidad de camas y acceso a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Así, la incidencia acumulada de casos en los últimos 14 días es de 240 por cada 100.000 habitantes (riesgo alto) y en los últimos siete días de 160 (riesgo muy alto); mientras que la incidencia acumulada en mayores de 65 años es de 183 en 14 días (riesgo muy alto) y 115 en la última semana (riesgo muy alto). El porcentaje de positividad de las pruebas es del 10,8% (riesgo alto). Por contra, la situación de los hospitales sitúa a Cantabria en riesgo bajo, con un 4,5% de camas ocupadas por pacientes COVID y un 9,8% en UCI. El consejero, Miguel Rodríguez (PSOE), ha explicado que la combinación de los dos grupos de indicadores hace que la comunidad esté en riesgo 2.
Balance diario
El último balance diario realizado por la Consejería de Sanidad, con datos relativos a la jornada del jueves, indica que se han registrado 114 casos nuevos, lo que eleva los casos activos a 1.434, de los que 58 (uno más que el día anterior) se encuentran hospitalizados y 1.376 en cuarentena domiciliaria. Los ingresados en la UCI también se mantienen estables, con once personas, y el número de fallecidos continúa sin moverse de los 245 muertes desde que arrancó la pandemia.
Asimismo, los acumulados positivos continúan su ascenso hasta los 9.452 casos, de los que 8.480 han sido diagnosticados mediante PCR y 972 mediante el test de detección de anticuerpos. Respecto a los test realizados, ya son 222.908 las pruebas hechas en Cantabria, por lo que la tasa continúa subiendo y ya se sitúa en los 38.347 test por cada 100.000 habitantes.