“No están consiguiendo un malestar en los vecinos, están consiguiendo cabreo”. Y cabreo es lo que se sintió en la masiva asamblea en el local que los vecinos de Cueto levantaron con sus manos hace años en la Calle Camus. A las 8 de la tarde, la hora de la cita para una reunión informativa, ya no cabía un alfiler en la sede de la Asociación de Vecinos de Cueto. Muchas personas adultas mayores, mucha gente con problemas de movilidad… pero también jóvenes, parejas, muchas mujeres trabajadoras… Al final han entrado casi 100 personas –casi la mitad de pie- que se han sentido “insultadas” –como han repetido- por la respuesta que ha recibido hoy, 16 de febrero, la Asociación de Vecinos a las 20 preguntas concretas sobre el Metro Tus que registraron en el Ayuntamiento y en la Universidad de Cantabria (UC) el pasado 26 de diciembre. Un mes y medio para 16 páginas plagadas de generalidades y de muchas, muchas infografías -10, en concreto, y dos ilustraciones-. “Yo reconozco que debo ser limitado porque no soy capaz de entender qué quieren decir con tanto gráfico”, reconocía Santiago Sierra, el presidente de la Asociación de Vecinos mientras compartía rigurosamente las respuestas que iban generando un creciente rumor de “cabreo”. Los números y las estadísticas no ayudaban a tranquilizar el ambiente. “Es que no somos números, los técnicos sabrán mucho de fórmulas pero se muestran insensibles ante la gente mayor, las mamás con niños, las personas que tienen que ir al trabajo, la gente en sillas de ruedas… a esas fórmulas le falta corazón”, defendía una de las vecinas más jóvenes.
“Esa carta que han mandado es un insulto a nuestra inteligencia. Aquí parece que lo que diga la UC es palabra de dios y han metido la pata hasta el fondo”, reclamaba un vecino de Cueto; entendiendo que el Metro Tus ha conseguido que Cueto sea por fin todo cueto porque en la reunión había vecinos de la calle Repuente, pero también de Ernest Lluch, de la Calle Ingenio y de La Rochela… Cueto se han ensanchado para reclamar atención y para decir que el nuevo sistema los aísla. “No han pensado en la gente mayor, ni en las personas trabajadoras… ahora tengo que coger tres buses para llegar al trabajo”, espetaba otra vecina. “Queremos que todo vuelva como estaba pero con más frecuencias”, gritaba otra… “y que nos devuelvan el dinero”, reclamaba otra.
Hubo tiempo para el desahogo y las historias personales, para ciertos adjetivos duros contra la alcaldesa, Gema Igual, y contra Ángel Ibeas, el académico que coordina el Grupo de Investigación de Sistemas de Transportes (GIST), que firmaba la larga y esquiva respuesta recibida hoy por los vecinos. “¿Pone en la firma dónde vive? Es para ir a ver cómo se desplaza”, preguntaba un participante. Rápidamente, una de las integrantes de la anterior directiva de la Asociación de Vecinos explicaba que en las reuniones de participación de las que presume el GIST –realizadas en 2012 y 2015- les preguntaban: “¿Qué prefiere ir en bus o ir en bici? Eso nos preguntaban… y nosotros no pedimos buses más grandes, ni los intercambiadores; lo que pedimos fue más frecuencias, solución para los problemas de la zona de Ernest Lluch y la S-20, y que arreglaran lo del verano, cuando los buses ni nos abren la puerta porque van llenos de gente para la playa”, apuntaba para la memoria. Y añadía para solaz del vecino que preguntaba por el director del GIST: “Al señor Ibeas le preguntamos si iba en bus y él dijo que se movía en su coche”…. El rumor se convierte en agitación.
Lo que comenzó como una reunión informativa se convirtió en una asamblea deliberativa y las vecinas y vecinos hicieron propuestas y decidieron por unanimidad. La primera conclusión es que la Asociación no va a asistir a una reunión a la que estaba convocada el próximo martes en la Universidad de Cantabria. “¿Por qué convocan a las asociaciones por separado?”; “Nosotros no somos técnicos y no nos vamos a sentar con técnicos”; “Las autoridades municipales han creado el problema, que tomen las medidas para solucionarlos”. La Asociación quedó con el mandato de presentar este mismo lunes en el registro del ayuntamiento un escrito con todas las medidas y cambios solicitados por los vecinos, que se podrían resumir en: no a los transbordos, más frecuencias y más conexión con el centro y más sensibilidad para las personas con la movilidad reducida –en Cueto, además de mucha gente mayor, hay tres residencias de ancianos y dos residencias para personas que requieren asistencia-.
Esa primera decisión desembocó en algo casi evidente: un todos a una que se tradujo en la voluntad de coordinarse con otros barrios de la periferia (Monte, San Román, Peñacastillo…) para que la discusión con el Ayuntamiento sea entre todos y evitar los parches y la división.
La asamblea se autoprogramó para otra reunión para el día 2 de marzo. “Y si para ese día no hay una respuesta satisfactoria… pues habrá que tomar otras medidas”.
El pueblo de Cueto volvió a sentirse marginado del proyecto de ciudad… eso fue patente. Santiago Sierra planteó cómo las líneas 1 y 2 están delimitando una frontera simbólica, una especie de muro que separa la ciudad con servicios de la ciudad sin ellos. “Los barrios del centro cada día tienen mejor movilidad, con escaleras y rampas, y Cueto, igual que otros barrios de la periferia, estamos siendo sacrificados”.