La Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento de Santander ha aprobado este martes el proyecto de peatonalización de la calle Cervantes, desde el cruce con Cisneros hasta Jesús de Monasterio, en el que se contempla permitir el tráfico restringido para vecinos, taxistas, transportes públicos y servicios de emergencia.
Con un presupuesto de casi 2,2 millones de euros y un plazo de ejecución de siete meses, el proyecto contempla también la renovación de la calle Miguel Artigas, que ya es peatonal, así como varias actuaciones complementarias para la redistribución del tráfico.
La alcaldesa de Santander, Gema Igual, y el concejal de Infraestructuras, Urbanismo y Vivienda, César Díaz, han presentado el proyecto técnico en una rueda de prensa en la que han destacado la participación de vecinos, comerciantes y grupos municipales en la definición de esta actuación.
La intención del equipo de Gobierno (PP) de peatonalizar la calle Cervantes se anunció hace ahora un año aunque no se determinó el alcance de la actuación hasta contar con un estudio del Grupo de Investigación de Transportes de la Universidad de Cantabria (UC) que simulase las consecuencias de la misma.
Ese estudio ha analizado dos posibilidades: mantener el tráfico de la calle Cervantes pero con un solo carril, ya que las aceras tienen que aumentar porque no cumplen con la normativa al no alcanzar el ancho de 1,80 metros; o restringir la circulación permitiendo el tráfico restringido como en el acceso de la plaza del Príncipe a la Porticada.
Díaz ha explicado que se ha optado por esta última opción porque el estudio de la UC es “claro y rotundo” e indica que mantener un carril de circulación en la calle Cervantes colapsaría la zona, que soporta el paso de 560 vehículos a la hora.
Ante la recomendación del estudio, ha destacado que el Ayuntamiento inicio un periodo de reuniones con todos los colectivos y grupos políticos para que realizasen aportaciones y sugerencias e incluso han mantenido encuentros bilaterales con los investigadores de la UC.
El edil ha detallado que el estudio de la UC “no ha sido cuestionado por nadie” y, aunque “ninguno” de los grupos políticos municipales ha realizado aportación alguna, sí las han hecho los vecinos, los comerciantes y los taxistas, pidiendo éstos últimos que se les permitiese el paso por la zona de tráfico restringido tal y como finalmente se ha contemplado en el proyecto.
Igualmente, los vecinos realizaron diferentes propuestas como la construcción de una rotonda en el cruce con la calle Jesús de Monasterio, que se ha desestimado porque el Grupo de Investigación de Transportes de la UC apuntó que no mejoraría el tráfico en esa zona sino que “lo empeoraría mucho más”.
Tráfico restringido
Una vez determinado que la calle sería peatonal permitiendo el tráfico restringido, el Ayuntamiento ha diseñado el proyecto técnico de esta actuación que, en un tramo de 120 metros, contempla realizar una calzada semipeatonal con pavimento adoquinado de granito y aceras de entre tres y cuatro metros a ambos lados con grandes losas de granito.
Además, se aprovechará la obra para renovar las redes de abastecimiento y saneamiento, los servicios de telecomunicaciones y el alumbrado y también se soterrarán los contenedores, lo que también contribuirá a mejorar la imagen de la calle a lo largo de la cual se colocará mobiliario urbano y se plantarán 14 árboles.
En este proyecto se ha incluido también la renovación de la calle Miguel Artigas, ya peatonal y que conecta la calle Los Escalantes con Cervantes, a la que se dará un tratamiento similar al de la calle Rubio, recientemente peatonalizada, lo que generará un corredor entre la plaza del Ayuntamiento y el barrio de La Florida.
Díaz ha explicado que, de cara a la ejecución de las obras, que se espera que puedan comenzar después del verano, los comerciantes de la zona han pedido al Ayuntamiento que se puedan programar los trabajos de forma que interfieran en la campaña de ventas de Navidad.
Así, el edil ha indicado que, cuando se adjudique la obra por el mes de septiembre, se celebrará una reunión para programar los trabajos e intentar que se puedan parar desde el puente de principios de diciembre hasta Reyes, así como que la zona esté transitable para permitir el paso de la gente.
Tanto la alcaldesa como el concejal de Infraestructuras han destacado la necesidad de actuar en la calle Cervantes debido a que su estado actual “no es el que corresponde a una calle céntrica y comercial” de la ciudad que, para Igual, con esta obra tendrá mejoras no sólo urbanísticas sino comerciales, culturales y medioambientales.
“Es cierto que la situación del tráfico cambia pero la decisión es si queremos hacer algo en la calle Cervantes o no queremos hacer nada”, ha dicho Díaz y, ante ello, ha destacado tanto el Ayuntamiento como vecinos y comerciantes están de acuerdo con actuar para mejorar la imagen de esta calle y el alcance de la actuación se apoya en el estudio de la UC “no en una intuición personal de nadie”.
El concejal de Infraestructuras ha manifestado que sabe que se trata de una actuación “complicada” pero había que “tomar una decisión” y “no mirar para otro lado” sobre la situación actual de esta calle en la que cree que nunca se ha actuado precisamente “porque todo el mundo sabía que hacerlo significaba afectar al tráfico”.
Obras complementarias
Al restringir el tráfico de la calle Cervantes, se tendrán que realizar una serie de obras complementarias de cara a la redistribución del tráfico por las calles aledañas, que también están incluidas en el proyecto y se realizarán con anterioridad.
El concejal de Infraestructuras ha indicado que habrá una mayor densidad de tráfico por la plaza de la Esperanza por lo que, en la intersección con la calle Isabel II, se rectificará la salida del vial semipeatonal para paliar la falta de visibilidad que hay con los vehículos aparcados en el carga y descarga.
En la calle Lealtad, a la que también llegará más tráfico con la peatonalización de calle Cervantes, se regularán con semáforos los dos pasos de peatones, el que está en plaza de Los Remedios y el de Juan de Herrera.
Además, en su desembocadura en la calle Calvo Sotelo, hacia la que se puede girar tanto a izquierda como a derecha y hay dos pasos de peatones, éstos se trasladarán unos metros, uno más hacia Correos y el otro más hacia Isabel II, para evitar que se colapse el cruce con colas de vehículos.
También se va a actuar en la salida de la calle Rubio hacia Isabel La Católica para “permitir que los vehículos que bajan por Cisneros y antes cogían la calle Cervantes puedan llegar a la zona de Pasaje de Peña bajando por la calle Florida, saliendo por la calle Rubio y bajando nuevamente por Isabel La Católica”.
Para ello, en el tramo inferior de esta calle, donde confluye con el acceso a San Luis, se eliminarán los contenedores y las cuatro plazas de aparcamiento existentes para que pueda ser de doble sentido e, instalando otro semáforo, permitir la incorporación de los vehículos hacia Jesús de Monasterio y que puedan coger el Pasaje de Peña.